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SIRIA-LÍBANO-VATICANO
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Piden por la paz en Oriente Medio a los nuevos santos, los hermanos Massabki

de Fady Noun

Mañana se celebrará en Roma la canonización de los mártires de Damasco, tres laicos maronitas asesinados en 1860 junto con ocho frailes franciscanos. Los fieles sirios seguirán la ceremonia en la iglesia de Bab Touma, donde se produjo el martirio.

 

Beirut (AsiaNews) - Mañana la Iglesia universal se enriquecerá con 14 nuevos santos, entre ellos once mártires: ocho religiosos franciscanos y tres laicos maronitas, los hermanos Francisco, Abdel Mohti y Raphaël Massabki, brutalmente asesinados en Damasco el 10 de julio de 1860 como consecuencia directa de su religión cristiana.

Las "masacres de Damasco" se produjeron en un contexto complejo. Como resultado de los cambios socioeconómicos - explica el historiador Henri Laurens (1) - en el siglo XIX las comunidades cristianas crecieron fuertemente (...). Además, gracias al trabajo de los misioneros, tenían un mejor acceso a la educación moderna y, por tanto, una ventaja cualitativa en el mercado laboral. Por otra parte, bajo la presión de la opinión pública occidental, se habían convertido en un indicador de modernidad, y tratar bien a las comunidades no musulmanas era la prueba de una relación política civilizada con la población (...). Los enfrentamientos entre drusos y cristianos pasaron a formar parte de una interpretación confesional de la región. Las masacres de 1860 fueron el resultado de la relativa frustración de los grupos musulmanes locales contra aquellos que supuestamente se habían beneficiado de las reformas, los cambios recientes en el equilibrio de poder y la intervención de actores externos”.

La explosión de violencia sectaria comenzó en el Monte Líbano y posteriormente se extendió a Zahlé y Damasco. Los Massabki eran una de las grandes familias de Damasco. Francesco, el mayor de los tres hermanos, era el cabeza de familia. Casado y con ocho hijos, era un comerciante de sedas cuya gran casa estaba abierta a todos y cuya popularidad se extendía incluso fuera de Siria. Se dice que en las aldeas hacían sonar las campanas cuando llegaba su caravana de mulas.

Cuando supieron que se acercaban los alborotadores, los hermanos Massabki se refugiaron en el cercano convento de los frailes franciscanos, creyendo que estarían a salvo. Pero, guiados por un traidor, los invasores irrumpieron en el patio del convento por una puerta secundaria. Los atacantes capturaron primero a Francesco. Este había prestado 8.000 piastras a Abdallah el-Halabi, uno de los instigadores de la violencia. En nombre de su patrón, le pidieron que se hiciera musulmán. Él respondió: “El jeque Abdallah puede quedarse con mi dinero. Puedes quitarme la vida. Pero nadie puede quitarme la fe. No puedo negar a mi Dios (...). Soy cristiano". Fue masacrado con puñales y hachas. La suerte de sus hermanos y de los frailes franciscanos no fue mejor.

Casi 20 mil cristianos masacrados

En 1860 mataron en total cerca de 20.000 cristianos, de los cuales, de 4 a 6.000 en Damasco entre el 9 y el 18 de julio de 1860. En la capital siria destruyeron once iglesias y tres conventos, y entre 1.500 y 2.000 casas y 200 negocios fueron quemados y reducidos a montones de piedras.

La noticia de las masacres de Damasco llegó a París el 16 de julio de 1860, que ordenó una expedición de 7.000 soldados para restablecer el orden. Para apaciguar a Francia y las potencias europeas, Fouad Pacha, el ministro otomano de Relaciones Exteriores, viajó a Siria. Más de cien oficiales y soldados otomanos fueron fusilados por su participación en la matanza. El gobernador Ahmed Pasha y otros 56 funcionarios fueron ahorcados.

Los tres hermanos Massabki fueron beatificados por la Iglesia católica el 10 de octubre de 1926 junto con los ocho franciscanos (siete españoles y un austriaco). La Iglesia maronita los celebra el 10 de julio. En este día, la Iglesia ortodoxa griega rinde homenaje a uno de sus sacerdotes, Youssef Mehanna Haddad, asesinado en Damasco en las mismas circunstancias.

Mañana los fieles sirios podrán seguir la ceremonia de canonización desde la iglesia franciscana de Bab Touma, donde se encuentra el altar en el que fueron degollados  algunos de estos mártires. En una urna transparente debajo del altar se pueden ver algunos cráneos y huesos que representan simbólicamente las reliquias de los mártires de Damasco. El Sínodo maronita pidió a los fieles que eleven sus oraciones para que, por su intercesión, se restablezca la paz en Oriente Medio.

 1. Henry Laurens, Histoire contemporaine du monde arabe

 

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