Productos chinos: el Sudeste Asiático teme las consecuencias de los aranceles de Trump
La guerra comercial que anunció el presidente estadounidense que asumirá el cargo dentro de pocos días preocupa a los industriales de los países de la ASEAN. Temen que los productos chinos que no se envíen a Occidente puedan estrangular los mercados locales, que ya luchan con la durísima competencia del "made in China".
Bangkok (AsiaNews/Agencias) – Estamos ya en vísperas de la toma de posesión de Donald Trump en la Casa Blanca el próximo 20 de enero, y en Oriente crece la preocupación por la amenaza de una guerra comercial contra China. Como es sabido, durante la campaña electoral Trump prometió aumentar los aranceles de importación a productos extranjeros, amenazando con elevarlos incluso al 100% para algunos bienes.
Es un juego que no concierne sólo a Washington y Beijing. Existe una gran preocupación en todo el sudeste asiático, y muchos países temen terminar ellos también ahogados en esta confrontación. Si se levantaran barreras que hicieran mucho más difícil el ingreso de productos chinos a Estados Unidos, la República Popular se encontraría con una enorme cantidad de productos para colocar en otros mercados. Y el temor de muchos países del sudeste asiático es que puedan ingresar en forma aún más masiva a través de sus propias fronteras, destruyendo toda posibilidad de supervivencia de los productores locales.
El Joint Standing Committee on Commerce, Industry and Banking (JSCCIB) de Tailandia ha dado voz a estas preocupaciones en los últimos días, y ha pedido expresamente al gobierno de Bangkok que introduzca medidas legales contra la afluencia de productos chinos de bajo costo al mercado local, que temen se intensifique en los próximos meses. “Las medidas actuales no son suficientemente fuertes para proteger a los productores locales frente a la posibilidad de una avalancha de estas importaciones”, declaró Sanan Angubolkul, presidente de la Cámara de Comercio de Tailandia, al Bangkok Post.
Tailandia ya tiene un impuesto al valor agregado del 7% sobre los bienes importados cuyo valor sea inferior a 1.500 baht, para frenar las ventas. Y las autoridades ya habían dicho que planean firmar un memorando de entendimiento con las plataformas de comercio electrónico a principios de este año para eliminar los productos importados que no cumplan con los estándares mínimos de calidad. Ahora la JSCCIB pide que se adopten más medidas para proteger a los productores locales.
Una encuesta que llevó a cabo la Federación de Industrias Tailandesas (FTI) relevó que el 35,1 por ciento de los 175 empresarios y miembros informaron que las ventas fueron inferiores debido a la afluencia de productos de bajo costo que se venden a través de plataformas en línea. El vicepresidente de FTI, ML Peekthong Thongyai, explicó que la tendencia es claramente evidente en sectores como la ropa, los muebles, los productos plásticos y los embalajes.
Los mismos datos oficiales confirman la validez de estos temores. Según los informes de las aduanas chinas que se publicaron a principios de esta semana, las exportaciones de la República Popular en 2024 crecieron un 7,1% respecto al año anterior, y llegaron a los 25,45 billones de yuanes (3,47 billones de dólares estadounidenses), superando por primera vez la marca de 25 billones de yuanes. "China ha consolidado su posición como el primer país del mundo en comercio de bienes", declaró triunfalmente Wang Lingjun, subdirector de la Administración General de Aduanas.
Al mismo tiempo, sin embargo, el porcentaje de las exportaciones chinas a los Estados miembros de la ASEAN ha pasado del 6,9% a principios de la década del 2000 a cerca del 16% en la actualidad. Y los datos aduaneros chinos muestran que en 2023 la ASEAN ya se ha convertido en el mayor mercado de exportación de China.
El creciente flujo de productos chinos hacia el Sudeste Asiático ha sido una bendición para los consumidores, que ahora tienen acceso a productos más baratos que sus equivalentes producidos en la ASEAN, lo que ofrece una opción más asequible para las familias de bajos ingresos. Incluso algunas ofertas de alta tecnología, como los vehículos eléctricos, generalmente se consideran convenientes, desafiando la percepción del pasado de que los productos fabricados en China eran de calidad dudosa.
Pero la afluencia también ha resultado ser una pesadilla para los negocios locales, que luchan por igualar los precios bajos que ofrecen sus rivales chinos. En Indonesia – explicó por ejemplo a la agencia CNA Muhammad Zulfikar Rakhmat, director del China-Indonesia Desk del Center of Economic and Law Studies (CELIOS) de Yakarta – los productos textiles y las cerámicas fueron las principales víctimas. El año pasado, solo la industria textil, de confección y calzado de Indonesia perdió más de 50.000 puestos de trabajo debido al cierre de fábricas.
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