Sri Lanka: la interminable injusticia hacia las viudas de guerra
Colombo (AsiaNews)- Después de más de 30 años de sangrienta, “nosotros sufrimos todavía. No existe algún plan para reconstruir nuestras pobres existencias de víctimas de guerra. Hemos hecho esfuerzos de pacificación que no han llevado a nada. Pedimos por lo tanto vuestro apoyo para enfrentar las dificultades y recomenzar a vivir como seres humanos”. Es el desesperado pedido de una viuda de guerra tamil que el 24 de julio pasado, ha participado en un encuentro con los representantes diplomáticos provenientes de diversos países. Como ella, decenas de otras mujeres viudas de guerra y madres de familia, procedentes de los distritos del norte y del este de Sri Lanka, han dirigido una cordial invocación para que sus sufrimientos no sean olvidados.
Por casi 30 años (¡983-2009) la isla fue teatro de una sangrienta guerra civil entre el gobierno y los rebeldes de los Tigres tamil (Ltte), una organización en lucha para crear un Estado independiente en las provincias norte y sur del país, que son de mayoría tamil. El conflicto étnico se resolvió con la derrota de los rebeldes y una desconexión interna a la población, con la contraposición de un nordeste tamil pobre y con 200 mil prófugos, a un sur singalés rico y próspero.
Raajini, mujer tamil del distrito de Jaffna (en el norte) fue obligada a abandonar su propia casa en 1990, cuando tenía 20 años. Desde aquel momento vivió como refugiada en más de 5 lugares, evacuada junto a sus hijos. “Perdí la tierra que mi padre me había donado- cuenta- a causa de la ocupación de los militares. Pero la cosa más triste es que las autoridades la han usada para finalidades turísticas. Esto es una cosa inaceptable”.
Ni siquiera la elección del nuevo presidente Sirisena en enero de este año, que derrotó al “presidente, absoluto Mahinda Rajapakasa, ha levantado las suertes de las viudas víctimas de guerra, como lo cuenta a AsiaNews, Asuntha Peoris: “El precedente gobierno invadió nuestras tierras y nos ha obligado a vivir una vida miserable. Hemos enfrentado tantas dificultades, sin agua potable, electricidad o servicios higiénicos en los campos prófugos. Hemos pedido ayuda tantas veces, pero nadie nos escuchó. Ahora el gobierno actual ya superó los 100 días de su asentamiento, pero los problemas permanecieron los mismos”, explicó la mujer a la delegación de diplomáticos.
Saahira Ismail, una mujer musulmana del distrito de Amoara en el este del país, dijo que las jóvenes que se quedaron viudas han sufrido muchas violencias. Además confirma que las tierras fértiles fueron utilizadas no para fines de seguridad nacional, como lo anuncian las autoridades, sino para desarrollar el turismo. “¿Qué justicia es esta? Ampara es un distrito agrícola. Hay arroceras y la población está comprometida en los cultivos de los campos. A 6 años de finalizar la guerra, todavía no nos han restituido nuestras propiedades”.
Los niños al final están entre los más golpeados por esta situación precaria. “Están en peligro a causa de los elefantes que llegan de la jungla. Los elefantes son utilizados para destruir los refugios de fortuna, por lo tanto los niños tienen miedo de noche y también de día, cuando caminan por las calles. Además no existen escuelas y los menores no pueden recibir una adecuada educación, mientras lamentablemente tiene fácil acceso a la droga porque en los pueblos se venden en todos lados”. “Nos esperábamos algo mejor cuando hemos votado a este presidente”, concluye otra mujer.