Párroco de Rameh: el miedo a la 'chispa' que abra el 'frente norte' con Hezbollah
El P. Raed habla sobre el clima de preocupación por la posibilidad de una escalada militar en la frontera con el Líbano. El riesgo de las tensiones sociales relacionadas con el conflicto en una sociedad cada vez más radicalizada. El deseo de huir no afecta sólo a los cristianos. "La única solución es que termine la guerra en Gaza". Invitación a las diócesis y a los sacerdotes de Italia (y de Europa) a promover pequeñas "peregrinaciones de solidaridad".
Rameh (AsiaNews) - "Todos están esperando que salte la chispa" que "desencadenaría una guerra abierta", aunque ya hay un "clima de confrontación", como lo demuestra lo ocurrido en los últimos días con la explosión de buscapersonas y radios portátiles de miembros de Hezbollah en el Líbano que dejó decenas de muertes, dice a AsiaNews el padre Raed Abu Sahlieh, párroco de la iglesia de San Antonio, en Rameh. El sacerdote es asesor del colegio del Patriarcado Latino, que se encuentra a unos cuarenta kilómetros al norte de Nazaret, en Galilea, donde se observa con atención y preocupación la escalada militar entre el ejército y el movimiento chiita libanés. Es el "frente norte" al que tantas veces han hecho referencia los dirigentes del Estado judío y que, después de Gaza, parece ser el objetivo de una estrategia bélica permanente.
“Hezbolá no quiere una guerra abierta con Israel - prosigue el sacerdote - por varias razones: el apoyo a los palestinos y a la Franja se mantiene, pero la situación económica y política del Líbano no permite una nueva aventura militar, con la consiguiente destrucción de infraestructuras y medios. El miedo persiste, pero la única solución es poner fin a la guerra en Gaza".
Desde hace algunas semanas la atención en Israel, y de la comunidad internacional, está centrada en la frontera norte con el País de los Cedros, donde el gobierno israelí parece decidido a abrir un nuevo frente de guerra cuyas consecuencias podrían ser devastadoras para toda la región. “Hasta ahora la zona ha vivido un período de relativa tranquilidad - afirma el p. Raed, que se encuentra a pocas decenas de kilómetros de la frontera con el Líbano - pero ahora hay mucho miedo por lo que está pasando. Todo Oriente Medio no sabe lo que puede ocurrir, la gente está preocupada, mientras los dos bandos [el ejército israelí y Hezbolá] se siguen preparando".
Hasta ahora el enfrentamiento militar en el norte ha sido contenido, con "misiles que por el momento no han llegado hasta nosotros, sino que se han detenido en el Golán, en las aldeas del norte [que desde hace tiempo están vacías] y cerca de Tiberíades, donde hay una base militar israelí. Pero se ve que son disparos controlados y que hasta el momento han perdonado a los civiles. Las 46 aldeas y asentamientos del norte están prácticamente vacíos - añade - y sus habitantes han sido trasladados a hoteles en el centro de Israel o en Tiberíades, e incluso en el Mar Muerto. Hay cerca de 150.000 personas del norte y de la frontera con Gaza que viven en centros de acogida, desde hace casi 11 meses, en una situación difícil: familias en una misma habitación, hacinamiento que provoca tensiones sociales y perspectivas inciertas para sus hijos", empezando por la escuela.
La tensión social relacionada con el conflicto en Gaza es algo de lo que se habla poco pero que corre el riesgo de sumarse a los numerosos problemas que afectan al país y, por extensión, a la región: "Algunos feligreses - explica el sacerdote - trabajan en los centros de acogida, en los hoteles de Tiberíades, y me describen una realidad con grandes dificultades, la gente está preocupada por sus bienes, sus casas y propiedades abandonadas, que podrían ser destruidas, y muchos se han ido del país... Según algunas fuentes, alrededor de medio millón, pero no hay estadísticas oficiales”. Lo cierto, añade, es que "más del 62% de los israelíes tienen doble nacionalidad, y los que pueden, se van".
En Rameh la población está formada por cristianos, musulmanes y drusos. Cerca de 9.000 personas que todavía conviven y colaboran, aunque comienza a difundirse un clima de tensión, o por lo menos un espíritu de desconfianza, como en muchas otras ciudades mixtas. Evidentemente once meses de guerra, el ataque terrorista de Hamás y la perspectiva de apertura de un frente norte son factores que dificultan el diálogo y alimentan la radicalización de las respectivas posiciones. “La sociedad israelí - explica el padre Raed - se ha volcado hacia la derecha, quieren ajustar cuentas con Hamás y Hezbollah, y hay una creciente tensión entre judíos y árabes israelíes”. Esta situación, advierte, "está llevando a todos a la ruina", pero es el resultado de la orientación política y el liderazgo de tres personas: el primer ministro Benjamín Netanyahu y los ministros de Finanzas y Seguridad Nacional, Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir.
Existe el riesgo, no demasiado oculto, de que el país se esté dirigiendo hacia el abismo, no sólo desde el punto de vista militar, sino también social y económico: "Todo el mundo sufre la crisis - subraya el párroco -, basta pensar que esta época del año tradicionalmente ha estado dedicada a la cosecha de la aceituna. Antes llegaban de Palestina entre 200 y 300 mil trabajadores con permiso, pero ahora son poquísimos. Los que vivían de la cosecha corren el riesgo de no obtener ingresos y la falta de dinero priva a las familias de la posibilidad de pagar las cuotas escolares y niega a sus hijos el derecho a la educación".
Esta crisis, este vacío, también se refleja en toda la región, desde Nazaret hasta Jerusalén, pasando por Belén y Tiberíades, por la falta de peregrinos, que son la principal fuente de ingresos de los cristianos de Tierra Santa. “Desde hace tiempo los cristianos que viven aquí - continúa - compran casas en el extranjero, en Chipre, en Georgia, en Grecia o Rumanía, e incluso en Italia, debido al miedo, la falta de perspectivas y el deseo de escapar. Aquí en mi zona al menos el 20% de las familias están dispuestas a hacer las maletas e irse al extranjero, donde ya han adquirido una propiedad. Está todo vacío, hoy se puede visitar el Santo Sepulcro y quedarse a rezar durante 15, 20 minutos, sin prisas, cuando hasta poco antes de la guerra había que hacer cola durante horas para entrar y hacer una visita”.
La destrucción también alcanza a Cisjordania, teatro de incursiones, invasiones y escenarios de guerra del ejército israelí en el marco de un "castigo colectivo", como lo llama el sacerdote de origen palestino (nació el 25 de junio de 1965 en Zababdeh). “En pocos días hubo 24 muertos, en Yenín [que hace poco recibió la visita del patriarca latino, card. Pierbattista Pizzaballa] todo está cerrado desde hace 10 días, han cavado trincheras de dos metros en las calles para impedir la circulación, ir de Jenin a Ramallah es una aventura, entre bloqueos, controles y el miedo a los ataques de colonos armados que actúan como si fueran dueños de todo". Por último, el sacerdote quiere despedirse con un llamamiento, o más bien una invitación final: "Comprendo que a los peregrinos les resulte difícil venir, pero a los lugares santos - concluye don Raed - se puede llegar sin problemas y son seguros. Las diócesis, los obispos, los sacerdotes de Italia [y más en general de Europa y Estados Unidos] pueden organizar visitas de solidaridad con pequeños grupos, unos pocos fieles, para demostrar cercanía y dar una mínima ayuda a nuestra economía. Yo las llamo "peregrinaciones de solidaridad", que confirmarían, una vez más, el papel de los cristianos como factor de paz para Oriente Medio".
23/10/2023 11:35
13/11/2023 12:06
06/11/2023 10:45
03/01/2024 14:58