Seúl, los muertos en las inundaciones reinstalan el debate sobre la población en los sótanos
La mayoría de las víctimas vivían en "banjiha", los sótanos donde se desarrolla la película "Parasite". Para el 5% de la población, este tipo de vivienda es la única asequible. La administración local promete un plan de desalojo, pero no aclara a dónde serán trasladadas más de 200.000 familias que ahora viven allí.
Seúl (AsiaNews) - La semana pasada, en la capital surcoreana y sus alrededores se produjeron las lluvias más intensas de los últimos cien años. Entre el lunes y el miércoles, según la agencia meteorológica nacional, cayeron 525 mm de precipitaciones sobre Seúl. En apenas unas horas, la cantidad de lluvia superó con creces las marcas que normalmente se registran en un mes. Continúa la búsqueda de desaparecidos, pero la excepcional ola de lluvias que azotó la capital ya dejó ocho muertos confirmados y cuatro murieron en los infames sótanos. Atrapados en sus casas por el rugido del agua, las víctimas se ahogaron antes de que alguien pudiera socorrerlas.
Los apartamentos en sótanos (llamados "banjiha" en coreano) son la realidad cotidiana de muchos surcoreanos de clase social baja, como los que aparecen en la famosa película "Parasite". Al ser viviendas de bajo costo, son una solución asequible en una ciudad donde los precios de los inmuebles son prohibitivos para muchos. Alrededor del 62% de los banjiha surcoreanos se concentran en la capital: según los datos de la Oficina de Estadística de Corea del Sur, en este tipo de pisos viven 200.849 familias -alrededor del 5% de la población de Seúl.
Tras las lluvias torrenciales de la semana pasada y las muertes por ahogamiento, se multiplican las críticas de la sociedad civil contra los banjiha. "Condenamos la negligencia del gobierno en relación con los marginados que sufrieron esta tragedia: a medida que las lluvias se hacen más intensas y más frecuentes por el impacto del cambio climático, es necesario realizar cambios fundamentales en la manera de abordar la cuestión de los habitantes que viven en estos sótanos", dijo Citizens Coalitions for Economic Justice. El grupo de activistas pide al gobierno que ayude a los habitantes que viven en banjiha a trasladarse a soluciones habitacionales más seguras. Además, defiende la necesidad de ampliar la oferta de viviendas sociales.
A raíz de las presiones, la administración de la capital anunció medidas para evitar tragedias similares en el futuro. El alcalde Oh Se-hoon dijo que no se aprobarán más proyectos de edificación que impliquen la construcción de banjiha. Para ello, la ciudad de Seúl presionará al gobierno a fin de que revise la normativa de edificación que permite la construcción de sótanos. Mientras tanto, la administración municipal ha prometido ayudar a reubicar a los actuales residentes y trasladarlos a otras viviendas en un plazo de 10 a 20 años.
Sin embargo, el plan genera bastante escepticismo. Muchos consideran que se trata de una mera declaración para evitar las acusaciones de inercia y salir del paso . "¿Qué esperan que haga la gente? Vivimos aquí porque es más barato", dijo al Korea Herald Sohn Mal-nyeon, una mujer de 70 años que vive en un banjiha no muy lejos de donde se ahogó una de las cuatro víctimas. Cómo culparla, si más allá del anuncio, el gobierno de Seúl no ha dado detalles sobre cómo debe funcionar la reubicación de los residentes. ¿Dónde deberían ir? ¿Qué compensación se les otorgará? ¿Cómo se pondrá en práctica el plan? Hace 10 años se aprobó una normativa contra los banjiha, pero evidentemente el problema sigue sin resolverse.
