Párroco de Alepo: "La mía es una ciudad fantasma. La Virgen nos traiga paz”
El Padre Ibrahim Alsabag habla con AsiaNews acerca de escuelas y negocios cerrados, las personas se quedan en casa incluso no estando seguros allí. Detrás de la ola de violencia están los grupos yihadistas que han arrastrado consigo a otros grupos rebeldes. Siria y Alepo dedicados al corazón inmaculado de María, para que les traiga paz. La guerra ha fortalecido la unidad entre los cristianos, y ha creado vínculos de solidaridad más firmes con los musulmanes.
Alepo (AsiaNews) – Los habitantes de Alepo “están en estado de shock, las escuelas están cerradas, los niños en casa, los propietarios de los negocios han bajado las persianas y se han quedado en sus viviendas”. Por las calles “es raro ver automóviles que pasan, y son pocas las personas” que caminan, pues ya “todos tratan de evitar salir, no obstante esto no quiere decir que en sus casas estén más seguros, porque los bombardeos nos atacan por doquier”. Es una ciudad fantasma, atormentada por la guerra y por la violencia, aquella acerca de la cual habla con AsiaNews el Padre Ibrahim Alsabagh, un franciscano de 44 años, guardián y párroco de la parroquia latina de Alepo. En la vigilia del mes de mayo, agrega, como Iglesia local “hemos decidido dedicar Siria, pero sobre todo Alepo, al corazón inmaculado de María, Reina de la Paz, para que nos done la paz a todos nosotros”.
En el último período se han intensificado los combates en el norte de Siria, en la provincia y en la metrópoli de Alepo, segunda ciudad del país en orden de importancia. El área está dividida en dos sectores; el del oeste, bajo el control del gobierno, y la parte oriental en manos de los rebeldes. La violencia pone en grave peligro la frágil tregua vigente desde el 27 de febrero pasado, que había permitido un mejoramiento de la situación humanitaria y que había hecho esperar por un cese de las hostilidades en el corto plazo.
En las últimas horas, el gobierno anunció el inicio de una tregua parcial, apodada “régimen de calma”, alcanzado gracias a la medicación de Rusia y Estados Unidos, y que contemplará a algunas zonas de Siria. La misma entrará en vigor por 24 horas en Damasco y en la región de Ghouta, al este de la capital, y por 72 horas en la provincia de Latakia, en el norte. Está excluida del cese del fuego la provincia de Alepo, donde se enardecen los combates que, en los últimos ocho días, han provocado más de 230 muertos.
Ayer, algunos misiles lanzados desde los vecindarios que están en manos de los rebeldes cayeron sobre un grupo de fieles que salía de una mezquita (situada en el área que está bajo el control del gobierno) al término de la oración del viernes, matando a 15 fieles. El ataque a Malla Khan también provocó diversos heridos, de los cuales algunos están en graves condiciones. Fue inmediata la respuesta del gobierno, con ataques aéreos que han tomado como blanco las zonas controladas por los rebeldes, y que provocaron 11 víctimas.
Por ende, no se detiene la espiral de violencia y terror en Siria, atormentada por un conflicto que, desde marzo de 2011, ha causado cuanto menos 270.000 muertos y millones de desplazados, dando origen a una emergencia humanitaria sin precedentes. Entre las áreas más castigadas está la ciudad Alepo, donde los yihadistas del Estado islámico y los milicianos de al Nusra (afiliados a al Qaeda) combaten contra grupos rebeldes y contra los soldados que responden al gobierno. Una lucha sin cuartel, que termina golpeando, sobre todo, a la población civil.
Según el párroco de Alepo, “el riesgo es máximo en estos días”, porque los grupos yihadistas “han lanzado pesados ataques, arrastrando consigo a los otros grupos rebeldes”. Estos movimientos extremistas “no han respetado –desde su mismo inicio- y continúan sin respetar la tregua, y en reiteradas oportunidades han atacado a civiles”, detonando nueva violencia. De aquí la decisión de Rusia y del ejército del gobierno de lanzar una “ofensiva” contras estos grupos yihadistas, “que han de ser alejados, porque con ellos no es posible el diálogo”. Con las milicias rebeldes, agrega, “es diverso, porque han aceptado la tregua, y con ellos es posible discutir”.
Comentando los ataques a los hospitales de los últimos días, y en particular a las devastaciones en los centros de los Médicos sin Fronteras (MSF), en las cuales también murieron médicos y niños, el Padre Ibrahim refiere que “sigue siendo un misterio quién fue el verdadero autor de los bombardeos”. E invita a ser “cautelosos y justos” a la hora de atribuir responsabilidades y echar culpas “a una parte o a otra”, porque hay un fuerte “riesgo de instrumentalización”, no obstante “es evidente que los daños son enormes”
El dato real es “el sufrimiento del hombre” en Alepo, agrega, una ciudad “sin agua, sin electricidad, donde no hay trabajo y donde los misiles caen por doquier. Es una cosa inhumana”. Los ciudadanos “tratan de sobrevivir a través de la caridad, la solidaridad, la comunión, ayudándose mutualmente y viviendo con la esperanza de que esta pesadilla pase de prisa”
En este clima de guerra y sufrimiento, la Iglesia trata de “contener la emergencia, brindando cajas de alimentos, encontrando a la gente, escuchando sus relatos de sufrimiento, dándoles palabras de esperanza y consuelo”. A quien pierde su hogar por las bombas, agrega, “tratamos de encontrarle un nuevo lugar donde alojarse, sufrimos con ellos, nosotros también estamos al alcance de los tiros”. Sin embargo, cuenta el padre Ibrahim, “lo más bello de todo es nuestra presencia aquí, la gente espera que la Iglesia se quede aquí con ellos… nuestro gesto, nuestra obra de misericordia más bella en este Año jubilar es estar en medio de nuestra gente”
Por último, el párroco de Alepo pide a los cristianos de todo el mundo rezar por la paz en este mes de mayo, acogiendo con entusiasmo la propuesta del obispo maronita Mons. Joseph Tobji , que quiere dedicar “Siria y, en particular, Alepo, al inmaculado corazón de María, Reina de la paz ”. El drama de la guerra, concluye el sacerdote, ha “obrado un primer milagro: fortalecer la unidad entre los cristianos, y la solidaridad y la cercanía con los musulmanes, la guerra y los sufrimientos nos han acercado”. (DS)
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