Shandong: la muerte del P. Guo Fude, el sacerdote más anciano de China
Fue ordenado sacerdote en 1947, en la congregación del Verbo Divino. Falleció en el umbral de los 105 años de edad tras un larguísimo ministerio que incluyó 25 años de prisión. El obispo de Yanzhou, Mons. Lu Peisen, dijo: "Dedicó toda su vida a escribir una hermosa historia de altruismo y amor, usando su vida como pluma y el tiempo como tinta".
Beijing (AsiaNews) – La Iglesia en China ha despedido a su sacerdote más anciano, el verbita Giuseppe Guo Fude, quien falleció en Jining, provincia de Shandong, el 30 de diciembre, pocas semanas antes de cumplir 105 años. Con él se ha ido uno de los poquísimos sacerdotes aún vivos (el sitio católico chino Xinde contó 25 con él) ordenados antes del nacimiento de la República Popular China en 1949.
El padre Guo Fude nació el 1 de febrero de 1920 en una familia de fervientes católicos en la aldea de Beiyi, prefectura de Zaozhuang. Ingresó en el seminario menor de Yanzhou a los 13 años y vivió allí durante los años difíciles de la invasión japonesa. Pasó al seminario mayor de Daizhuang en 1941 y el 13 de abril de 1947 fue ordenado sacerdote junto con otros dos compañeros por el entonces obispo de Yanzhou, Mons. Theodore Schu, misionero verbita alemán. Fue él quien luego lo envió a perfeccionar sus estudios en Manila, en el seminario del Verbo Divino. En 1950, cuando la presión del nuevo régimen comunista se hacía más pesada, el padre Guo Fude regresó a China para vivir su ministerio entre su gente en esa hora difícil.
No fue fácil: "No acepté participar en actividades de denuncia contra otros miembros del clero y me negué a colaborar con las autoridades - escribió en un relato sobre su vida que fue publicado hace unos años -. Y en 1959, durante el movimiento de “reforma ideológica”, fui arrestado y pasé ocho años y medio en prisión, acusado de actividad subversiva contra el Estado”. Fue arrestado por segunda vez en 1967, durante la Revolución Cultural, cuando fue acusado de ser un “espía extranjero”. Recuperó la libertad en 1979 y lo arrestaron por tercera vez en 1982 por seguir difundiendo la fe. En total, el p. Guo Fude pasó 25 años en la cárcel y sólo pudo reanudar su ministerio pastoral en Jining a finales de la década del '80. Enseñó durante algunos años en el seminario y luego atendió a algunas comunidades católicas locales hasta bien entrados los noventa años.
“Al mirar hacia atrás en mi vida - escribió con motivo de su centenario - la prisión se convirtió en un lugar donde pude reflexionar, rezar y crecer espiritualmente. Mi reclusión me dio la fuerza para enfrentar las dificultades de la vida y seguir sirviendo a Dios, sabiendo que cada prueba era parte de su plan divino. Mi experiencia en la cárcel me enseñó que las riquezas terrenales son efímeras, mientras que la fe en Dios es la única riqueza verdadera”.
Su fidelidad al Evangelio en los “altibajos” que su larga y tortuosa vida le puso delante fue recordada durante el funeral por el actual obispo de Yanzhou, Mons. Juan Lu Peisen. "El P. Guo dedicó toda su vida a escribir una maravillosa historia de altruismo y amor, usando su vida como pluma y el tiempo como tinta - dijo en su homilía -. Hoy, muchos recuerdan aquellos ojos suyos, profundos pero cálidos, y aquella frase suya que ha inspirado a innumerables jóvenes sacerdotes y fieles: 'El sacerdocio no es una profesión mundana, sino una gracia divina donada por Dios. Debes servir al pueblo, pero sin dejarte contaminar por el espíritu mundano; debes amar a todos, pero sin buscar nada para ti mismo; debes aprender primero a inclinarte y lavar los pies de los demás, para ser digno de acercarte al Cuerpo y a la Sangre de Cristo”.
27/07/2017 12:48