Sínodo: mayor espacio a la mujer en la Iglesia y un Consejo Pontificio de jóvenes
Promover el protagonismo de mujeres y jóvenes. En Ucrania, la guerra ha provocado “cierta aversión hacia la Iglesia. El problema de la falta de acceso a la educación por parte de los jóvenes en algunos países, como Madagascar, donde la promoción de los valores evangélicos arriesga ser subestimada. Intervención del metropolita Hilario, del Patriarcado de Moscú.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Más espacio a la mujer en la Iglesia, un punto que incluso podría constituir el tema de un Sínodo. Es uno de los temas afrontados esta mañana en el Sínodo de obispos sobre los jóvenes, en el cual se renovó la propuesta de un Consejo de jóvenes en el ámbito de la Curia romana. El mismo podría incorporar jóvenes de los 5 continentes, como una suerte de fortaleza de jóvenes “en casa” del Papa.
Al afrontar el problema de garantizar una adecuada presencia femenina en la Iglesia se afirmó la necesidad de rechazar cualquier forma de exclusión o prejuicio y de acelerar los procesos de lucha contra la cultura machista y contra el clericalismo, para desarrollar el respeto por la mujer y el reconocimiento de sus carismas. Se trata de una auténtica urgencia: así la definió un Padre sinodal.
También se subrayó que para acompañar al mundo juvenil se necesita ser concretos, empezando por esos lugares, como las escuelas y universidades, que en algunos países constituyen el sitio donde se produce el primer contacto con la Iglesia. Además, se debe ayudar a los jóvenes a permanecer conectados con Dios, el “GPS” de su vida. Sin embargo, frente a los desafíos del mundo contemporáneo, los Padres sinodales exhortan a no renegar de los símbolos del cristianismo, a no dejar que la religión católica sea mofada, y sobre todo, a combatir la plaga de los abusos. En ello, está en juego la credibilidad de la Iglesia. Es necesario vivir en medio de la gente, lejos de los palacios: “tener el olor de los jóvenes”. Proponer –sin diluirlo- el Evangelio de Jesús, que nació pobre, murió en la cruz y resucitó: sólo él es digno de ser amado y seguido, es el “líder” que los jóvenes buscan.
En el curso de la mañana hubo también un informe sobre algunas situaciones dramáticas, como la guerra en Ucrania lamentablemente en curso ya desde hace 5 años con indelebles repercusiones sobre la vida de los jóvenes: ellos, se dijo, prueban “una cierta aversión en relación con la Iglesia que se presenta como una estructura fría que lucha por su sobrevivencia y por los intereses geopolíticos”. Los jóvenes esperan en cambio una autoridad moral que ofrezca referencias claras para su propia vida: “un joven que salvó la vida de civiles bajo el bombardeo, fue observado, entiende el precio de la vida humana mejor que un cura arrogante o de un avaro político”. Se puso a la atención de los obispos también el sufrimiento vivido por los jóvenes católicos de la República Centroafricana amenazados por la violencia, por el fundamentalismo y por el sincretismo religioso: factores que provocan heridas inimaginables.. Se puso en luz también el problema de de la falta de acceso a la educación de algunos jóvenes en algunos países como Madagascar, donde la promoción de los valores evangélicos arriesga desaparecer.
Hoy también intervino el metropolitano de Volokolamsk, jefe del Departamento para las Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú. Como delegado fraterno, él llevó el saludo de Kirill, Patriarca de Moscú y de toda Rusia. “La Iglesia, vieja y siempre joven,- dijo-custodia la milenaria Tradición cristiana, una fuerza que transfigura y cambia el mundo que nos rodea. La participación de los representantes de las Iglesias no católicas en el Sínodo se convirtió en una buena tradición que testimonia el nivel siempre más alto de la colaboración inter-cristiana sobre las cuestiones más importantes de nuestro tiempo que se refieren a todos los cristianos, prescindiendo de su pertenencia confesional”. Hilario subrayó el valor de la fraterna colaboración ortodoxo-católica frente a la descristianización, al secularismo, a la renegación de los valores cristianos y a las persecuciones. Misión común es enseñar a los jóvenes a discernir el bien del mal, lo que es auténtico de lo que es falso en una sociedad en la cual “la libertad es percibida en modo equivocado y la religión es rechazada en nombre del relativismo”. Defender los valores morales, garantizar el acceso a los sacramentos, dar una buena instrucción teológica son respuestas importantes. Pero antes aún-continuó Hilario- las Iglesias deben ofrecer la persona y la verdad inmutable de Cristo, muerto y resucitado, aquel que puede transformar la vida y llenarla de sentido.
21/12/2018 10:02