Sínodo caldeo: en un contexto de guerra y violencia, testigos de Cristo con amor y esperanza
En el Año Jubilar de la Misericordia, los obispos caldeos relanzan la importancia de la evangelización. Entre los objetivos, la valorización del rol de los laicos y la invitación al diaconado y al sacerdocio de los casados. A los sacerdotes y monjes rebeldes la orden de volver a sus diócesis originarias. La oración por la paz en Alepo y Siria.
Erbil (AsiaNews)- En el Año Jubilar de la Misericordia, la Iglesia caldea debe mostrar “sentido de responsabilidad, amor y esperanza”; un reclamo “a todos los sacerdotes, monjes, hermanas y fieles” a los cuales les corresponde la tarea de “testimoniar a Cristo y sus enseñanzas”. Con esta renovada invitación a la evangelización, contenido en el documento final y enviado para su conocimiento a AsiaNews, se concluyó el Sínodo desarrollado del 22 al 27 de setiembre en Ankawa, suburbio cristiano de Erbil, en el Kurdistán iraquí. Cada obispo, explica la declaración final, debería evaluar el tema “de la ordenación de sacerdotes y diáconos casados”, seleccionando entre cuantos demuestren “cualidades espirituales, culturales, pastorales” y preparándolos “con un recorrido profundizado”.
El encuentro fue guiado por Su Beatitud, Mar Louis Raphael Sako y han participado 20 obispos caldeos provenientes de Irak, Siria, Irán, Líbano, EEUU, Canadá y Australia. El único ausente fue Mons. Sarhad Jammo, emérito de la diócesis de san Pedro Apóstol en San Diego, en los EEUU, protagonista en el pasado de un durísimo enfrentamiento con el patriarcado por la cuestión de los sacerdotes y monjes rebeldes.
Un contraste que duró mucho y que había elevado la tensión en el seno de la Iglesia caldea, a tal punto que se llegó a pensar en la hipótesis de un mini-cisma. Del Sínodo surgieron tres nombres para la sucesión en la diócesis rebelde, enviados al Papa para la elección final. Quedan en cambio, en suspenso, los nombramientos en las diócesis vacantes, que se postergaron hasta el próximo Sínodo, a fin de poder entender, también, la evolución de la situación en Mosul.
Uno de los puntos de la declaración final se refiere justamente a los sacerdotes y monjes rebeldes. “El Sínodo -se lee en la nota- decidió que curas y monjes que han abandonado sus diócesis y monasterios sin el permiso formal deben dejar inmediatamente sus diócesis actuales ”. Su comportamiento, advierte el Sínodo, es fuente “de dudas” entre los fieles; y antes de volver a sus posiciones originarias primero deben pasar “por un mes o dos de rehabilitación”.
Junto al reclamo por “una mayor participación de los laicos en la vida de la Iglesia”, el Sínodo caldeo pone particular atención “en las vocaciones sacerdotales y monásticas”. Se destacan los “desafíos y obstáculos” como son “la inmigración, el control de la natalidad, las redes sociales, la inestabilidad del país, los modelos guía” que deben ser profundizados, para responder a las preguntas hechas por los fieles. Al respecto es necesario “focalizar” la atención sobre “una formación seria y sustentable” tanto a nivel psicológico como pedagógico”.
Implorando por la paz en Irak y por la liberación de todas las zonas que siguen en manos de los grupos yihadistas, entre los cuales figura el Estado islámico (EI), así como también por “favorecer la vuelta de los evacuados a sus casas”, los obispos han rezado en comunión y solidaridad con Mons. Antoine Audo, obispo de Alepo. De la Iglesia caldea llega también un “renovado pedido para que finalice la guerra en Siria” y el pedido por “un diálogo proficuo que permita alcanzar una solución política y pacífica del conflicto”.
En la declaración final se renueva el compromiso de apoyo para con las familias, siguiendo las indicaciones marcadas por el Papa Francisco en la Exhortación apostólica: “Amoris Laetitia”. Por último, la Iglesia caldea envió al Vaticano el nuevo misal caldeo para su aprobación, y un documento para promover la causa de beatificación y canonización de los mártires caldeos.
20/09/2016 16:04
22/06/2017 14:34