Putin el Terrible se compara con Pedro el Grande
Para los ortodoxos, sin embargo, el zar ruso era el Anticristo "occidentalista". El presidente ruso habla sobre el resultado de la guerra contra Ucrania y asegura que “en 10 años viviremos mucho mejor”. El pueblo espera con resignada sumisión.
Moscú (AsiaNews) - Sigue suscitando comentarios y debates el discurso del presidente ruso Vladimir Putin, que el 9 de junio se comparó con el zar Pedro el Grande, durante un encuentro con jóvenes estudiosos y empresarios en la feria VDNK de Moscú. El líder prometió que "en 10 años, Rusia vivirá mucho mejor". Causa desconcierto la referencia a la figura del emperador "occidentalizado", que suele recordarse en tono negativo. Y también el optimismo sobre la prosperidad futura, cuando se empiezan a notar los efectos de las sanciones occidentales en la piel de los ciudadanos.
Con el tiempo, Putin se ha comparado a sí mismo -o lo han hecho por él numerosos impulsores e ideólogos- con el primer príncipe Vladimir "el bautizador". O con Aleksandr Nevsky, que salvó a la Rus de los alemanes y llegó a un acuerdo con los mongoles. No faltaron las comparaciones con Iván el Terrible, que derrotó a los tártaros. Tampoco con los zares más autoritarios del siglo XIX, como Nicolás I y Alejandro III, y finalmente con Stalin, que venció al nazismo. Los ortodoxos y los nacionalistas más intransigentes consideran a Pedro El Grande como el Anticristo, porque quiso "abrir una ventana a Europa" -la misma que hoy Putin vuelve a cerrar- y por haber introducido los vicios capitales del tabaco y el vodka, importados por el inmoral Occidente, que sólo quiere la ruina del santo pueblo ruso.
En realidad, no son triviales las razones para apropiarse del legado del último zar de sangre rusa (los sucesores eran descendientes de un mestizaje con cortes imperiales europeas). Pedro permaneció en el trono durante 44 años, de 1682 a 1726, un periodo que sólo fue superado por los 54 años de reinado de Iván. Y Putin, con su "promesa de 10 años" ha dejado claro que tiene toda la intención de llegar al 2032, el año designado para el final de su último mandato constitucional, superando también tres décadas de reinado.
Además, Pedro tuvo que luchar durante la mayor parte de su mandato, primero con oponentes internos y luego con suecos, polacos, turcos y cualquier tipo de adversario que pudiera incluso empañar la grandeza imperial de San Petersburgo, la ciudad natal de Putin.
El presidente ruso se alegró de estar con los jóvenes en el lugar de las grandes exposiciones de la época soviética, la VDNK, que significa "Feria de las Conquistas de la Economía Popular" y que en los años de la "occidentalización de Yeltsin" "fue convertida en un basural" por las invasiones consumistas del exterior. Fueron precisamente las sanciones las que liberaron a la mayor parte de los espacios expositivos y comerciales de las empresas extranjeras que dejaron el país. Hoy, la VDNK representa el nuevo ideal ruso de "pureza económica y moral".
El buen humor de Putin deja entrever que empieza a sentirse satisfecho con el resultado de la "operación militar especial": las fronteras del Donbass están casi completamente aseguradas. Se acerca la tan esperada proclamación de la victoria, que traería un suspiro de alivio a los rusos invasores y a sus muchos partidarios en todo el mundo. Putin expuso su teoría del mando de la siguiente manera: "Para poder pretender cualquier liderazgo, incluso no global, pero al menos en algo, cada país, cada pueblo, cada etnia debe garantizar su soberanía, porque aquí no hay medias tintas: o eres soberano, o eres una colonia".
Putin evitó dar nombres "para no ofender a nadie", pero insistió en la necesidad de liberarse de las opresiones coloniales "en esta feroz lucha geopolítica actual". Una lucha, dijo, que en última instancia viene del pasado, cuando "nos vimos obligados a retroceder, pero luego recuperamos nuestras fuerzas, nos concentramos y avanzamos". Gracias a la comparación con Pedro, que sí supo aprender de los errores y las humillaciones, la Rusia de Putin ha "recuperado su fuerza" en las dos últimas décadas para imponerse de nuevo a los "colonizadores".
Tras elogiar a los científicos e industriales rusos, que "nos han proporcionado armas hipersónicas", Putin dijo que ahora Rusia se levantará de todas las debilidades del pasado y podrá por fin vivir de su propia prosperidad, rechazando toda intromisión. El pueblo ruso espera con resignada sumisión, con la esperanza de que al menos no se pierda todo, porque según Putin "el mundo entero nos culpa de los problemas, pero nosotros no tenemos nada que ver".
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