Siria: más de 3.700 víctimas en 2021, la cifra más baja desde el inicio del conflicto

Los datos facilitados por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos muestran un descenso constante en los últimos años. El número de civiles muertos es de 1.505, y 360 son niños. La lista también incluye a 297 personas muertas por minas terrestres y artefactos sin explotar. Activistas y ONG afirman que la situación sigue siendo crítica y no permite el regreso de los refugiados.

Damasco (AsiaNews) - En 2021, el saldo de víctimas en Siria fue de 3.746 personas, la cifra más baja desde el inicio del conflicto en marzo de 2011. Los datos fueron facilitados por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR), una ONG con sede en el Reino Unido que cuenta con una densa red de corresponsales en el territorio. Del total de víctimas, al menos 1.505 eran civiles, y entre ellos, 360, niños. El resto eran soldados del ejército sirio, yihadistas y miembros de las facciones rebeldes, que siguen combatiendo contra el gobierno de Damasco.

La lista también incluye a 297 personas muertas por minas terrestres y artefactos sin explotar que quedaron bajo tierra. Se trata de un problema de larga data, heredado de la guerra y del ascenso del Estado Islámico (EI, ex Isis), que representa una emergencia todavía actual, tanto en Siria como en Irak.

Según las cifras del informe publicado por el Observatorio, el año a punto de terminar fue el de menor número de víctimas. El año pasado se registraron 6.800 y en 2019 la cifra superó los 10.000. Según los expertos, el descenso se debe a varios factores, entre ellos el fin de los enfrentamientos armados en varias partes del país, luego de que el ejército regular sirio reconquistara el territorio con la ayuda de Irán y Rusia.

En el noroeste del país, en la provincia de Idlib, controlada por los rebeldes, rige un frágil alto el fuego, acordado con la mediación de Rusia y Turquía. Esto ha permitido contener el número de muertos en los combates, a pesar de los reiterados focos de tensión. La tregua se firmó en marzo de 2020, y fue renovada para extenderla al año en curso.

Algunos gobiernos interpretan positivamente esta caída constante en el número de víctimas, y consideran el país lo suficientemente pacificado y seguro como para permitir el regreso de los millones de refugiados y desplazados que dejaron Siria en los años más oscuros del conflicto. En realidad, las ONG y los activistas pro derechos humanos desmienten rotundamente estas afirmaciones: subrayan que la situación sigue siendo crítica en el territorio y no permite el retorno de personas que ya lidian con dificultades extremas . Entre los elementos críticos, mencionan las detenciones, las desapariciones forzadas y la violencia contra ex rebeldes y opositores que decidieron volver porque confiaban en una aparente "reconciliación".

Por otro lado, en los últimos años, las sanciones internacionales y la Ley César impuestas por Estados Unidos han golpeado a la población civil más que las armas. La gente ha devenido víctima de un castigo colectivo injusto, que provoca un "sufrimiento sin fin". Muchos sienten que están exiliados en una tierra que todavía no ha dejado atrás la violencia del conflicto. Aún así, la población se esfuerza por mirar al futuro, y no faltan proyectos de renacimiento, como el que apuesta a reactivar el turismo internacional, después de un largo periodo de marginación y aislamiento.