Protestas y condenas: aumenta la tensión entre Daca y Delhi tras el asalto al consulado en India
Cientos de estudiantes han salido a la calle en las últimas horas para manifestarse contra el asalto a la representación diplomática, con graves daños en el edificio. Anteriormente se habían producido manifestaciones en India contra la detención del líder hindú Chinmoy Krishna Das en el país vecino. Los dos gobiernos refuerzan las medidas de control y seguridad.
Daca (AsiaNews) - Vuelven a aumentar las tensiones entre Daca y Delhi, en un cuadro general de relaciones críticas y en progresivo deterioro entre los dos países tras la caída en Bangladés, el 5 de agosto, del gobierno dirigido por la ex primera ministra Sheikh Hasina. El último episodio que ha reavivado los ánimos se registró el 2 de diciembre en Agartala, en el estado federal de Tripura del que es capital, en el noreste de India: decenas de manifestantes asaltaron el consulado bangladesí, causando graves daños al edificio. En respuesta, unas horas después cientos de estudiantes y activistas se manifestaron en Daca contra el ataque, del que se distanció el gobierno de Delhi, calificándolo de «profundamente lamentable».
Al comentar el asalto, el Ministerio de Asuntos Exteriores indio recordó que «la propiedad diplomática y consular no debe ser objeto de ataques bajo ninguna circunstancia». El gobierno, continuaba la nota, está «intensificando la seguridad» en torno a las instalaciones diplomáticas y representaciones de Bangladés en el país, mientras que las fuerzas policiales han detenido al menos a siete personas en relación con el incidente en los días transcurridos desde entonces. Sin embargo, la condena y las detenciones no fueron suficientes para tratar de aliviar la escalada de tensión entre las partes.
Para Delhi, Bangladés no es sólo un país vecino, sino también un socio estratégico y un aliado crucial para la seguridad fronteriza, sobre todo en los estados del noreste, además de compartir estrechos lazos culturales y lingüísticos. Los hindúes representan menos del 10% de los 170 millones de habitantes de Bangladés y, en el pasado, los líderes de la comunidad han denunciado casos de ataques de odio y discriminación por parte de grupos islámicos radicales y algunos partidos políticos. Tras el caótico derrocamiento de Hasina en agosto, muchos de sus partidarios fueron blanco de ataques, incluidos grupos religiosos minoritarios tradicionalmente considerados partidarios de la ex premier.
Tras semanas de relativa calma, la situación volvió a tensarse a raíz de la detención por las autoridades de Daca del líder hindú Chinmoy Krishna Das, lo que encendió de nuevo los ánimos entre las partes. Un crescendo de la violencia llevó el 2 de diciembre a cientos de manifestantes afiliados al Hindu Sangharsh Samiti a irrumpir en la sede diplomática y arrancar la bandera de Bangladés, para luego prenderle fuego. Los disturbios se extendieron a otras zonas de la frontera, donde los manifestantes bloquearon el comercio, interrumpiendo las importaciones y exportaciones, e incendiaron mercancías procedentes del país vecino. En respuesta, el gobierno de Daca presentó una protesta formal por el ataque, mientras se multiplicaban las manifestaciones contra la agresión en los campus universitarios.
Para evitar nuevos actos de violencia, los gobiernos de los respectivos países decidieron reforzar los controles y dispositivos de seguridad en torno a las misiones diplomáticas. En Bangladés, se desplegaron unidades de la policía y el ejército ante el consulado indio en Khulna, tras recibirse informes de que se planeaban protestas. La indignación y la rabia por el ataque de Agartala aumentan entre los ciudadanos, y en las redes sociales se multiplican los llamamientos y las invitaciones a unirse a manifestaciones callejeras. El experto en Derecho Asif Nazrul califica de «atroz» el ataque perpetrado por miembros del Hindu SangharshSamiti y se pregunta qué dura respuesta habría adoptado Delhi si un movimiento radical musulmán hubiera atacado una representación diplomática india en el territorio.
La ministra principal de Bengala Occidental, Mamata Banerjee, avivó la polémica al instar al gobierno central indio a solicitar el despliegue de fuerzas de paz de la ONU en Bangladés y pedir la intervención del primer ministro Narendra Modi para proteger a las minorías religiosas. Las declaraciones de Mamata desataron feroces críticas al otro lado de la frontera, y los líderes políticos rechazaron las acusaciones. Entre ellos, el secretario general del Bnp, Mirza Fakhrul Islam Alamgir, quien afirmó que las palabras de la política india eran una «amenaza directa» a la independencia y la soberanía territorial de Bangladés. Por último, continúan las manifestaciones de universitarios, estudiantes y activistas, con una concentración en la Universidad de Daca el 2 de diciembre y otros piquetes convocados para los próximos días.
22/03/2017 13:04
13/11/2020 14:47