Proceso de beatificación para el joven Fathi Baladi, mártir durante la guerra en Líbano
Baladi, de 19 años, de la Iglesia greco-melquita, fue encontrado muerto en un auto, acribillado de tiros en 1980. Un joven discreto y lleno de fe. Testimonios de fenómenos extraordinarios y de curaciones por su intercesión. Su tumba está en Sarba (Jounieh) en el convento de San Salvador.
Beirut (AsiaNews) – ¿Quizás será el efecto del Sínodo sobre los jóvenes y sobre el discernimiento vocacional que ya trae frutos? Es posible. Queda del hecho que la Congregación vaticana para las causas de los santos aceptó la apertura del proceso de beatificación de un joven libanés, Fathi Abboud Baladi (Foto 1), muerto “mártir” durante la guerra civil en Líbano (1975-1990).
La noticia fue comunicada la semana pasada por el arzobispo griego-católico de Beirut, Mons. Cyrile Bustos, en una conferencia de prensa realizada en la sede del arzobispado (Foto 2). El responsable eclesiástico estaba acompañado por el p. Boulos Azzi, de la Orden libanesa maronita, que será el postulador de la causa.
Nacido el 22 septiembre de 1961 en Beirut, se inscribe en el Alba, una de las grandes escuelas de bellas artes de Líbano, y frecuenta el primer año de arquitectura. El 31 de diciembre de 1980, Fathi fue encontrado muerto en Araya (zona este de Beirut), en el volante de su automóvil, delante de la causa de una compañero de universidad, donde iba a estudiar. Sobre la cabeza y sobre el pecho se encontraron diversos tiros de armas de fuego. La investigación que se hIzo después de su asesinato, no llevó a ningún resultado. Fue sepultado en la tumba de familia, en el convento griego-católico de San Salvador en Sarba (Jounieh).
La causa de beatificación se inició porque después de su muerte, diversos signos dejan creer que, a despecho de las violencias sufridas, el joven murió en olor de santidad. Algunos años después de su deceso se publicó un libro, que reporta diversos testimonios y documentos que confirman la fe y las virtudes de este joven discreto, pero ferviente creyente. El Sínodo de la Iglesia melquita habría querido sostener este esfuerzo para documentar la vida de santidad del joven, pero la guerra no permitió concluir este trabajo.
Alentado por las continuas informaciones sobre las gracias recibidas por la intercesión de Fathi Baladi, el arzobispo de Bustros decidió rever su dosier, importante y creíble. El p. Boulos Azzi, gran especialista en este campo, por haber llevado a término las causas de numerosos santos y beatos libaneses, tomó el cargo a nivel diocesano.
“Gracias a su martirio – dijo durante la conferencia de prensa - Fathi Baladi es un siervo de Dios. Nuestros jóvenes muertos mártires durante la guerra, no nos han dejado para siempre. Ellos no fueron olvidados. Por esto, fathi Baladi es un signo para cada joven que donó su vida durante la guerra libanesa, testimoniando los valores morales y humanos de su fe, confirmándola con su propia muerte”
Los signos y los testimonios
A continuación, Gina la hermana de Fathi Baladi, recogió diversas cartas y escritos, detalles de su infancia y de su vida social y escolar del joven. “Era tan discreto - dijo- que sólo después de la muerte nos dimos cuenta de la belleza de su alma e tratamos de hacer los mejor posible para conocerlo más, sobre todo a través de algunos textos que él dejó y los testimonios de sus compañeros”.
En las semanas posteriores a su brutal muerte, se produjeron “signos” a sus más cercanos, bajo formas de fenómenos no habituales. Su madre testimonia que después del drama de su muerte, sus heridas se abrieron y no dejaban de sangrar. Después de algunas semanas de la muerte, su padre escuchó su voz que los llamaba: “Papá, papá”. También su hermana y también su marido escucharon que los llamaba. “Parecía que no estuviese muerto”, declara la madre para explicar el sentido de paz y seguridad que invadió a los miembros de su familia. En el período siguiente, los signos se multiplicaron, según los testigos: un suave perfume de incienso; luces extraordinarias, sudaba aceite, locuciones interiores, curaciones.
Alentados por estos testimonios sinceros, en los años 80 del siglo pasado, el patriarca greco-melquita, Maximos V Hakim y el arzobispo de Beirut, Mons. Habid Basha - ambos fallecidos - deciden introducir la causa de beatificación de Fathi.
Los documentos que atestiguan las curaciones atribuidas a la intercesión de Fathi Baladi son una carpeta voluminosa. Por ejemplo, Joséphine Louis Merhi, una ama de casa, testimonia la curación de su úlcera duodenal el 3 de enero de 1982. Ella declara haber visto entrar a Fathi a su habitación, acercarse y colocarse entre la cómoda y su cama. Él le impuso su mano sobre el abdomen diciendo: “Levántate para servir a tu familia, estás curada”. La señora Mehri el día después debía ser operada por su úlcera. Su curación fue total e instantánea.
En la familia de Fathi se cita también el caso de Fadia Saadé, curada de esclerodermia, enfermedad incurable que ella sufría desde cuando tenía 13 años. Su curación en los años 80, sucedió después de haber visitado la tumba de Fathi. Aún ahora ella goza de perfecta salud. Para el resto, todos los miércoles por la mañana, en la iglesia de San Salvador - donde se encuentra la tumba del mártir (Foto 3) - se celebra una misa votiva.
Contactado por teléfono, el p. Azzi precisó que “la investigación se realizará sobre todo en el Líbano, a nivel diocesano y para llevarla a término se creará un tribunal eclesiástico. La investigación tratará de establecer los elemento de santidad en la vida de Fathi Baladi, su infancia y educación, sus años en la escuela y los testimonios de sus compañeros, la virtudes, la reputación de santidad. La autenticidad de los documentos reunidos, etc. En un segundo tiempo, con una carpeta sólida, intervendrá el Vaticano para tomar conocimiento y eventualmente aceptar las conclusiones. En la primera etapa, se trata de establecer la heroicidad de las virtudes de Fathi Baladi y su fama de santidad”.