Sin oficina en Tokio, pero la OTAN no se detiene en el Indo-Pacífico

Se firmaron nuevos acuerdos bilaterales de cooperación con Japón y Corea del Sur en la cumbre de Vilna. El comunicado habla con dureza de los "instrumentos políticos, económicos y militares adoptados por China para aumentar su presencia mundial". La respuesta de Beijing: "Firmemente en contra de la expansión de la Alianza Atlántica en el Pacífico, defenderemos nuestros intereses".

Vilna (AsiaNews/Agencias) - El establecimiento en Tokio de la controvertida oficina de enlace entre la OTAN y los países de la llamada AP4 (Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda) ya no está en la agenda. Pero la proyección hacia el Indo-Pacífico, con el objetivo de contener el expansionismo chino, sigue siendo una de las prioridades de la Alianza Atlántica. Y una fuente de gran irritación para el gobierno de Beijing.

Así se puede resumir lo que, desde la perspectiva asiática, ha resultado en estas horas de la cumbre de la OTAN que se está celebrando en Vilna. El asombro de Francia y algunos otros países quitaron de la mesa lo más indigesto: la apertura de una oficina en Tokio, que además habría hecho físicamente visible el compromiso de la OTAN en una zona que permanece fuera de sus fronteras. Pero esto no significa que se haya archivado el tema subyacente de la "amenaza china". Al fin y al cabo, los gobiernos de Tokio, Seúl, Canberra y Auckland también habían sido invitados especialmente a la cumbre. Y en las bilaterales que tuvieron lugar entre ayer y hoy se firmaron los Individual Tailored Partnership Program, los acuerdos de cooperación entre la Alianza Atlántica y países individuales.

En el que se firmó con Corea del Sur, el Presidente Yoon hizo hincapié en la ciberseguridad y la respuesta a las amenazas de Pyongyang como principales áreas de cooperación. En cuanto al suscrito con Kishida, primer ministro japonés, las áreas de cooperación se amplían de 9 a 16, añadiendo entre ellas las tecnologías emergentes disruptivas, la interoperabilidad entre las respectivas fuerzas y la lucha contra el cambio climático. "Ningún otro socio está más cerca de la OTAN que Japón", declaró el Secretario General de la OTAN, Jean Stoltenberg.

La cuestión de la "contención" de China en el Indo-Pacífico se menciona explícitamente en la declaración adoptada por la cumbre. "La República Popular China emplea una amplia gama de instrumentos políticos, económicos y militares para aumentar su presencia mundial", se lee en el documento firmado por los países miembros de la Alianza. "Sus dañinas operaciones híbridas y cibernéticas, su retórica de confrontación y su desinformación tienen como objetivo a los aliados y dañan la seguridad de la Alianza". Para la OTAN, Beijing "pretende controlar sectores tecnológicos e industriales clave, infraestructuras críticas, materiales estratégicos y cadenas de suministro. Utiliza su influencia económica para crear dependencias estratégicas y reforzar su influencia. Pretende subvertir el orden internacional basado en normas, incluso en los ámbitos espacial, cibernético y marítimo". Los países miembros dicen estar "abiertos a un compromiso constructivo con la República Popular China", pero añaden que quieren reforzar "nuestra conciencia común, mejorando nuestra resistencia y preparación y protegiéndonos de las tácticas coercitivas y de los esfuerzos por dividir la Alianza".

Tonos que, obviamente, no le gustaron a Beijing: un portavoz de la misión china ante la Unión Europea respondió al comunicado estigmatizando la "retórica de Guerra Fría" y los "prejuicios ideológicos". China “defenderá firmemente su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo y se opondrá con firmeza a la expansión de la OTAN hacia el este, en Asia-Pacífico", concluía la respuesta. Cualquier acción que amenace los derechos e intereses legítimos de China será afrontada con contraataques decididos".