Riad pide ayuda a Islamabad para presidiar la frontera meridional con Yemen
Preparada una brigada para “apuntalar” la frágil frontera del sur. El ejército paquistaní entre los pocos en el mundo musulmán en no tener una connotación confesional. Su rol de garante y mediador en el delicado contexto medio-oriental. Crecen las tensiones entre Arabia Saudita y Emiratos sobre el apoyo al presidente yemenita Hadi. Como trasfondo las relaciones comerciales entre Teherán e Islamabad.
Riad (AsiaNews)- El ejército paquistaní, respondiendo al pedido de Riad, está dispuesto a enviar una brigada de combate al sur de Arabia Saudita, para “apuntalar” la frágil frontera meridional, que va a lo largo de la frontera con Yemen. Un batallón llamado a obrar sólo al interior del reino y no tendrá, en realidad, tareas ofensivas en el país vecino, ya teatro desde hace dos años de una sangrienta guerra civil. En Yemen los sauditas están como guías de una coalición regional que se contrapone a las milicias de los rebeldes Houthi; un frente que, en las últimas semanas, parece vacilar desgarrado por las divisiones internas.
Desde enero de 2015 la nación del Golfo es teatro de un sangriento conflicto que ve opuestas a la dirigencia sunita del expresidente Abd Rabbuh Hadi, apoyada por Riad y los rebeldes chiíes Houthi, cercanos a Irán. En marzo de 2015 una coalición árabe guiada por Riad que promovió ataques contra los rebeldes, terminados en la mira de la Onu por las víctimas que han provocado, también niños.
Hasta ahora murieron 10 mil personas, más de 40 mil heridos y tres millones de evacuados.
Para Arabia Saudita los Houthi, aliados de las fuerzas fieles al expresidente Ali Abdullah Saleh, son apoyados en el plano militar por Irán; acusación que Teherán rechaza. En el país existen además grupos activos extremistas ligados a al-Qaeda y las milicias yihadistas ligadas al Estado islámico, que han contribuido a aumentar el espiral de violencia y terror.
Las Naciones Unidas y grupos internacionales pro derechos humanos acusan ya sea a la coalición guiada por los sauditas como a los Houthi de crímenes de guerra y violencias contra los civiles, caídos en la matanza. En el pasado los misiles lanzados por las milicias chiíes habrían atacado puestos y objetivos más allá de la frontera, en territorio saudita provocando decenas de muertos y heridos. De aquí la decisión tomada por Riad de reforzar las fronteras.
Analistas y expertos recuerdan que el ejército paquistaní es uno de los pocos en el mundo musulmán que no tiene connotaciones de una pertenencia confesional. Éste está compuesto por sunitas, chiíes, azara y cristianos no sólo entre las tropas, sino también en las altas esferas de los oficiales y está en grado de mediar entre Teherán y Riad. Además, después de la caída de Saddam Hussein y la dispersión del ejército iraquí, unido a la creciente influencia de Irán en el contexto medio-oriental, sauditas y monarquías sunitas del Golfo han mirado a Pakistán como garante último de la seguridad y de la estabilidad en la región.
El establecer tropas en territorio saudita es consecuencia de una visita de un alto oficial del ejército del ejército de Islamabad, el general Qamar Javed Bajwa, jefe de las Fuerzas Armadas paquistaníes (COAS), a Riad en el pasado diciembre. En los tres días transcurridos en la capital saudita el alto militar se encontró con homólogos y personalidades del gobierno. Los vértices del ejército paquistaní- potencia militar que dispone también de bombas atómicas y la más “influyente” en la región medio-oriental-encuadran la misión en los compromisos asumidos por la COAS “a la protección y a la seguridad de los lugares santos del islam y a la integridad territorial del reino”.
El pedido de ayuda a Pakistán llega en un momento de tensión dentro de la coalición árabe guiada por los sauditas activa en Yemen. En particular se hacen siempre más ásperas las divisiones entre Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, los cuales piden a Riad suspender su apoyo al presidente Hadi. En caso contrario, los Emiratos están dispuestos a retirar sus tropas. Mientras tanto fracasaron los encuentros diplomáticos que tenían como finalidad sanar los conflictos entre la administración Hadi y la dirigencia de Abu Dhabi, A esto se agregan las acusaciones dirigidas a los Emiratos de querer ocupar el sur de Yemen y lanzar una política “unilateral” en la zona.
La decisión de colocar tropas paquistaníes en Arabia Saudita estuvo en el centro de un áspero debate parlamentario en Islamabad; ya dos años hace Riad había invitado a Pakistán a unirse a la coalición “sunita” operativa en Yemen. Un pedido enviado al emitente por la Asamblea (desencadenando las iras de los sauditas), después de una larguísima discusión de cuatro días. Entre las razones que llevaron a Islamabad a declinar la invitación, la voluntad de evitar nuevas tensiones confesionales en un país en el cual el 205 de la población es chií.
El actual Premier, Nawaz Sharuf debe su propia vida a los sauditas, los cuales en 1999 impidieron que fuese ajusticiado después del golpe militar que llevó al poder a Pervez Musharraf. Hoy el Premier encontró el modo de pagar, si bien teniendo en cuenta los delicados equilibrios internacionales y del esfuerzo promovido por el Parlamento para reiniciar las relaciones diplomáticas y comerciales con Irán. En mayo una delegación de diputados visitará Teherán, donde discutirá con la dirigencia de la República islámica sobre la reapertura de los mercados, turismo y la construcción de un nuevo gasoducto.
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