Putin visita a Erdogan: asuntos comerciales y misión religiosa
Quedó superada la crisis del bombardero ruso derribado en 2015. Contratos para centrales nucleares, gasoductos, productos agrícolas y turismo. Una llamada telefónica al patriarca ecuménico Bartolomé, para saludarlo por la Pascua ortodoxa.
Moscú (AsiaNews) – El primer viaje al exterior de Putin IV, el zar moderno de Rusia, se llevó a cabo ayer en el suelo del ex-imperio bizantino, la “segunda Roma” de Estambul y Ankara, para reunirse con el “sultán” moderno, Recep Tayyip Erdogan. El encuentro entre los dos principales líderes “nacionalistas” duró más de una hora y media, poniendo fin a muchos motivos de conflicto que en los últimos años han dividido a las únicas dos potencias cuyo territorio se extiende sobre dos continentes en el mundo contemporáneo: Europa y Asia.
Desde noviembre de 2015, las relaciones entre Rusia y Turquía se habían complicado mucho, cuando los cruceros turcos derribaron un bombardero ruso SU-24 en la frontera con Siria. Moscú entonces prohibió la importación de fruta y verdura proveniente de Turquía, aplicando graves restricciones al turismo ruso en las costas anatolias y congelando varios proyectos de colaboración, entre ellos, la construcción de una central nuclear y de un gasoducto. Ahora pareciera que todos los problemas han sido resueltos.
El 4 de marzo pasado, Putin y Erdogan pusieron en marcha una estación dedicada a la producción de energía nuclear, “Akkuju”, que garantizará a Rusia varias decenas de miles de puestos de trabajo. Se trata de un contrato que ronda los 20.000 millardos de euros, destinado a sostener la industria mecánica y metalúrgica rusa, que había quedado bloqueada luego del encuentro entre los dos líderes en agosto de 2016, en San Petersburgo; en ese momento, Erdogan había declarado que estaba dispuesto a asignar un valor estratégico al acuerdo, pero se negó a conceder a Rusia las compensaciones que ésta requería por el incidente del año anterior. Para Rusia, el proyecto era y sigue siendo irrenunciable, erigiéndose como una alternativa al “Flujo meridional” (South Stream), el gasoducto que desde Bulgaria, debiera llegar a los Estados europeos de cara al Mediterráneo. Con el acuerdo turco, Rusia ahora podrá renunciar al tránsito del gasoducto meridional a través del territorio de Ucrania, para lo cual ya se han tendido más de 1000 kilómetros de tuberías, que ahora podrán ser desviadas al territorio “amigo”.
La renovada amistad ruso-turca permitirá superar la “crisis del tomate” siendo Turquía el principal importador a través del cual Rusia se abastece del oro rojo y de numerosos tipos de fruta y verdura, productos muy buscados, sobre todo, en los largos inviernos gélidos; desde Anatolia, los productos hortícolas y la fruta pueden llegar a Rusia en una semana. En los últimos tres años, en Rusia se registró un verdadero “boom” de apertura de invernaderos para el cultivo de tomates, lo cual ha creado desequilibrios en el mercado interno y graves problemas en el mercado turco, generando reacciones de Ankara, que se ha visto obligada a aplicar duros aranceles sobre el trigo procedente de la Rusia meridional.
Ahora, todas las barreras entre los dos países han caído, incluso aquella que regía sobre los viajes turísticos, razón por la cual el próximo verano se aguarda un verdadero éxodo de rusos sobre las playas turcas: el año pasado, los turistas rusos sumaron aproximadamente 800.000, en tanto en 2015 fueron más de 5 millones. Este año, se espera superar los 7 millones de visitantes, una verdadera invasión pacífica de rusos en Turquía.
Los acuerdos de Putin también competen al sector militar, con la venta de avanzados sistemas de misiles por un valor de 2 millardos y medio de dólares. Esto, aún a pesar de las amenazas americanas de aplicar sanciones contra Turquía en caso de adquirir armamento de Rusia, siendo que, en efecto, Turquía es un socio de la OTAN.
Putin no se ha limitado a las tratativas económico-militares, sino que ha aprovechado la visita a Turquía para ratificar su misión como jefe de la Ortodoxia. Al margen del encuentro con Erdogan, según fue comunicado por el vocero de la delegación rusa, el presidente tuvo un largo coloquio telefónico con el patriarca ecuménico Bartolomé (Archontonis) de Constantinopla, la máxima autoridad del cristianismo de tradición bizantina. El patriarca felicitó a Putin por su reelección como presidente de la Federación Rusa en los comicios recientemente celebrados, y ambos intercambiaron saludos por las inminentes festividades pascuales (este año, la Pascua Ortodoxa se celebra el 8 de abril, y ahora estamos en los días de la Semana Santa). El líder ruso informó las intenciones del patriarca de Moscú, Kirill (Gundjaev), que ha expresado su deseo de favorecer el máximo apoyo recíproco a la unidad del mundo ortodoxo.
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