Pese a un desempeño peor que el de sus predecesores, Xi Jinping obtendrá un tercer mandato

de Emanuele Scimia

El líder chino inauguró ayer el 20º Congreso del Partido Comunista Chino. Ante la desaceleración del crecimiento económico, el aumento de la deuda, el desempleo juvenil y la caída demográfica Xi ofrece muchos eslóganes pero pocas recetas. Con la carta del nacionalismo (y de Taiwán) se busca un nuevo elemento de cohesión entre el régimen y la sociedad china.

Roma (AsiaNews) - Xi Jinping se encamina a un histórico tercer mandato en el poder. Quedará por encima de sus últimos predecesores, aún cuando la gestión de Hu Jintao y Jiang Zemin fueron mejores, al menos desde el punto de vista económico. Y en definitiva, es esto lo que interesa a los chinos para aceptar el liderazgo indiscutible del Partido Comunista (PCC).

Ayer se inauguró el 20º Congreso del PCC. En la apertura, Xi presentó un informe sobre su segundo quinquenio al frente del Partido (y del Estado): abundaron los eslóganes, pero hubo pocas recetas para resolver los problemas del país. Entre el 22 y 23 de octubre concluirá el encuentro, que trazará una nueva geografía del poder en China, con Xi todavía como timonel.

El presidente chino, y secretario general del Partido, prevé para los próximos cinco años una economía nacional que ofrezca oportunidades y garantice una distribución justa de la riqueza. Sin embargo, las cifras del PIB de este año prometen ser poco estimulantes para el líder supremo y la población. La política draconiana orientada a erradicar el Covid-19, la represión de las grandes empresas de alta tecnología y la crisis inmobiliaria no permitirán alcanzar el objetivo de crecimiento económico anual del 5,5% (con la ralentización económica, posiblemente rondará el 3%).

En los últimos días se hizo hincapié en que China ha duplicado su economía en los 10 años de liderazgo de Xi. Aún así, cabe mencionar que en la década de Jiang Zemin (1993-2002) se multiplicó por más de tres, mientras que durante el doble mandato de Hu Jintao (2003-2012) se multiplicó casi por seis. Al igual que Xi, ambos líderes tuvieron que hacer frente a graves crisis económicas: Jiang a la crisis financiera asiática de 1997-1998; Hu a la crisis hipotecaria estadounidense de 2007-2008.

Por otro lado, en la era Xi se acumularon deudas, especialmente de los gobiernos provinciales. Según los cálculos de Reuters, en los ocho primeros meses de 2022 las 31 provincias del país registraron un déficit total de 6.740.000 millones de yuanes (960.000 millones de euros).

La erradicación de la pobreza absoluta era uno de los principales objetivos de Xi y un motivo de alarde en 2021, cuando se cumplieron 100 años de la fundación del PCC. Sin embargo, un estudio del South China Morning Post revela que el año pasado el 13% de la población china seguía pasando necesidades.

Además, hay dudas sobre la veracidad de las estadísticas oficiales. Los observadores señalan que los dirigentes locales suelen falsificar los datos, haciendo pasar a familiares y amigos por pobres para conseguir subvenciones estatales. El primer ministro Li Keqiang ha arremetido en muchas oportunidades contra los líderes provinciales por presentar un cuadro poco realista de la situación.

En su discurso, Xi insiste en la "renovación" nacional, pero el desempleo juvenil se mantiene estable en un 20%. Esto no solo es un problema para los numerosos jóvenes graduados que buscan trabajo, sino también para las personas que se jubilen en los próximos años.

La desaceleración económica combinada con el declive demográfico obligan a Xi a encontrar un nuevo elemento de cohesión entre el Partido y la sociedad china. La carta nacionalista, con la hazaña de reconquistar Taiwán, podría ofrecerle una oportunidad. Sin embargo, sigue siendo un riesgo, un terreno "inexplorado" para un régimen que durante décadas ha confiado en el volante económico para garantizar la estabilidad interna. Por no hablar de que la agitación geopolítica creada por la invasión rusa de Ucrania podría plantear al "nuevo Mao Zedong" un reto de no pocas consecuencias en sus fronteras del norte: una Rusia sumida en el caos y en riesgo de desintegración.