Puertas abiertas entre China y Asia Central
Astana prolongó el periodo de estancia sin visado para los ciudadanos chinos, Biškek se prepara para hacer lo mismo. Los días 18 y 19 de mayo, Xi Jinping se reunirá en Xi'an con los presidentes de las repúblicas exsoviéticas. Beijing pretende reactivar la Belt and Road Initiative, que corre el riesgo de estancarse. Pero los activistas locales protestan contra la represión en la vecina Xinjang, con la que existen profundos lazos.
Astana (AsiaNews) - En las últimas semanas se multiplicaron las iniciativas para favorecer el flujo de personas con fines comerciales, turísticos y culturales entre China y Asia central. Kazajistán prolongó el período de estancia sin visado para los ciudadanos chinos, que ahora pueden permanecer 30 días, y Kirguistán se prepara para seguir el ejemplo de Astana. Muchos se preguntan qué consecuencias puede tener este giro de los acontecimientos para el futuro de toda la región.
China está intentando abrir su economía y su diplomacia al mundo, después de tres años de grandes restricciones debido al Covid-19, y la región de Asia Central parece ser una de las zonas favorecidas por la nueva política de Beijing. El comercio con los cinco Estados de la ex Unión Soviética está recuperando los niveles anteriores a la pandemia, y los días 18 y 19 de mayo, en Xi'an, el mismo Xi Jinping recibirá personalmente a sus presidentes. En esa ocasión aprobarán el régimen de entrada sin visado a un nivel mucho más amplio.
Beijing y Astana están definiendo un acuerdo articulado en este sentido ya antes de la cumbre, con el fin de superar el límite de 14 días para los turistas chinos, condición que también existe en Uzbekistán. El ministro de Asuntos Exteriores de Kirguistán, Žeenbek Kulubaev, informó al Žogorku Keneš, el parlamento de Biškek, de que a su vez había abordado el tema en una reunión con su homólogo chino, Qin Gang, "y ahora queremos concretar este compromiso".
China necesita inyectar nueva vida al proyecto "One Belt, One Road", la Ruta de la Seda en la que ha invertido muchos miles de millones de dólares y que corre el riesgo de estancarse. Para ello, también necesita normalizar la situación en Xinjiang, la región geográfica y étnica que limita con Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán. Las señales simbólicas, incluso antes que las inversiones económicas, indican la reactivación del progreso a todos los niveles.
Como afirma Raffaello Pantucci, investigador asociado de la Escuela de Investigación Internacional "S. Radjaratnama" de Singapur, en un comentario publicado en Ozodlik, "la imagen de China y sus relaciones comerciales han sufrido mucho en los últimos años, cuando las fronteras estaban cerradas, y ahora siente la necesidad de abrir sus puertas de par en par". Además de la pandemia, la fuerte represión de los uigures y otras minorías musulmanas, como los kazajos y los kirguises, ha complicado enormemente el diálogo con estos países, al punto de que la acusación de "genocidio" resonó en varios parlamentos.
Muchos activistas centroasiáticos reiteraron sus protestas contra el gobierno de Beijing, entre otras cosas por sus muchos vínculos familiares con los perseguidos de Xinjiang, algunos de los cuales han logrado escapar y relatar la violencia que sufrieron. Con la esperanza de obtener los beneficios de la reactivación del comercio, el gobierno de Kazajistán intenta silenciar en la medida de lo posible estas manifestaciones contra China.
"Mucho depende de la flexibilidad de los negocios de Kazajstán, de su capacidad para asegurar los flujos necesarios no sólo para sus necesidades internas, sino para todos los mercados de Asia Central, Eurasia y China, multiplicando las oportunidades de crecimiento e inversión", señaló Adyl Kaukenov, experto del Instituto Kazajo de Investigación Estratégica de Astana. Según las estadísticas oficiales, el 40% del comercio kazajo-chino se desarrolla en Xinjiang. Si a finales de 2020 China invertía alrededor de 40.000 millones de dólares en Asia Central, a finales de 2022 esta suma aumentó a más de 70.000 millones de dólares.
Kazajistán sirve como principal centro de comunicaciones y transporte entre China y Europa, y ahora cada vez más intenta llenar el vacío que dejó la exclusión de Rusia de las rutas comerciales debido a las sanciones, cuando antes era la principal directriz. Junto con otros países como Azerbaiyán, Georgia y Turquía, intenta hacer realidad el "Corredor del Medio", como se denomina a la ruta transcaspiana, actual bisagra entre Europa y Asia.
Foto: Flickr/haaijk
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