Rakhine: en un mes, al menos 36.000 desplazados a causa de la guerra

En la lucha entre el ejército birmano y el Arakan Army, el número de refugiados trepó a 226.804. A pesar de que rigen limitaciones para el desplazamiento a causa de la pandemia, la gente huye de los bombardeos. No habrá un cese del fuego contra los “terroristas”. Para las ONG, es imposible llevar ayuda a la población.

Sittwe (AsiaNews/Agencias) - Más de 36.000 personas se han auto-evacuado, abandonando el Estado de Rakhine, a causa de la añosa guerra que enfrenta al ejército birmano y al Arakan Arrmy (AA), conformado por habitantes locales, en su mayoría budistas.

La noticia fue difundida en los últimos días por el Rakhine Ethnic Congress, una ONG de Myanmar que monitorea la situación. Los datos incluyen a los desplazados desde agosto hasta hoy. En el solo mes de septiembre, 22.000 personas se auto-evacuaron. A fines de septiembre, el número total de desplazados trepó a 226.804.

El AA, que combatió contra los Rohinyás en el pasado reciente, lucha por la autonomía de la región situada en el noroeste del país, cerca de la frontera con Bangladés. Varios testimonios recogidos en el lugar indican que la población ha quedado entre dos fuegos: por una parte, el conflicto y los bombardeos del ejército, que la empujan a huir; por otra, la epidemia de Covid-19, que aconseja permanecer en casa, lejos de todo contacto. El gobierno sigue recomendando permanecer en casa, usar mascarilla y respetar los dos metros de distancia social. Sin embargo, todo esto resulta imposible en los campos de refugiados que han acogido a la población desplazada.

En las últimas semana atacaron las ciudades de Kyauktaw, Rathedaung y Buthidaung, y la zona que rodea el río de Kaladan. Los desplazado huyeron hacia Sittwe.

Para aplacar los combates durante la pandemia, el ejército declaró un cese del fuego en varias zonas del país, pero Rakhine quedó excluida de la tregua, porque allí se combate “contra el terrorismo”.

La pandemia agrava la situación de los desplazados: a causa de las restricciones sobre el transporte, las organizaciones civiles humanitarias no pueden circular libremente, y esto impide brindar ayuda a los refugiados.