10/01/2025, 11.12
SRI LANKA
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Sri Lanka se ha quedado sin sal: polémica sobre la gestión de las minas de sal

de Arundathie Abeysinghe

El gobierno de Colombo ha corrido a comprar 35.000 toneladas a India, pero en muchas zonas del país los precios se han disparado y se vende sal de mala calidad. Los productores se justifican con las inundaciones, pero trabajadores y nutricionistas recuerdan que ni siquiera el tsunami de hace 20 años provocó una crisis semejante.

Colombo (Sri Lanka) -En las últimas semanas, Sri Lanka se enfrenta a una escasez de sal que podría durar semanas. Los trabajadores de la fábrica de sal de Hambantota (en la provincia del Sur) creen que la situación podría prolongarse hasta finales de año y atribuyen la escasez a injerencias políticas. Afirman que la venta precipitada al sector privado de las existencias de la fábrica de sal contribuyó en gran medida a la actual escasez. El gobierno ha decidido importar 35.000 toneladas de la India, una medida para paliar la crisis, pero que no es seguro que sea suficiente para satisfacer por completo las necesidades nacionales.

Mientras tanto, escasea la sal de mesa en muchas zonas y los comercios distribuyen paquetes de sal a los consumidores a precios desorbitados. Varios establecimientos de alimentación de diversas partes del país, sobre todo los situados en zonas urbanas, han dejado de vender alimentos debido a la escasez de arroz y sal.

La industria nacional de la sal, dirigida por Lanka Salt Limited, suele producir entre 135.000 y 140.000 toneladas métricas al año, con lo que cubre entre el 60% y el 65% de la demanda nacional. Aunque la salina de Hambantota no dispone actualmente de reservas excedentarias, hace aproximadamente un año tenía capacidad para suministrar sal durante todo el año sin sufrir escasez. Además de la salina de Hambantota, hay dos grandes salinas en Koholankala y Palatupana. La facturación anual de la venta de sal es de unos 1.500 millones de rupias.

Los nutricionistas Kelum Maddumage y Ashvini Caldera denuncian a AsiaNews que «las normas actuales de producción de “Lak Lunu” (marca con la que la vende Lanka Salt Limited ed.) no son en absoluto satisfactorias. Polvo, cáscaras y otras impurezas se mezclan con la sal de la salina de Hambantota y de las salinas afiliadas. La sal se comercializa sin una inspección adecuada, lo que ha llevado a la retirada de la certificación ISO 20.000 debido a la calidad deficiente».

Aunque algunos atribuyen la disminución de la producción de sal a las recientes inundaciones, durante una visita a las salinas hace unos días comprobamos que ninguna de las salinas estaba inundada», prosiguen los nutricionistas, “por lo que esta afirmación carece de fundamento, ya que incluso durante la catástrofe del tsunami, cuando las salinas de Hambantota estuvieron cerradas durante seis meses, el país no tuvo que importar sal utilizando las existencias de los almacenes”. Según los empleados, la principal causa de la escasez de sal se atribuye a deficiencias administrativas y a la ausencia de producción de sal en las salinas en 2023. Generalmente, la producción de sal tiene lugar en marzo-abril y octubre-noviembre, respectivamente. Una vez iniciada, el proceso de producción continúa de forma natural hasta producir la sal que necesita el país. Cualquier excedente de producción se almacena para su uso futuro», subrayan Kelum y Ashvini.

 

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