Putin y Abe hablan de las islas Kuriles, pero también de China y Estados Unidos
El problema de las islas al norte de Japón ya lleva 70 años. Éstas tienen un valor económico y estratégico. Se plantea la posibilidad de una colaboración económica, la libre circulación de los habitantes japoneses y un estatuto especial de las islas. Temor por los sistemas misilísticos de defensa de los EEUU en Japón y por la expansión china en Asia.
Tokio (AsiaNews/Agencias) – El premier japonés Shinzo Abe y el presidente ruso Vladimir Putin llegan hoy a Tokio para continuar con los coloquios iniciados ayer en una ciudad turística ubicada en el oeste de Japón, Nagato, famosa por sus cálidas aguas termales.
El tema que los convoca es llegar a un acuerdo en relación a la soberanía de las islas Kuriles, en el norte de Japón, que dividen a los dos países desde hace 70 años. Pero el interés de los dos líderes también se centra en el creciente poder de China en el Mar de China y en la influencia de los Estados Unidos en Asia.
Las islas Kuriles abarcan una serie de 60 islas localizadas entre la isla de Hokkaidō y la península de Kamchatka, en el extremo oriente de Siberia. El foco del conflicto lo conforma la soberanía de cuatro de ellas, a las cuales Japón denomina “Territorios de Norte” y que Rusia llama “Kuriles del sur”. Éstas fueron ocupadas por Moscú al final de la Segunda Guerra Mundial, que expulsó a cerca de 17.000 japoneses que residían en el lugar. Las mismas revisten un gran valor económico –por la riqueza de peces que ofrece sus aguas- a la vez que estratégico, puesto que son la vía a través de la cual Rusia accede al Pacífico. Shinzo Abe parece tener motivos personales en su búsqueda de una solución: su padre, el difunto Shintaro Abe, que fue ministro de Relaciones Exteriores, se abocó, en vano, a buscar una solución en los años ’80.
Tras el encuentro de ayer en Nagato, Abe declaró ante los periodistas que el diálogo entre ambos fue muy franco y “profundo”. Han planteado la posibilidad de entablar una cooperación económica en las islas, la libertad de visitarlas para los ex habitantes y un estatus jurídico especial para las Kuriles, el cual no pondría en discusión la cuestión de la soberanía. El acuerdo todavía no ha sido alcanzado.
Durante el diálogo surgieron también otros temas: la preocupación de Putin por los posibles sistemas misilísticos de los EEUU en Japón, que si bien están destinados a contener a Corea del Norte, podrían amenazar el territorio siberiano; la preocupación de Abe por la creciente influencia de China en el Mar de China y en Asia, reforzando la colaboración económica y estratégica entre Tokio y Moscú.
De alguna manera, la visita de Putin es una legitimación de Rusia, que aún sigue afectada por las sanciones internacionales aplicadas a raíz de la invasión de Crimea. Japón es el primer país del G7 en invitarlo.
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