Rana Plaza, un año después: las promesas traicionadas por el gobierno y la rehabilitación de los sobrevivientes
Dhaka (AsiaNews)- Más de 10 mil personas esta mañana, han participado en un sit-in en Dhaka en el lugar en el cual, hasta hace un año, surgía el Rana Plaza: en el derrumbe del edificio murieron 1.135 personas, y otras miles quedaron heridas. En el primer aniversario del peor incidente jamás sucedido en Bangladesh, miles de personas se detuvieron para recordar a las víctimas, pedir asistencia económica y justicia. Contemporáneamente al sit-in, las familias de os que ay no están más han bloqueado la autopista Dhaka-Aricha, que une el barrio en el cual sucedió el derrumbe.
A un año de la tragedia no se puede decir que se haya movido algo en el País: el eco generado por el accidente fue amplio y ha traído sus frutos. La cuestión es ver cuántas de las promesas hechas serán cumplidas- y mantenidas- en el tiempo.
Gracias a la gran atención mediática, también a nivel internacional, el primer dato positivo fue el hablar de seguridad en el trabajo. El Rana Plaza era un edificio de 8 pisos, declarado inestable y peligroso porque surgía en un terreno fangoso. En su interior trabajaban más de 3 mil personas. Todos los titulares de las empresas presentes- menos una Ong- han obligado a sus propios dependientes a ir a trabajar lo mismo. El 24 de abril de 2013 el edificio colapsó sobre sí mismo.
A nivel de percepción personal por parte de los obreros del sector, la situación mejoró con el aumento del salario mínimo. Una iniciativa reivindicada por muchas asociaciones, que en muchos casos se tradujo en una reducción del personal, provocando menos disponibilidad de puestos de trabajo. Una cierta atención se reservó a los criterios de asunción del personal: las empresas no asumen más trabajadores de edad inferior al nivel permitido.
El punto más doloroso se refiere a las indemnizaciones. El gobierno se hizo dar muchas ayudas económicas locales e internacionales, pero no está claro que fin hayan tenido estas ayudas. Indemnizaciones en dinero líquido fueron consignados a las familias de los muertos (entre 1000 y 5000 euros por núcleo familiar) pero quien no pudo encontrar a su ser querido- más de 100 familias- no recibió nada. En tal sentido resulta importante una iniciativa iniciada por Caritas Bangladesh, comprometida en el encontrar pruebas de la muerte de quien falta a la llamada, para ayudar a las familias.
En lo que se refiere a la rehabilitación y al compromiso de curar a los lisiados o mutilados o a quien ha tenido lesiones permanentes, son muy importantes las iniciativas de algunos privados. Es el caso de Crp-Bangladesh, centro para paralíticos fundado en Savar por el inglés Valerie Taylor. Existen muchas iniciativas privadas, por ejemplo aquellos que se ocupan de curar a mutilados o personas que hayan tenido lesiones. También en este caso el gobierno está ausente: la promesa que iban a reasumir a los sobrevivientes no fue mantenida, así como tampoco la de dar estabilidad a las familias de los difuntos, en modo particular financiando los estudios de los hijos.
En el plano de la justicia, no concluyó todavía la investigación extraordinaria contra Rana, propietario del edificio, considerado el principal culpable. Todos tratan de hachar la culpa sobre él, pero parece que algunos permisos los había comprado. Sin embargo, nadie investiga a quienes se los habrían vendido.
