Sin techo entre los rascacielos de Singapur: de los refugios nocturnos a la inclusión
En la ciudad-estado encrucijada del sudeste asiático, 9 de cada 100.000 personas carecen de hogar: una cifra modesta que, sin embargo, choca con la afluencia y prosperidad generalizadas. El reto de intervenciones estructurales que vayan más allá de la disponibilidad de alojamiento temporal, para reducir la estigmatización y la creación de guetos. El compromiso de las organizaciones laicas y religiosas, incluidos los Servicios Católicos de Bienestar.
Singapur (AsiaNews) - Relativa en número, pero significativa en proporción a la población, la difícil situación de los sin techo en Singapur interpela a las autoridades y desde hace tiempo ha puesto en marcha las iniciativas caritativas de la archidiócesis dirigida por el cardenal William Goh. Dadas las características étnicas y la dinámica social y económica de la ciudad-estado del estrecho de Malaca, la realidad de los sin techo está en gran medida oculta y, desde luego, menos protegida a nivel público de lo que permitirían los recursos y las posibilidades.
Se calcula que la población sin hogar asciende a 530 personas, casi la mitad de la registrada durante la pandemia de Covid-19. Una cifra que indica que 9 de cada 100.000 habitantes (la población ronda los 6 millones) no disponen de una vivienda estable y, sobre todo, adecuada a sus condiciones particulares. Una realidad, por tanto, que, por limitada que sea, parece chocar con la imagen de prosperidad y bienestar compartido de una sociedad orientada a la productividad y al respeto de las normas. Sin embargo, no es una presencia invisible, ni mucho menos. Si es vista con incomodidad por la población, que puede ver sus huellas en parques, bajo pasos elevados o en otros lugares que pueden servir de refugio temporal, esta realidad requeriría intervenciones más complejas, mucho más allá de la mera provisión ocasional de refugio.
Varias organizaciones filantrópicas, públicas y privadas, en su mayoría miembros de la red The Peers, ofrecen refugio y asistencia a las personas sin hogar. A su vez, la Junta de Vivienda y Desarrollo está desarrollando tipos de vivienda adecuados para personas solas con dificultades de convivencia que podrían destinarse en parte a personas sin hogar, ya sea en total autonomía o compartiendo servicios comunes. El principal objetivo identificado por quienes observan la situación en la calle es evitar el aislamiento, pero también la creación de guetos. Por el momento, las instalaciones destinadas a proporcionar alojamiento temporal son principalmente iniciativas de pernoctación puestas en marcha por organizaciones laicas o religiosas, incluidos los Servicios Católicos de Bienestar.
Sin embargo, la falta de alternativas para estancias permanentes convierte a menudo los refugios temporales en soluciones de uso prolongado, a pesar de los servicios esenciales presentes. Tal y como compartió el responsable de la Secretaría Parlamentaria de Desarrollo Social y Familiar, a falta de alternativas, cerca del 60% de las 720 camas disponibles en los siete albergues temporales en funcionamiento se ocupan de forma semipermanente, una media de nueve meses. Una cifra que para las autoridades indica cómo podrían convertirse en soluciones permanentes si se equiparan adecuadamente y en ausencia de hacinamiento.
Una perspectiva fácilmente realizable, se cree, que evitaría el estigma social y permitiría una cohabitación positiva, pero también la implicación directa de los interesados en la gestión. Varios operadores de servicios dedicados a los sin techo ya han actuado en este sentido, entre ellos New Hope Community Services y Catholic Welfare Services.
29/08/2020 11:22
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