Polémica por los luchadores chechenos del equipo francés
El equipo que participó en el Campeonato de Europa estaba formado únicamente por refugiados de Chechenia. Se trata de personas que huyeron con sus familias en la época de la guerra de Putin contra los separatistas chechenos. En el deporte ya es normal que los equipos nacionales sean multiétnicos. Moscú ataca.
Moscú (AsiaNews) - Un extraño caso de política étnica está sacudiendo el mundo del deporte: la reacción ante la composición del equipo juvenil francés de lucha libre para el Campeonato Europeo del 2023, en el que sólo se presentaron deportistas de etnia chechena. En Rusia, este hecho ha suscitado una gran polémica, pues como consecuencia de las sanciones internacionales todos los deportistas rusos están excluidos de las competiciones. Por tanto, hay quienes se preguntan de dónde salieron estos refugiados chechenos dedicados a la lucha competitiva.
Según informes oficiales, el grupo surgió tras la huida de chechenos durante la guerra civil de principios de la década de 2000. En Bucarest, del 13 al 19 de marzo, seis luchadores con nombres inequívocos compitieron sin mucho éxito en diferentes categorías para defender los colores de Francia: Adam Bibulatov, Khamzat Arsamerzuev, Mukhammad-Amin Sangariev, Magamed Deliev, Rakhim Magamadov y Adlan Viskhanov. El diario francés Sport Express también se preguntaba: "¿Cómo es posible que los grandes luchadores rusos se queden fuera y que todo el equipo francés esté formado por chechenos?".
Un destacado miembro de la diáspora chechena en Francia, Movladi Abdulaev, atleta, juez y entrenador de artes marciales que vive en París desde 2003, sostiene que la presencia de atletas extranjeros en otros países ya es habitual, aunque el equipo de luchadores franceses sea realmente una excepción. "No es raro ver en los equipos occidentales a caucásicos como daguestaníes u osetinianos, o incluso jakutis siberianos... Tenemos legionarios chechenos en los equipos de Albania, Rumanía, Bulgaria y otros países, en Francia la situación es única porque todo el equipo está formado por chechenos, pero todos han nacido aquí, o residen aquí desde su más tierna infancia".
Uno de los luchadores, Rakhim Magamadov, nació en Gudermes, en Chechenia, y en declaraciones a la revista francesa Le Dépêche dijo que no recuerda nada de sus primeros años en el Cáucaso. Su familia escapó de allí en 2008, cuando él sólo tenía cuatro años y la Rusia putinista estaba concluyendo su "operación antiterrorista".
"Estoy muy orgulloso de ser checheno", asegura Rakhim. "Cuando tenía 6 años, mi padre me inscribió en el club de lucha de Montalbano, cerca de Niza. En realidad, yo quería jugar al fútbol, pero somos chechenos; en nuestra familia es o lucha o nada". Los padres de Adlan Viskhanov, ganador de numerosas medallas, también huyeron de Grozni en 2008 debido a la enfermedad de su madre y a "la situación de incertidumbre en Rusia".
En declaraciones a Match TV, el presidente de la Federación de Lucha Deportiva de Rusia, Mikhail Mamiašvili, dijo que "se trata de personas de Francia, que no han formado ni habrían formado nunca parte del equipo nacional ruso... los franceses van por ahí en desfiles de gays, al menos los chechenos de allí se ocupan de cosas de hombres". Sus declaraciones provocaron reacciones muy acaloradas en el ambiente de las artes marciales.
El propio Abdulaev comentó que "el presidente ruso de la federación vino muchas veces a Francia, y debió darse cuenta de que muy pocos franceses van a los desfiles gays... no es raro oír bromas tan groseras en boca de deportistas, pero de Mamiašvili no me lo esperaba".
El periodista y politólogo ruso Ivan Preobražensky señaló en una entrevista con Kavkaz.Realii que "ningún funcionario o comentarista deportivo de Rusia puede admitir hoy abiertamente que decenas de miles de chechenos se encuentran en Europa, debido a la larga guerra contra el pueblo checheno", y el equipo de lucha francés fue un delator flagrante de una situación muy importante, sobre la que todos hacen silencio.
El éxodo de chechenos afectó a un enorme número de personas tras las dos guerras post soviéticas, y el actual conflicto en Ucrania está empujando a muchos más a abandonar el territorio caucásico.
Abdulaev concluye amargamente: "Si el deporte estuviera completamente desvinculado de la política, entonces estaría en contra de la exclusión de cualquier deportista de las competiciones, excepto de aquellos que hacen propaganda explícita de la guerra, el racismo y el odio entre etnias. Pero en realidad el deporte siempre está mezclado con la política, y hay que resignarse a ello".
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