Sacerdotes ortodoxos ucranianos y rusos, contra la guerra
En muchas iglesias ucranianas del Patriarcado de Moscú no se menciona el nombre del Patriarca Kirill durante las liturgias dominicales. La jerarquía ortodoxa de Moscú no habría aprobado la invasión. El conflicto podría impulsar una reunión de todas las Iglesias de Ucrania.
Moscú (AsiaNews) - La guerra rusa contra Ucrania también está poniendo a prueba la fe cristiana ortodoxa, a la que pertenecen los dos pueblos en conflicto. En numerosas iglesias ortodoxas ucranianas pertenecientes al patriarcado de Moscú se omite mencionar al Patriarca Kirill durante las liturgias dominicales. Como consecuencia, muchos fieles se están alejando de la Iglesia rusa.
El Metropolitano de la Iglesia autocéfala Epifanyj (Dumenko) pidió a Kirill que intercediera ante el Presidente Putin para detener la guerra. El Patriarca de Moscú, por su parte, hizo un llamamiento para que "el Señor proteja la tierra rusa", y aclaró que se refería a la "Rus de Kiev, de la que proceden Rusia, Ucrania y Bielorrusia".
El sitio web Meduza.ru recoge el testimonio de varios sacerdotes divididos por las intervenciones militares pero unidos en su pertenencia eclesial. El protoierej Nikolái Bandurin es párroco en la iglesia del pueblo de Andreevo-Melentevo, en Rostov, una región que limita con el Donbass, a 30 kilómetros de la frontera más disputada. En su opinión, "ya era hora de poner un poco de orden en Ucrania, el presidente Putin tiene razón... Dios está con nosotros, y ama a todos, debemos rezar y esperar que todo vaya bien".
Por su parte, el protoierej Aleksej Uminskij, párroco de la Iglesia de la Santísima Trinidad en el barrio moscovita de Khokhly ("ucranianos"), dice que no puede apoyar las acciones militares de su país. "Rezo por la paz, rezo para que todo esto termine lo antes posible, y para que lo sufra el menor número de personas posible".
El padre Aleksej cita las palabras del patriarca moscovita Kirill (Gundyaev) y del metropolitano ruso de Kiev, Onufryj (Berezovskij), que calificaron la invasión rusa de "guerra fratricida... nuestra jerarquía no ha aprobado en absoluto esta acción militar, es una tragedia sin justificación ni explicación". Uminsky señala con pesar que "hay una fuerte división entre la gente con respecto a la guerra, es una guerra entre nosotros, incluso entre los que vienen a la iglesia y comulgan en el único cáliz".
La Iglesia Ortodoxa está muy desorientada en Rusia, mientras que en Ucrania el pueblo se agrupa en torno a sus pastores frente a la agresión. El protoierej Aleksei Pelevin dirige el sector caritativo de la eparquía de Kaluga, en el sur de Rusia y recuerda las palabras del Evangelio: "No hay mayor amor que dar la vida por los amigos".
Según él, todo soldado ruso cumple este mandamiento, y la Iglesia "siempre ha bendecido a quienes se ponen al servicio de la defensa de su patria: rezamos por todos nuestros soldados, como prescriben también las letanías litúrgicas, en Ucrania, en Siria y en todo el mundo". El padre Aleksei intenta acoger a los refugiados del Donbass, como ha recomendado el Patriarca Kirill.
El P. Aleksandr Satomsky, por su parte, se ocupa de la Iglesia de la Epifanía en Yaroslavl, en el centro de Rusia, y no tiene intención de exponer su opinión sobre la guerra en curso, "porque podría dividir a la gente, y la división es obra del diablo, pero sé que para Dios no hay inútiles, y Jesús subió a la cruz por todos, sin mirar quién tiene razón y quién se equivoca.... ¡recemos para que triunfe la luz de la razón!".
El metropolitano de Belgorod, Ioann (Popov) dirige su Iglesia en una región fronteriza con Ucrania y afirma que "cuando hay una guerra, los sacerdotes sólo deben rezar por la paz. No entendemos lo que ocurre, y en estos casos debemos rezar para que Dios ilumine nuestras mentes, para que el amor triunfe y se restablezca la paz... nunca habrá amor mientras sigamos destruyéndonos unos a otros".
El Metropolitano recuerda que la liturgia ortodoxa reza por "la multiplicación del amor" y cita a San Nicolás de Serbia, quien dijo que "cuando el amor disminuye en las personas, éstas sienten la necesidad de restablecer la justicia, pero a menudo ya no saben lo que es".
Un importante teólogo e historiador ruso es el protoierej Georgij Mitrofanov, según el cual "los sacerdotes de hoy deben ayudar a la gente a no perder el camino de la fe, independientemente de que se encuentren en una zona de guerra o de paz, porque en estas circunstancias es fácil perder el sentido cristiano de la vida".
Incluso los que participan en la guerra, como los soldados, recuerda el padre Georgij, "no deben olvidar que son cristianos. Debe tratar de no derramar la sangre del enemigo, de no convertirse en instrumentos del odio diabólico". Todas las guerras son fratricidas, porque todos los hombres son hermanos: "A los cosacos que volvieron de la guerra se les prohibió pisar la iglesia durante un año, porque estaban cubiertos de vergüenza".
El arzobispo Evstratij (Zorja) representa a la Iglesia ucraniana autocéfala y acusa a Putin de "pensamiento jesuita" -que en el mundo ruso es sinónimo de hipocresía: dado que en Ucrania hay grupos de nacionalistas exaltados, todo el país debe ser sometido a la "fuerza superior". Sin embargo, los ucranianos son gente buena de fe, no quieren participar en la restauración del "imperio del mal" y "nunca antes necesitaron de la Iglesia. Buscan consuelo y apoyo espiritual, aunque más no sea una palabra de esperanza, para poder creer en la victoria de la verdad". Evstratij espera que en esta tarea, todas las Iglesias de Ucrania puedan finalmente unirse, impulsadas por la misericordia hacia el pueblo que sufre.
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