Siria, una mujer compite en las elecciones presidenciales. Vicario de Alepo: 'Positivo'

El presidente del Parlamento anunció la candidatura de Faten Ali Nahar, de 50 años, originaria de Damasco. Hay poca información disponible sobre ella. Assad todavía no se ha postulado oficialmente. Monseñor Abou Khazen: la presencia de una mujer en una sociedad musulmana es un paso importante. La esperanza de un cambio choca con las "dificultades cotidianas".

Alepo (AsiaNews) - Las próximas elecciones presidenciales en Siria, que según los observadores volverá a ganar el líder saliente Bashar al-Assad, ya reservan una sorpresa: por primera vez en la historia del país, y de la mayor parte de Oriente Medio, una mujer tiene la intención de postularse para el cargo de jefe de Estado. En efecto, hoy se supo la noticia de la candidatura de Faten Ali Nahar, de 50 años, originaria de Damasco, según confirmó el presidente del Parlamento Hammoud Sabbagh, quien debe ratificar la lista oficial de los que participarán en una votación. que, para la mayoría, sólo tiene un valor simbólico.

Poco se sabe de ella: el presidente del Parlamento informó su edad, fecha de nacimiento y nombre de la madre, al hacer el anuncio, pero no hay rastros de ella en las redes sociales. Junto a ella hay otros dos candidatos, mientras se espera la oficialización - que parece descontada - del presidente saliente Assad, quien triunfó en las elecciones de 2014 con más del 90% de los votos.

Entrevistado por AsiaNews el vicario apostólico de Aleppo de los latinos, Mons. Georges Abou Khazen, señala que “de memoria, pero no estoy seguro, me parece que es la primera mujer que se postula para la presidencia de Siria. Como se trata de un país no cristiano y mayoritariamente musulmán - añade - es un elemento positivo ver a una mujer que compite por el cargo más alto, aunque las posibilidades de triunfar sean muy bajas”. En una sociedad islámica "es difícil que una mujer gobierne a un hombre", sin embargo se puede considerar "una señal de apertura por parte del gobierno, oficializada por el anuncio que hizo ayer el presidente del Parlamento".

Las elecciones representan un paso, una etapa en el camino de Siria, todavía devastada por años de guerras y violencia. Sin embargo, las expectativas y esperanzas pronto dejan paso a la gravedad de la vida cotidiana: “Todos esperan que algo cambie - concluye el prelado - pero en este momento lo que cuenta es lo que pasa todos los días, la falta de pan, el hambre y las sanciones”.

La comunidad internacional, especialmente Occidente, no escatimó críticas sobre la forma en que se llevaron a cabo las elecciones anteriores, que Washington calificó como una "farsa". Para la votación del 26 de mayo de 2021 también existe un serio riesgo de que el bloque occidental no reconozca la modalidad y los resultados, ya que siguen excluidos la oposición y todos aquellos que viven en el exterior o llevan mucho tiempo lejos de Siria para escapar de la represión del gobierno de Damasco.

El plan de paz elaborado por la ONU también prevé la redacción y aprobación de un nuevo proyecto de Constitución, antes de proceder con la votación, que además sería supervisada por expertos de la ONU. Sin embargo, hasta ahora se han dado pocos pasos concretos y el presidente Assad se mantiene firme en el poder gracias al apoyo - militar, económico y diplomático - de Rusia e Irán en el escenario internacional. El inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, ya ha dicho que no reconocerá el resultado hasta que se celebren "elecciones libres, justas y supervisadas por la ONU, que tengan en cuenta a todas las representaciones de la sociedad siria".