Phnom Penh, el gobierno prohibe el trabajo de menores en las fábricas de ladrillos
Según las nuevas disposiciones ministeriales, emplear a menores de edad se convierte en un delito. El pasado 9 de marzo, una niña de 9 años perdió un brazo en una fábrica de Preah Prasap. Misionero del PIME: “Es necesario contrarrestar la idea que quien no produce es un inútil para la sociedad”.
Phnom Penh (AsiaNews) – El ministerio camboyano del Trabajo y de la formación profesional solicita a todos los departamentos competentes para usar el Código penal, para perseguir a los propietarios de las fábricas de ladrillos que recurren al trabajo de menores. El propietario de una estructura en la provincia sudoriental de kandal, en la cual una niña de 9 años perdió un brazo, estará entre los primeros en responder a acusaciones penales.
Con la directiva (fechada 5 de junio de 2019), los propietarios de fábricas de ladrillos que emplean a menores arriesgan la reclusión. Ahora en las instalaciones de producción están obligados a colocar grandes y visibles carteles que instruyen a los menores que no entren en las estructuras; también el solo acceso de niños implica acusaciones penales para los propietarios que no vigilan. El uso de la esclavitud para pagar las deudas-en cuanto violación de la libertad de los trabajadores- está rigurosamente prohibido. Los empleadores de los hornos deben proveer a una sistemación de los empleados y sus familias que viven lejos del lugar de trabajo; los alojamientos deben estar rodeados de recintos.
Las disposiciones del ministerio son consecuencia de un grave accidente que se verificó el pasado 9 de marzo en la municipalidad de Preah Prasap (distrito de Khsach Kandal). Chheng Srey Pheak, de 9 años, fue víctima de un accidente en el trabajo: su brazo quedó atrapado en una máquina. Las heridas provocadas a la niña la llevaron a tenerle que amputar el brazo. Ya sea el director provincial del Departamento de Trabajo como también la policía local afirman que la niña ayudaba a los padres y no estaba obligada a trabajar en la fábrica.
Como en todas las sociedades en vías de desarrollo, en Camboya “el trabajo de menores es un fenómeno más bien difundido”. declara a AsiaNews, el p. Lucas Bolelli, sacerdote del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (PIME). El p. Bolelli desarrolla su obra misionera en Camboya desde hace casi 12 años; desde hace cerca de 10 es párroco del pueblo de Kdol Leu, en la provincia nororiental de Kompong Cham.
“En la imaginación cultural prosigue el p. Bolelli- no da escándalo que un niño trabaje, sobre todo en los contextos de mayor pobreza. Yo sirvo en una comunidad que vive en un contexto rural, donde es normal que los niños ayuden a las familias en las fábricas de ladrillos o en los campos. Esto se debe en parte al sentido del deber, de la obediencia y del sacrificio, que la cultura impone a los hijos”.
La joven sociedad camboyana atraviesa un momento crítico: en los últimos años, el crecimiento económico proyectó al país hacia la modernidad. “Encuentro tímidos pasos en adelante sobre la fuente de derechos de la infancia, pero según yo, disposiciones como aquellas de ministerio son más que nada impuestas por los estándares internacionales como el ASEAN (Asociación de las naciones del Sudeste asiático)”, afirma el misionero.
“Gracias a la importancia que el Evangelio reconoce a la dignidad humana- concluye el p. Bolelli-, las comunidades cristianas están comprometidas en una preciosa obra de sensibilización. En las escuelas, ya desde el jardín de infantes, a los niños se le dedica una particular atención; también a nivel litúrgico, tratamos de involucrar a los más pequeños en las actividades religiosas, para mejorar su experiencia de fe. Es necesario contrarrestar la idea de que quien no produce es un inútil para la sociedad”.
22/12/2016 18:46
11/08/2018 11:48