Rusia, los Balcanes y las elecciones europeas

de Vladimir Rozanskij

Un mecanismo de coordinación europeo-estadounidense para los Balcanes Occidentales abordará específicamente la lucha contra la manipulación informativa y la propaganda orquestada por Moscú. La oposición es especialmente aguda en la zona por la que pasan los gasoductos rusos.

Sofía (AsiaNews) - El Departamento de Estado americano y el Servicio Europeo de Relaciones Exteriores han anunciado el lanzamiento de un mecanismo de coordinación americano-europeo para los Balcanes occidentales, que se ocupará específicamente de la lucha contra la manipulación informativa, la información extranjera, la manipulación y la injerencia (Fimi), la dezinformatsija y la propaganda orquestada por Rusia. Según la declaración, el Fimi pretende «reforzar la integridad del espacio informativo» en esta zona especialmente sensible.

La decisión de tomar la iniciativa en este campo es un intento de frenar el intrusismo exterior ante las grandes citas electorales, como la del Parlamento Europeo de finales de esta semana, en la que se ha constatado una fuerte intensificación de la propaganda orquestada por el Kremlin para tratar de dividir a las fuerzas del campo y debilitar todo el sistema de la UE. Expresando el gran malestar de las instituciones europeas, especialmente en los Balcanes, se mostró el eurodiputado búlgaro Aleksandr Jordanov, según el cual «los agentes rusos machacan con la predicción de que la UE se romperá, que los países que se adhieran a ella perderán su soberanía nacional y que los valores europeos son ajenos a las tradiciones de los pueblos, tesis que resuenan incluso dentro del propio parlamento».

Ya a finales de abril, los eurodiputados habían aprobado una resolución en la que «condenaban resueltamente» los intentos de interferir y sabotear los procesos democráticos europeos, alimentados por el apoyo ruso. El Parlamento se declaró «consternado» por las acusaciones probadas de pagos por parte de algunos eurodiputados para difundir propaganda rusa, y por el hecho de que algunos de ellos participaran en las actividades de medios controlados por el Kremlin como La Voz de Europa, justo cuando Rusia multiplicaba sus ataques contra Ucrania. En particular, causó conmoción la detención del asistente del diputado de Alternativa para Alemania, Maximilian Krah, sospechoso de recibir dinero de Moscú y de colaborar con los servicios secretos chinos.

Tras este incidente, el boletín EuNews informó del hecho de que «mientras la Unión Europea eleva el nivel de atención sobre los riesgos de desinformación e injerencia extranjera en vísperas de las elecciones europeas, algunos Estados miembros siguen sin aplicar las medidas aprobadas hace dos años contra Rusia y sus canales de propaganda como Sputnik y RT, cuyas sucursales siguen activas en algunas capitales europeas. Estos materiales están paradójicamente disponibles directamente a través de la sala de prensa de la Comisión Europea en Bruselas.

A pesar del cierre de los medios de comunicación rusos en Europa, la difusión de la propaganda del Kremlin «nunca ha sido tan activa», señala EuNews, «tanto en la cantidad como en la calidad de estas campañas», como subraya un alto funcionario de la UE, lo que demuestra que «no estábamos preparados para responder adecuadamente». Los métodos de desinformación se perfeccionan constantemente, utilizando herramientas cada vez más potentes y refinadas, como la inteligencia artificial, lanzando contenidos transversales en diferentes plataformas al mismo tiempo. Es la «guerra híbrida» de Rusia, sostenida por la piratería informática, el espionaje, la propaganda y el sabotaje, hasta llegar a los atentados y asesinatos.

Como escribe el analista Ivan Klyšč, del Centro Internacional de Defensa y Seguridad de Estonia, «el objetivo fundamental de esta guerra es aniquilar la fuerza del espíritu de las sociedades europeas, empezando por la cuestión del apoyo a Ucrania». Se trata de verdaderos actos de guerra, que rompen los límites entre la guerra y la paz, creando el dilema de cómo reaccionar. Muchos gobiernos europeos intentan adoptar estrategias adecuadas, y en países balcánicos como Bulgaria la oposición es especialmente aguda, ya que también es la zona por la que pasan los gasoductos rusos hacia Europa, y como dice el ex primer ministro de Sofía, Nikolaj Denkov, «en este campo de batalla los europeos deben decidir atacar».