Pekín, Moscú y las negociaciones sobre Ucrania
Los rumores sobre un posible envío de tropas chinas a Ucrania - desmentido (por ahora) por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín - han sido recibidos con nerviosismo por los rusos. En un conflicto que se percibe lejano, Xi Jimping busca salvaguardar sus propios intereses, mucho más que las obsesivas oposiciones de su «eterno aliado» Putin.
Moscú (AsiaNews) - Los rumores sobre el posible apoyo de Pekín a la coalición de «países dispuestos» a establecer fuerzas de pacificación en Ucrania como solución a las conversaciones de paz -desmentidos, al menos por el momento, por la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino- están provocando reacciones muy resentidas en Rusia, como si China estuviera dispuesta a traicionar la «eterna» alianza reafirmada en repetidas ocasiones en los encuentros entre Vladímir Putin y Xi Jinping. Además, las inquietantes propuestas de Donald Trump en esta fase de conversaciones al más alto nivel parecen perfilar una marginación del papel chino en los equilibrios geopolíticos, lo que sin duda parece un objetivo directo por parte de los estadounidenses, pero también podría ser una intención no declarada por parte de los rusos, que no quieren seguir siendo súbditos del Imperio Celeste.
En los últimos años, los países occidentales han acusado a China de ayudar a Rusia en sus acciones bélicas, de no apoyar las sanciones y de seguir suministrando a Moscú productos electrónicos y otros artículos de «doble uso». Los ucranianos, en particular, creen que Pekín es el principal patrocinador de Moscú, al que fácilmente se le podría haber ordenado detener la guerra, en calidad de «socio principal» de una Rusia muy inferior económicamente; en cambio, los chinos han aprovechado el conflicto para hacerse con muchos negocios en Siberia y muchas regiones rusas, así como con oportunidades en Asia Central.
Sin embargo, las cosas no son fáciles de descifrar a tan gran escala, ya que el sinólogo ruso Aleksandr Gabuev, director del Centro Carnegie de Berlín para el Estudio de Rusia y Eurasia, describe a Rusia como un «agente extranjero» que trabaja para una «organización indeseable». Afirma que para Pekín es importante restablecer la paz en Ucrania, y no lo es tanto dónde está la línea divisoria entre los contendientes: «los chinos son conscientes que no son el ombligo del mundo, y que no pueden obligar a todo el mundo a vivir según sus principios, pero por otro lado saben que son una de las principales potencias del planeta, al menos al mismo nivel que Estados Unidos al otro lado del globo». En Asia, China tiene una posición de hegemonía total, de hecho todo el mundo se somete a la autoridad de Pekín y se pliega a sus principales intereses. Según este punto de vista, «en un mundo ideal reina la armonía, gracias a la fuerza y la estabilidad de China».
Gabuev señala que entre las culturas de Oriente y Occidente existe una clara distinción en la forma de entender una «negociación en la que todos ganan». Según el esquema «win-win» occidental, el equilibrio entre las partes tiene que ser 50:50, o como mucho 60:40, mientras que según la mentalidad china, no es una cuestión de proporciones, sino de resultados positivos conseguidos por ambas partes, no importa en qué medida: «si hacemos un trato y tú ganas 99, y yo sólo gano un céntimo, aún así me he traído algo a casa». En cuanto a la guerra en curso, los chinos no entienden la «manía obsesiva» de Putin de querer quedarse con todo, sin conformarse con lo mucho que ya tiene asegurado.
El conflicto entre Rusia y Ucrania, en cualquier caso, es para China un asunto muy alejado de sus intereses, a diferencia de Europa e incluso de Estados Unidos. Sólo es importante en la medida en que implica a un socio significativo como Rusia, una «hermana pequeña» para China, con una cultura política similar y una orientación estratégica de oposición a los objetivos dominantes de Estados Unidos, en la visión del «mundo multipolar». Por otra parte, Europa, el principal mercado de ventas de los productos chinos, importante en términos de tecnología, inversiones y mucho más, está implicada en el conflicto. La propia Ucrania tiene una importancia nada desdeñable para China, aunque no al nivel de las grandes potencias.
La guerra para China, confirma el sinólogo, es sobre «producción, sistemas energéticos, feritlianos y metales», lo que realmente importa es el precio de los artículos más importantes, y la guerra en Ucrania tiene una influencia muy negativa en todo esto. Por eso China quiere la paz, dejando a Rusia lo más aislada posible de Occidente y lo más dependiente posible de Pekín, el país más «dispuesto» a defender sus intereses.
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