Peshawar: a tres años de la matanza en la iglesia protestante, hay quien todavía lucha por sobrevivir

de Kamran Chaudhry

“El 22 de septiembre en la All Saints Church se rezó por las víctimas del ataque talibán. Algunos heridos aún deben ir al hospital para las curaciones. El 24 de setiembre otra misa en la iglesia de San Juan María Vianney. La historia de Aqeel Arif, que quedó paralizado y mudo después de las explosiones.

Lahore (AsiaNews)- A tres años de la matanza realizada por los talibanes contra la All Saints Church (protestante) de Peshawar, algunos heridos cristianos aún luchan para sobrevivir. El 22 de setiembre pasado, día del aniversario, en la iglesia que fue teatro del ataque se realizó una oración en conmemoración de las más de cien víctimas y en apoyo a la 144 personas que resultaron heridas. El Rev. Humphrey S. Peters, obispo anglicano de la Church of Pakistan, afirma ante AsiaNews que “todavía hoy, cuatro cristianos heridos por la explosión se ven obligados a acudir al hospital para recibir tratamiento médico” y lanza un pedido al gobierno “para que mantenga la promesa de abrir un fondo para subvencionar a las víctimas de la matanza”

El 22 de setiembre de 2013, al finalizar una celebración dominical, dos kamikazes se hicieron explotar en las cercanías de la iglesia protestante de Kohati Gate. El histórico edificio, construido en 1883 inspirándose en las mezquitas, está dirigido hacia la Meca y constituye una estructura símbolo como intento de paz, armonía y convivencia pacífica entre la mayoría musulmana y la minoría cristiana. En el momento de las explosiones estaban presentes más de 600 fieles.

El día después del atentado, fueron justamente los líderes de la comunidad islámica, junto a los protestantes y a la Conferencia episcopal paquistaní, quienes condenaron con firmeza el bárbaro acto de violencia. Desde aquel primer episodio, la provincia de Khyber Paktunkhwa (en el norte de Pakistán, cuya capital es Peshawar), fue a menudo blanco de los terroristas islámicos: pocos días después, hubo otros atentados kamikazes; en diciembre de 2014, se produjo el ataque a la escuela militar de Peshawar, en el cual murieron 150 personas -en su mayoría niños-; en enero de 2016 hubo otra matanza, esta vez en la universidad de Charsadda, que costó la vida a 21 estudiantes; el último atentado fue a principios de septiembre contra la colonia cristiana de Warsak Road, situada a pocos kilómetros de la escuela militar.

El p. John William declara que la comunidad cristiana “vive en constante peligro”. “La situación de las minorías no mejoró desde que el gobierno lanzó el Plan de acción nacional para combatir a los militantes”. El sacerdote celebró una segunda ceremonia por las víctimas en la iglesia de San Juan María Vianney, el 24 de setiembre pasado.

En la misa estaba presente también Aqeel Arif, de 47 años, que quedó paralizado y mudo después de la explosión. Los doctores tuvieron que amputarle la pierna izquierda para detener la hemorragia, pero no lograron hacer nada por sus cuerdas vocales. Hoy el hombre vive en una silla de ruedas, que los parroquianos ayudaron a empujar para subir los escalones de la iglesia. Su esposa Jane cuenta que “los remedios que toma le cuestan quince mil rupías por mes (unos 127 euros), lo que equivale a toda su jubilación. Sus otros dos hijos también resultaron heridos, pero jamás obtuvieron ninguna indemnización de parte del gobierno provincial”. “Yo tuve que abandonar el trabajo -continúa- para ocuparme de mi marido, dado que está obligado a vivir postrado. Al inicio fuimos ayudados tanto por el gobierno como por la Iglesia, pero ahora debemos decidir si comer o comprar los remedios. Una ONG está pagando las cuotas escolares de mi hijo menor, pero no basta. Necesitamos de una ayuda constante”.