de Guido Alberto Casanova

Se creará una fundación de víctimas a la que podrán hacer donaciones las empresas japonesas implicadas en la época colonial y otras compañías coreanas. Una herida que en los últimos años también avivó las tensiones políticas y las represalias comerciales. Pero el presidente Yoon quiere pasar página para reforzar la cooperación contra las amenazas de Pyongyang.

Seúl (AsiaNews) - Tras años de tensiones políticas y represalias comerciales, Corea del Sur y Japón parecen decididos a hacer las paces. No sólo entre ellos, sino sobre todo con la historia colonial que ambos países comparten. Después de meses de negociaciones bilaterales, esta mañana el gobierno de Seúl hizo pública su propuesta sobre cómo resolver la cuestión de las reparaciones a los ciudadanos surcoreanos que fueron obligados por las autoridades imperiales japonesas a realizar trabajos forzados durante la Segunda Guerra Mundial.

El recuerdo histórico de los años de dominio imperial sobre la península coreana, que se extendió de 1910 a 1945, es un elemento que hoy sigue influyendo mucho en la percepción de Japón en Corea del Sur. Lo que pesa en esta imagen es, sobre todo, la sospecha de que los gobiernos de Tokio nunca repudiaron realmente aquel periodo y no se arrepintieron de verdad por el sufrimiento que les infligieron (una sospecha que las reiteradas visitas de los ministros y altos funcionarios al controvertido santuario sintoísta de Yasukuni no hacen sino aumentar). A esto se añade la supuesta falta de voluntad japonesa para expiar sus crímenes coloniales y conceder justicia a las víctimas coreanas.

La Corte Suprema de Seúl había intentado compensar esta falta en 2018, con un veredicto que ordenaba a Mitsubishi Heavy Industries y Nippon Steel (dos empresas japonesas históricamente implicadas en el tráfico de trabajadores coreanos durante la guerra) indemnizar a las víctimas que habían sido empleadas como mano de obra forzada. Las dos empresas nunca cumplieron la orden porque, según alegó el gobierno de Tokio, las cuestiones de las reparaciones y la dominación colonial de Corea ya habían sido resueltas por el acuerdo de normalización firmado entre los dos países en 1965. Las autoridades judiciales de Seúl procedieron entonces a congelar determinados activos de las dos empresas, con la intención de liquidarlos y compensar después a las víctimas con lo recaudado; pero en ese momento de 2019, las tensiones entre Corea del Sur y Japón habían estallado en un conflicto comercial en toda regla.

Para resolver este asunto, que pesa sobre las relaciones entre ambos países desde hace cinco años, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Seúl anunció esta mañana que Corea del Sur creará una fundación a través de la cual se indemnizará a las víctimas a las que la Corte Suprema haya reconocido el derecho a indemnización. Según la propuesta surcoreana, las empresas japonesas no estarán obligadas a hacer una determinada contribución a la fundación para las víctimas, sino que la donación se hará de forma voluntaria. También podrán contribuir a la iniciativa las empresas surcoreanas a las que Tokio brindó apoyo financiero después del acuerdo de 1965.

"El gobierno espera que tanto Corea del Sur como Japón trabajen juntos para desarrollar unas relaciones a futuro basadas en la reconciliación y la cooperación amistosa, superando la triste historia del pasado", declaró el ministro surcoreano de Asuntos Exteriores, Park Jin. Desde que el presidente conservador Yoon Suk-yeol asumió el gobierno el año pasado, Seúl ha suavizado su postura hacia Tokio con la esperanza de fortalecer las relaciones comerciales y la cooperación estratégica frente a las amenazas de Corea del Norte.