Se cumplen 30 años del ataque de Ayodhya, fuente de intolerancia religiosa

de Nirmala Carvalho

El 6 de diciembre de 1992 destruyeron la mezquita de Babri. El ataque fue reivindicado por nacionalistas hindúes. Desde aquel episodio la violencia se ha cobrado 2000 vidas. Padre Mathew: "Desde entonces el dominio de la mayoría se ha convertido en la regla". Mons. Mathias, obispo de Lucknow: "Trabajamos para crear un clima de tolerancia religiosa, paz y armonía en la comunidad".

Lucknow (AsiaNews)- Hoy se cumplen 30 años de un hecho que en la India ha marcado tristemente la historia reciente de las relaciones entre las comunidades religiosas del país: la destrucción de la mezquita de Babri en Ayodhya, un lugar sagrado de Uttar Pradesh disputado por los hindúes. En pocas horas una multitud de 150.000 radicales hindúes, entre ellos numerosos miembros del grupo extremista Sangh Parivar, demolieron la mezquita que (según dicen) se levantaba sobre los restos de un templo dedicado al dios Ram. El ataque dio lugar a duros enfrentamientos con la comunidad musulmana que causaron cerca de 2.000 muertos.

En los últimos años llegaron las sentencias de la Corte Suprema de la India, que primero asignaron el lugar sagrado a los hindúes y después exoneraron a los dirigentes del BJP de la responsabilidad del ataque. Pero esa parábola todavía no ha terminado: se han planteado nuevas reivindicaciones sobre otra mezquita de Uttar Pradesh en Gyanvapi, mientras sigue creciendo en la India el clima de intolerancia hacia todas las minorías religiosas.

El padre Anand Mathew -coordinador de Sajha Sanskriti Manch, una alianza de activistas sociales de Benarés comprometidos en el diálogo interreligioso- recuerda así para AsiaNews el drama de treinta años atrás en Ayodhya. “La mezquita de Babri fue demolida con crueldad. Recuerdo que algunos altos dirigentes de nuestro país estuvieron presentes y observaron en silencio lo que ocurría. En su silencio apoyaron ruidosamente a las turbas violentas que treparon a lo alto de los tres minaretes. Las cicatrices todavía no se han curado hasta el día de hoy. Después de 30 años, la actitud hacia las minorías solo ha empeorado. Es lamentable que los grupos políticos y la mayoría de los medios retraten a la comunidad musulmana como antinacional, terrorista y antisocial. Y son los mismos -subraya- que atacan a la comunidad cristiana con las acusaciones de 'conversiones forzadas'".

“El mayoritarismo – sigue deciendo el p. Mathew - es la norma de este momento. Esta mañana, reflexionando sobre estos eventos, oré para que las cosas cambien, para que la India sea capaz de reclamar su legado de cultura compuesta, de gozosa coexistencia y de democracia".

Por su parte, Mons. Gerald Mathias, obispo de Lucknow, explica a AsiaNews la tarea de las comunidades cristianas en esta situación: “Vivimos en una sociedad donde la intolerancia y la falta de armonía parecen estar creciendo. Hoy necesitamos crear un ambiente de tolerancia religiosa, paz y armonía en la comunidad. La Iglesia siempre ha trabajado y sigue trabajando por este objetivo; nuestros sacerdotes, religiosas y laicos participan activamente en el diálogo interreligioso y promueven la paz y la armonía entre las personas de todas las religiones. La diversidad – añade Mons. Mathias - es la belleza y la fuerza de nuestro querido país. Debemos trabajar duro para preservarla y protegerla, ser constructores de puentes y agentes de paz”.