Sacerdote iraquí: ISIS, la violencia y las divisiones han generado una “nueva hermandad” con los musulmanes
Para el Padre Samir Youssef, sacerdote en el Kurdistán iraquí, de la mera convivencia se ha pasado al deseo de “ser comunidad”. El resultado de un “misericordioso” trabajo de acogimiento de los refugiados cristianos, musulmanes y yazidíes. En los últimos días, 62 jóvenes de la diócesis de Amadiya estuvieron de retiro espiritual para conversar acerca de la pastoral, la misericordia y la catequesis. En Irak se precisan más sacerdotes y religiosas.
Erbil (AsiaNews) – El Estado Islámico, la violencia que ha ensangrentado a Irak en el último decenio, las divisiones políticas y los intereses de partes han creado un “nueva hermandad” entre “los refugiados cristianos, musulmanes, yazidíes”. En el pasado se podía hablar de “convivencia” entre los miembros de los distintos credos, mientras que hoy, en los refugiados ha nacido un deseo nuevo de “ser comunidad”, que emerge no sólo en “los comportamientos, sino también en el lenguaje”. Es lo que narra a AsiaNews el p. Samir Youssef, párroco de la diócesis de Amadiya (Kurdistán), que tiene a su cuidado 3500 familias de refugiados cristianos, musulmanes, yazidíes, a la vanguardia ya desde el verano de 2014, cuando comenzó la emergencia. Una convivencia y un deseo de comunidad, agrega el sacerdote, no sólo entre los niños y los jóvenes, sino también en los adultos “que han superado la desconfianza” de los inicios.
“Cuando los niños musulmanes y yazidíes me llaman “abouna” [término con el cual es identificado el sacerdote], que quiere decir ‘padre’ en árabe –cuenta el padre Samir- y el hecho de observarlos cuando vienen a encontrarse conmigo en la iglesia… esta, para mí, ¡es una victoria de Dios!”. No sólo el lenguaje, también los gestos son importantes: “Niños, jóvenes –cuenta- escuchan hablar del Evangelio, nos miran con atención y respeto mientras rezamos el Rosario”.
Para el sacerdote, en verdad todo esto representa el testimonio real de una convivencia posible y futura. El resultado de un trabajo paciente y “misericordioso”, agrega, de acogimiento y ayuda que “es llevado adelante desde hace tres años, aquí, en el Kurdistán” y que “no ha abrazado sólo a cristianos”, sino a quienquiera que encontrase “en situación de necesidad”.
El P. Samir Youssef, 42 años, graduado en la Universidad Gregoriana, es un sacerdote caldeo de Mosul, ordenado en 1999. Desde 2009 es párroco en la diócesis de Amadiya– Dohuc, donde sirve a cinco aldeas. El P. Samir es uno de los protagonistas del video “Adopta un cristiano de Mosul”, la campaña lanzada por AsiaNews para sostener a los refugiados perseguidos por el Estado islámico, y junto a los demás sacerdotes del clero caldeo, participará del encuentro general que fue programado para el mes de junio, en Erbil.
Nuestro trabajo con los prófugos, prosigue el p. Samir “se inició lentamente, mostrando a cada familia nuestro amor y el deseo de hacerles un bien”. Con el tiempo, por ende, creció una “espiritualidad de la fraternidad”, como salió a flote en ocasión de la fiesta de la Misericordia, l domingo siguiente a Pascua. “Entre los muchísimo fieles que recibieron al Card. Dolan de Nueva York en la misa en mi parroquia –cuenta- , había también decenas de musulmanes y yazidíes, hombres, mujeres y niños. Por cierto, el Estado islámico ha querido hacer daño a Irak, pero como decía José, del mal, Dios hace nacer el bien”.
A través de los refugiados, prosigue, es “posible ver el camino a seguir para reconstruir Irak, un país unido entre cristianos, musulmanes, yazidíes y otras minorías”, donde la población “está unida contra el terrorismo de ISIS y de los demás grupos yihadistas”, donde “la religión es libre, personal, separada del Estado. Todo ello es posible, no sólo en el Kurdistán, sino en todo Irak. Hoy en día, ya son miles las personas que cada día salen a las calles para pedir convivencia y paz, acusando no sólo a ISIS sino a la política misma de fomentar las divisiones para obtener un beneficio e interés”
El P. Samir hace poco concluyó un breve restiro espiritual con 62 jóvenes de la diócesis de Amadiya, con los cuales pasó algunos días en un lugar de montaña, meditando el Evangelio y afrontando temas de la pastoral, de la catequesis y las reflexiones surgidas en este Año Jubilar de la Misericordia. Entre ellos, había también 27 muchachas y muchachos (siete de ellos, provenientes de familias de refugiados), que participarán en la próxima JMJ, en Polonia.
“Hemos hablado de la misericordia, de las bienaventuranzas, de la convivencia –cuenta el sacerdote- incluso con quienes no se hallan cerca de nuestro mensaje. Y luego, de cómo llevar el Evangelio a la vida cotidiana, reflexionar sobre el catecismo, además de preparar un encuentro de jóvenes, en un futuro próximo, en el cual participarán cientos de muchachos y muchachas de todo el Kurdistán”. Entre los jóvenes, prosigue, con frecuencia surge el tema del estado islámico, de la violencia, del hecho de ser refugiados, del mal y del sufrimiento.
Y le sigue, también, la crisis económica y social, la falta de trabajo y de perspectivas. “Nuestra respuesta –cuenta el p. Samir- es la oración, la confianza en la Providencia, el testimonio concreto del mensaje cristiano. No obstante hemos sufrido la violencia, nosotros respondemos con le bien. El verdadero perdón consiste en responder con el amor”.
En vista del encuentro de la Iglesia caldea, el p. Samir auspicia que pueda ser una ocasión de “meditación y conversión”, un tiempo “de oración y de apertura de los corazones”. Él llevará al centro de la discusión el tema de la “falta de sacerdotes, que estén al frente de los muchos fieles”. No se requiere de sacerdotes caldeos en el exterior, entre las comunidades de la diáspora, porque “la necesidad se encuentra aquí, en esta tierra. Las familias necesitan del testimonio y de la presencia de sus pastores. Y también de las hermanas, que tiene comunidades en las ciudades, pero no tienen residentes estables en las aldeas. Su presencia también es fundamental”. (DS)
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