Sínodo: interrogantes sobre la participación de dos obispos chinos
De ser confirmada, la noticia –la Oficina de Prensa vaticana afirma no tener instrucciones al respecto – indicaría un viraje positivo de la política de Beijing. Pero, ¿quién ha decidido la presencia de estos obispos en Roma?
Roma (AsiaNews) – Surgen ciertos interrogantes ante la noticia de la participación de dos obispos chinos –provenientes de la República Popular de China – en el Sínodo de obispos sobre los jóvenes, que se inaugura la semana próxima. Difundida por órganos de prensa, la información tendría como fuente una comunicación entablada entre Wang Zuo'an - actual número dos del “Frente Unido” - con representantes de la Asociación Patriótica de los católicos chinos y del Consejo de Obispos chinos.
De ser confirmada, la noticia –la Oficina de prensa del Vaticano afirma no poseer instrucciones al respecto – indicaría un viraje positivo en la política de Beijing, tras la reciente firma del Acuerdo provisorio, dado que en ocasiones anteriores el gobierno había negado el visto bueno para su participación. Los obispos chinos fueron llamados a participar del Sínodo de 1998 por invitación de Juan Pablo II, y en el del 2005, por invitación de Benedicto XVI. En ambos casos no hubo nada que hacer, tal como ocurrió en tantas otras ocasiones a partir del Concilio Vaticano II.
Sin embargo, permanecen las dudas. La constitución episcopal Episcopalis communio del Papa Francisco referida al Sínodo, establece (Art. 2) que “los Miembros de las Asamblea del Sínodo son aquellos previstos por el can. 346 del CIC”. El Código de Derecho Canónico, en su Can. 346 - §1 establece que los obispos participantes son electos por las conferencias episcopales o tienen derecho a participar en base a las normas de las mismas conferencias (en general, son los presidentes) o son nombrados directamente por el Papa.
Ninguno de los dos casos parece aplicarse a los dos obispos chinos, sobre todo, porque el Consejo de Obispos chinos no es reconocido por el Vaticano, y tampoco puede serlo en vista de su actual composición. Y no por una cuestión nominal, sino porque su estructura no es la de una conferencia episcopal: por un lado, hay obispos (los subterráneos o clandestinos) que no participan de ella, y por otro, se admite la presencia de laicos.
Es posible que Mons. Camilleri, el subsecretario para las relaciones con los Estados, haya llevado una invitación papal a las reuniones que tuvo en Beijing con miras a la firma del acuerdo con el gobierno chino. Pero el hecho de que quien da la noticia de la participación de dos obispos en el Sínodo sea un representante chino, y que no se haya dicho nada acerca de la eventual invitación de Francisco, refuerza la preocupación de quien teme que el acuerdo termine siendo una autorización para que el gobierno controle y “guíe” la Iglesia. En todo caso faltaría la presencia de un representante de la comunidad no-oficial. Si así fuera el caso, podría ser un nuevo paso hacia la reconciliación de los católicos chinos.
Un punto que refuerza las dudas es la identidad de los dos “preseleccionados”.
Mons. Juan Bautista Yang Xiaotin estudió en la Universidad Pontificia Urbaniana y prosiguió sus estudios en los EEUU. Fue nombrado obispo por el Papa y luego aprobado por el gobierno, y está inscripto en la Asociación Patriótica, donde ocupa un rol protagónico. En apariciones públicas, ha glorificado el régimen repitiendo los eslóganes referidos a la “independencia” de la Iglesia.
Mons. José Guo Jincai (v. foto) es uno de los siete obispos excomulgados y ahora admitidos nuevamente en la comunión eclesial. Asistió al seminario de Shijiazhuang, en Hebei. Es el secretario general del Consejo de Obispos chinos, un puesto clave para el control de la Iglesia por parte del régimen. De hecho, el Partido Comunista confía este rol a una persona de absoluta confianza, que trabaje en la administración pública, es decir, a un funcionario del Estado con su correspondiente rango, salario y posición política. (FP)
01/10/2018 22:33