Reforma de la justicia: la mano dura de Netanyahu (y Ben-Gvir) contra las protestas
La policía utilizó cañones de agua, gases lacrimógenos, y detuvo a decenas de manifestantes pacíficos que salieron a la calle por la "Jornada de Paro Nacional". El primer ministro y el jefe de la seguridad nacional piden "tolerancia cero" con los "anarquistas" de la plaza. Tensión en el comité de reforma donde se aprueba el proyecto de ley que limita los poderes de la Corte Suprema, que pasará ahora a la Knesset.
Jerusalén (AsiaNews) - Ataques de la policía, gases lacrimógenos y detenciones de manifestantes en las calles de Tel Aviv contra la (controvertida) reforma de la justicia impulsada por el gobierno y el primer ministro Benjamin Netanyahu. Son horas tensas las que se viven hoy en Israel, donde las autoridades decidieron usar la mano dura y reprimir una manifestación que, si bien bloqueaba calles y llenaba plazas, había mantenido connotaciones pacíficas. Varios manifestantes resultaron heridos, mientras los agentes utilizaban cañones de agua para dispersar la concurrencia, que el primer ministro y el jefe de la Seguridad Nacional calificaron de "anarquía".
También se registraron cortes y bloqueos de calles y ferrocarriles en Jerusalén y en la autopista que une los dos principales centros del país.
Las fuerzas de seguridad respondieron con extrema dureza a la "Jornada de Paro Nacional" convocada para hoy, una protesta callejera que incluyó el bloqueo de calles, huelgas de estudiantes y el cierre de diversas actividades. Una iniciativa promovida mientras en la Knesset, el Parlamento israelí, los diputados votaban (y aprobaban) algunas medidas que forman parte de la reforma de la Justicia, contra la que siguen llegando ataques y duras críticas, entre ellas el peligro de que el país "se convierta en una dictadura". El propio ex abogado general del Estado, Avichai Mandelblit, renovó sus acusaciones hablando de un "golpe de Estado del régimen".
En estos momentos también está en manos del Parlamento el estudio preliminar de otro asunto que es fuente de enfrentamientos y tensiones. Se trata de la norma presentada por el ministro del “Poder Judío” Itamar Ben-Gvir, que pretende legalizar la pena de muerte para los acusados de terrorismo, una ley que acabaría siendo utilizada sobre todo contra los palestinos. Además, recientemente el propio Ben-Gvir, comentando las protestas callejeras después un silencio de horas, incluso sobre los sucesos de Huwara, llamó a la "tolerancia cero" con los "anarquistas" (léase, los manifestantes pacíficos que salieron hoy a la calle), que hasta el momento ha llevado a la detención de al menos 26 personas.
Una línea secundada por el propio Netanyahu, que en las últimas horas emitió un comunicado condenando el clima de "anarquía" que caracterizó las protestas antigubernamentales, dando "pleno apoyo" a la política de "tolerancia cero" de su ministro. Y sus efectos se hicieron notar en la calle: la policía practicó decenas de detenciones y utilizó cañones de agua para dispersar a la multitud. En un vídeo difundido en las redes, un grupo de agentes inmoviliza a un manifestante en el suelo y un policía agachado le hunde la rodilla en el cuello, con el evidente peligro de asfixiarlo. Brotehrs in Arms, un grupo formado por reservistas críticos con el gobierno, denunció la detención de dos exsoldados de la unidad de combate de élite Sayeret Matkal. "Su detención", denunció el grupo en una nota, "simboliza exactamente lo que está ocurriendo: Sayeret Matkal está bajo custodia y Netanyahu es prisionero de Ben-Gvir".
Mientras tanto, la comisión parlamentaria de Reformas Constitucionales de la Knesset aprobó el proyecto gubernamental que limita la capacidad de la Corte Suprema para impugnar las leyes del Ejecutivo que considere inconstitucionales. Fue una votación caracterizada por una gran tensión y boicoteada por la oposición, con algunos diputados expulsados de la cámara. La ley pasa ahora a la Knesset, que en sesión plenaria deberá aprobarla en primera lectura. En el blanco de la oposición está el presidente de la comisión, Simcha Rothman, que habría restringido el derecho a intervenir durante el debate. "¡Esto es un golpe de régimen!", tronó la diputada de Yisrael Beytenu, Yulia Malinovsky, mientras era escoltada fuera de la cámara.
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