Primado armenio: Ereván y Bakú enfrentados tocan un ‘nervio sensible’; se requiere confianza y voluntad
La tensión entre los dos países volvió a aumentar en los últimos días. Más de 150 personas murieron en los enfrentamientos, la mayoría soldados. La ofensiva no se ciñó a Nagorno-Karabaj e incluso traspasó las fronteras del territorio armenio. La mediación de Moscú y el conflicto en Ucrania. Patriarca Minassian: "Bombardearon las casas en medio de la noche, hay viviendas destruidas y quemadas".
Ereván (AsiaNews) - Están tocando un "nervio sensible" que alimenta cíclicamente la tensión y es fuente de "nerviosismo". Y de muertes. Con estas palabras, el Patriarca católico armenio Raphaël Bedros XXI Minassian comenta a AsiaNews la nueva ola de enfrentamientos de los últimos días entre Armenia y Azerbaiyán. El choque culminó en las últimas horas con la consecución de una frágil tregua entre las partes, que parece mantenerse a pesar de los numerosos obstáculos y fragilidades sobre el terreno. Pero tuvo un costo: al menos 105 muertos en las filas de Ereván, la mayoría soldados del ejército, mientras que Bakú habla de unos 50 muertos en el ejército regular.
En medio del enfrentamiento quedaron los civiles, como confirmó el primado: "bombardearon las casas en medio de la noche, hay viviendas destruidas y quemadas". Esta vez la violencia no solo afectó a Nagorno-Karabaj, un territorio separatista dentro de Azerbaiyán donde la mayoría de la población es armenia, sino que incluso traspasó las fronteras del territorio armenio, y cientos de personas se vieron obligadas a huir.
Al cumplirse dos años del último conflicto sangriento, en la noche del 12 al 13 de septiembre, las fuerzas armadas de Azerbaiyán lanzaron una ofensiva a lo largo de la frontera occidental. Fue una operación con morteros y aviones no tripulados que incursionó en el territorio armenio, llegando a Vardenis, Sotk, Artanish, Ishkhanasar, Goris, Jermu y Kapan.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, acusó a su homólogo azerbaiyano de violar el alto el fuego de 2020 y atacar indiscriminadamente. En las últimas semanas se han intensificado las provocaciones entre ambas partes, con varios indicios de escalada. Por ejemplo, el 25 de agosto, los azeríes tomaron el control de Lachin, una ciudad en la región disputada que abre un corredor de pocos kilómetros para llegar a Armenia.
Durante las hostilidades, Rusia fue un mediador clave, pero su papel y su compromiso parecen haberse reducido desde que comenzó la ofensiva en Ucrania [operación especial o guerra de invasión, según las partes]. Hoy, Ereván aguarda la llegada de una delegación de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una alianza militar de seis estados liderada por Moscú que ha cultivado buenas relaciones con Bakú, un importante proveedor de materias primas. El gobierno armenio ha solicitado la ayuda del Kremlin, pero se enfrenta a una oposición interna. Las manifestaciones callejeras piden la dimisión del primer ministro en respuesta a los rumores de un posible acuerdo que concedería vastos territorios a Azerbaiyán.
El pueblo armenio, que resiste "su sacrificio en silencio" desde hace más de 100 años a causa del genocidio, "se siente olvidado" por la comunidad internacional "a pesar del sufrimiento del pasado", explica el primado de la Iglesia local. Y "hasta los que tienen la capacidad y la posibilidad de ayudar" no se mueven. "¿Dónde están los que tienen la capacidad de ayudar?”, pregunta el Patriarca Minassian, aunque sin dar nombres. Hemos perdido la contribución de las naciones que pueden darnos una mano, permanecen en silencio, quizás porque quedarse callados los beneficia". Para el Patriarca, "hay poco interés en alcanzar un verdadero acuerdo de paz", pero el "apoyo de los 10 millones de armenios de la diáspora es un gran consuelo". “Nosotros no tenemos inmensas reservas de petróleo, ni de gas, pero podemos contar con nuestros cerebros, en nuestra patria o en el extranjero”,
“No estoy en contra del diálogo y de la paz”, continúa, “pero cuando recibo una agresión de esta envergadura, me impide dialogar. La comunidad internacional y los azeríes deben comprender que estos métodos no fomentan el diálogo ni la reconciliación". Para la verdadera paz, que es definitiva y duradera", concluye el Patriarca, "se necesita tiempo y voluntad. Y confiar, aunque resulta difícil frente a las agresiones".
15/10/2020 12:01
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