Siguiendo al Papa, los católicos filipinos en primera línea en la protección del medio ambiente
La Iglesia local respondió a la invitación del pontífice en la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación. En Puerto Princesa, cristianos y musulmanes limpian las playas. Obispo y sacerdotes en la provincia de Quezón lanzan una campaña contra nuevas centrales energéticas de carbón. Y piden inversiones en energías renovables.
Manila (AsiaNews/Cbcp) - La Iglesia filipina respondió a la invitación del Papa Francisco en ocasión de la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación promoviendo una serie de iniciativas “verdes” - algunas de las cuales se compartieron con musulmanes - en defensa del ambiente. En los últimos días, más de 70 iglesias y organizaciones de la sociedad civil local adhirieron a la jornada que se celebró el primero de septiembre y marcó el comienzo de la “Estación de la Creación” que abarca hasta el 11 de octubre, fiesta de las poblaciones indígenas.
Un grupo de voluntarios cristianos y musulmanes (en la foto) se dieron cita ayer para limpiar las playas de una pequeña ciudad de la costa. El teatro de la iniciativa fue el barrio de Bancao-Bancao, en Puerto Princesa, provincia de Palawan, la más extensa de Filipinas. La iniciativa fue encabezada por el Vicariato apostólico local (AVPP) y su titular mons. Sócrates Mesiona, quien recordó las palabras del Pontífice sobre el “cuidado de la casa común” y contra la cultura “consumista” de la sociedad.
“Tenemos religiones y credos diferentes, pero vivimos en el mismo planeta” afirma el prelado. Hadji Arturo ‘Abdulaziz’ Suizo, líder musulmán local, agrega que el Islam concede mucha importancia al cuidado del medio ambiente y adhirió a la iniciativa de la Iglesia. “¡Protejámoslo! - exclama - para las generaciones futuras”.
En la provincia de Quezón, un obispo y un grupo de sacerdotes promovieron una campaña contra la construcción de nuevas centrales energéticas de carbón, porque son contrarias a la protección del ambiente y al propósito de contrarrestar los cambios climáticos. En una declaración, el obispo de Lucena, monseñor Mel Rey, Uy y sus sacerdotes piden que se sustituyan las centrales existentes y se detengan los nuevos proyectos, renunciando en todo el país al uso de la energía derivada del carbón.
Los dirigentes diocesanos lanzan un llamamiento a los defensores del uso de combustibles fósiles para que “escuchen el grito de la tierra y cancelen sus proyectos” orientados a una energía “sucia, mortal y costosa”. Se dirigen “al gobierno local y al nacional”, haciéndose eco del “grito del pueblo de Quezón”. La comunidad católica local, por último, exhortó a los promotores de los proyectos a concentrar sus esfuerzos en el desarrollo de energías sostenibles y renovables, en vez de continuar con esas “centrales eléctricas obsoletas, contaminantes y orientadas solo a las ganancias”.
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