Surabaya, cristianos de luto por las víctimas de los atentados a las iglesias
Se celebraron los funerales de Nathanael, de 8 años y de su hermano mayor Vincentius Evan, de 12. Los niños murieron en el atentado contra la iglesia católica de S. María Inmaculada. La mamá, gravemente herida asistió a la ceremonia distendida en una camilla. Kurniato, hijo de otra de las víctimas: “Perdonamos a los culpables”. La comunidad pentecostal recuerda el sacrificio de Daniel, muerto en el intento de bloquear el vehículo del terrorista.
Yakarta (AsiaNews)- La comunidad cristiana de Indonesia se estrecha alrededor del dolor de los familiares de las víctimas de los atentados contra las 3 iglesias cristianas de Subaraya (Java del Este) En las últimas horas, se realizaron los funerales y las celebraciones en memoria de cuántos han perdido la vida en los ataques suicidas de hace 4 días atrás, realizados por una sola familia terrorista y reivindicados por el Estado islámico (Isis).
El otro día por la noche, se realizaron los funerales del pequeño Nathanael, de 8 años y de su hermano mayor Vincentius Evan, de 12 años (foto 2). Los niños murieron en el atentado contra la iglesia católica de S. María Inmaculada, en el barrio de Ngagel. Su mamá, Wenny Angelina, herida gravemente en la explosión y fue internada en el hospital.
La mujer está todavía bajo estrecha observación por los médicos. Junto a algunos familiares, la mamá y los hijos habían apenas bajado del auto conducido por el papá, cuando los terroristas se hicieron explotar, frente al ingreso de la parroquia. Evan murió de inmediato. Nathanael, una vez que lo llevaron al hospital tendría que ser intervenido quirúrgicamente para amputarle una pierna, pero falleció después de algunas horas.
Los médicos le permitieron a Wendy poder dar el último adiós a sus dos hijos antes que fueran sepultados (foto 3-4). La mamá participó en la función fúnebre recostada en una camilla, mientras que le suministraban los remedios y los líquidos nutritivos a través de una sonda. Los doctores le habían permitido estar no más de 4 horas fuera del hospital, porque está aún muy grave y necesita serios controles de monitoreo.
“Concedemos nuestro perdón a los responsables. Mi madre ahora está en la casa del Señor”. Es cuánto afirma el joven Kurniato, hijo de otra víctima. Acompañado por sus familiares, Kurniato llegó a la ciudad el día después de los ataques, para recuperar el cuerpo de su madre Lim, para llevarla a Tangerang (Banten), ciudad de donde proviene la familia.
La madre se encontraba en la ciudad por un viaje de negocios y no obstante su hotel estuviese muy cerca de la catedral (objetivo de un ataque evitado), había decidido participar a la misa dominical en la parroquia de Santa María. El hijo declara: “Quizás esto el plan de Dios. Había decidido ir a la iglesia de Ngagel, que según la gente es una de las más antiguas de Surubaya”
Las filmaciones de la tele-cámaras muestran el momento de la explosión, Lim estaba cerca de la moto de los kamikazes que se hicieron explotar en el ingreso de la estructura. “En nombre de mi madre, me disculpo si ha cometido errores durante su vida y por favor recen por ella, ahora está en el paraíso. Mi mensaje es: por favor, no juzguen a ninguna religión, porque ninguna religión pide a sus fieles que hagan cosas malas. ¡Dios ayuda a Indonesia!, concluye el muchacho.
La comunidad pentecostal recuerda también el sacrificio del adolescente Daniel, que la mañana del atentado estaba ayudando a su padre en ayudar a los fieles en el estacionamiento de los coches adyacente a la iglesia. En la explosión, él perdió la vida junto a un empleado de seguridad de nombre Giricatur, mientras intentaban evitar con sus propios cuerpos “la loca maniobra” del furgón del terrorista. El kamikaze no logró entrar al complejo, que habría causado un número mayor de víctimas.
