Sor Maria Giovanna Alberoni: El llanto de un neonato es el sonido más bienvenido

de Nirmala Carvalho

La misionera italiana habla en ocasión de la Fiesta de la Anunciación, que se celebra hoy, recordando su compromiso en favor de la vida. Madre Giovanna trabaja en India desde 1948. El próximo 1 de octubre cumplirá 90 años, 66 de los cuales los vivió trabajando en los repartos de neonatología en diversos hospitales. En 1978 logró transformar una pequeña casa de cura en un hospital con 260 camas. En el año 2012 fue premiada por la Asociación Corazón Amigo de Brescia (Italia)

Mumbai (AsiaNews)- “El sonido más bienvenido en el mundo es el llanto de un neonato”. Así lo dice a AsiaNews, sor Maria Givanna Alberoni, italiano y médica misionera, que este año festeja los 66 años de servicio en India. La misionera cumplirá 90 años el próximo 1 de octubre y desde 1948 trabaja en los repartos de Maternidad en los hospitales de Kanpur, Calicut, Vaiythiri y Mumbai. Interviniendo en la ocasión de la Fiesta de la Anunciación, que la Iglesia celebra hoy (la fecha de la fiesta es el 25 de marzo, pero era Viernes Santo), sor Giovanna dice: “El llanto de un niño apenas nacido es un himno a la vida”.

Hablando en ocasión de la Jornada en favor de la vida, que este año coincide con la Fiesta de la Anunciación, la madre Giovanna sostiene: “Sin ningún respeto por la vida, el aborto es un asesinato. También prescindiendo del nombre que se le quiera dar, el aborto es un homicidio. Yo creo en la vida. El llanto de un neonato es un grito, pero al mismo tiempo es un himno a la vida”.

La hermana no recuerda el número exacto de los niños que ha ayudado a nacer, pero dice: “Siempre trabajé en el campo de la neonatología, por lo tanto serán muchos”. En 1978, gracias a fondos que le llegaron del extranjero y también de India, logró transformar el Holy Family de Bandra de una modesta casa en un hospital de misioneros, que realiza test diagnósticos, tratamientos, curas de primeros auxilios y medicina preventiva. Hoy el hospital, Sagrada Familia es una estructura médica que cuenta con 260 camas y es de una excelencia en el campo sanitario, ofrece curaciones de primer nivel y conserva muy claro su objetivo de origen: estar al servicio de los necesitados de la comunidad sin distinción de casta, credo o religión.

A Sor María Giovanna Alberione se la llama afectuosamente “Madre Giovanna”. Nació en 1926 en san Giogio Piacentino, en Italia y frecuentó un curso profesional en la escuela de las Ursulinas. Terminado el curso, la directora madre Bianca Franchini le permitió continuar los estudios magisteriales y obtuvo el diploma como maestra de la escuela primaria.

La Madre Giovanna habría deseado continuar los estudios e inscribirse en la universidad. Pero la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, junto a la fuerte fe de su familia y su compromiso en la vida de la parroquia, dio la ocasión de que naciera la semilla de su vocación religiosa. La misionera contó que cuando su mamá estaba embarazada de ella, dirigió al Señor una plegaria: que el niño que llevo en el vientre pueda ser un varón y pueda ser sacerdote.

En 1946, Madre Giovanna entra en el noviciado y en 1948 llega a India. Desde aquel momento inició a trabajar en las estructuras sanitarias indias, logrando doctorarse en el Lady Hardinge Medical College de Nueva Delhi. Es miembro de la comunidad Shalom del Hospital Sagrada Familia de Bandra, en la periferia de Mumbai.

En 2012 sor María Giovanna recibió el prestigioso premio Nobel para los misioneros por parte de la asociación Corazón Amigo de Brescia (Italia) que cada año premia a las personalidades más relevantes. Madre Giovanna fue premiada por sus 64 años (en esa época) de servicio misionero en India.

La hermana es representante de la Asociación Airone, que ayuda a los niños pobres para poder ir a la escuela. El programa obra en India, Brasil y África y muchos de sus estudiantes hay conseguido el diploma de enfermeros y en otros sectores. Hasta hoy, más de 3500 niños se han beneficiado de los fondos destinados a este proyecto.

Sor Giovanna concluye con una reflexión sobre el Jubileo de la Misericordia: “En el campo médico debemos demostrar siempre misericordia; sin la misericordia, la profesión médica no es posible. Además debemos ser testigos del rostro misericordioso del Padre. Yo ruego siempre que pueda hacer la voluntad de Dios. Y lo que hago lo hago por el Señor”