Paul Bhatti: Diplomacia e inteligencia contra el terror. Si no, Europa será un nuevo Pakistán
El líder católico paquistaní sorprendido y maravillado por los ataques en Bruselas. Él describe a la capital belga como una “ciudad militarizada”. Pero el aparato de seguridad “no supo abortar la amenaza”. El Estado islámico generó “terror en todo el mundo”. Europa necesita políticos y diplomáticos preparados para enfrentar la amenaza. Necesario resolver la cuestión inmigración.
Bruselas (AsiaNews)- Si Europa no tomará medidas eficaces contra el terrorismo, corre el peligro de “convertirse en un nuevo Pakistán”, una realidad en la cual la situación “será aún más grave” y la violencia “más sanguinaria”. En el país asiático la población “convive y de alguna manera, ya le hizo el callo a los ataques”, mientras que Occidente y su gente “no está preparada para esto”. Es cuánto afirma a AsiaNews, Paul Bhatti, ex ministro federal para la Armonía nacional y líder del All Pakistan Minorities Alliance (APMA), en primera fila en la lucha contra el extremismo y la barbarie fundamentalista en Pakistán.
El líder católico, hermano del exministro Shahbaz masacrado por los fundamentalistas islámicos el 2 de marzo de 201, se dice “horrorizado” por los ataques del 22 de marzo en Bruselas, en el corazón del continente y de su Unión política. “Con todos los recursos militares y de inteligencia- afirma- no entiendo cómo no fuimos capaces de bloquearlos”. Europa atraviesa una grave “crisis económica y de identidad” y si se agrega “también el peligro terrorismo, se desencadenará el pánico y la gente vivirá en el terror”. “se necesitan respuestas urgentes y de los máximos niveles”.
Paul Bhatti viaja frecuentemente a Bruselas, para encontrarse con políticos y diplomáticos, defendiendo las causas de los cristianos y de las minorías en Pakistán además que una lucha a todo campo contra extremismos y fanatismos de todo género y bandera. “Recibí la noticia del ataque de parte de un amigo- cuenta- que me llamó por teléfono para saber dónde estaba y si estaba bien, sabiendo que en los últimos períodos transcurrí mucho tiempo en la capital belga”. “Vi una ciudad siempre más militarizada- cuenta el líder APMA- y un enorme aparato de seguridad en las calles. Sin embargo la amargura y el estupor, porque no estuvieron en grado de prevenir este ataque si bien la alerta era máxima. En el pasado, en Londres y Madrid, no había esta atención, pero ahora un atentado estaba en el aire. Estoy desilusionado por este fracaso de la inteligencia”.
Él recuerda el arresto de los días pasados de Salah Abdeslam, terrorista francés naturalizado belga y responsable de los ataques de París del 13 de noviembre y explica: Un parte mía estaba feliz por la detención; sin embrago estaba triste en ver todo el aparato estatal, del Premier belga, pegado a la TV mirando la operación de la captura como si fuese un gran espectáculo”.
El Estado islámico para Paul Bhutti es una amenaza real “que supo crear alrededor suyo un sistema de financiación eficaz” (se habla de fondos de Arabia Saudita, Qatar, también ayudas logísticas de parte de Turquía) y centró su objetivo en “generar terror en todo el mundo”. Por otro lado el Isis, Boko Haram, los talibanes, al-Qaeda “son caras diversas de la misma ideología”; una derivación fundamentalista aprovechada primero por la red del terror de Bin Laden que, nacida y crecida después de la invasión soviética a Afganistán, supo aprovechar un “creciente sentimiento anti-americano y anti-occidental” en Pakistán, “difundiéndose siempre más”.
Los bombardeos, los ataques con drones, las víctimas civiles, los niños, las mujeres y los ancianos asesinados generaron un deseo de desquite, que el movimiento extremista islámico supo recoger y alimentar. “Pakistán-afirma Bhatti- esel país que ha pagado el mayor tributo en términos de violencias, no sólo entre los civiles sino también en la dirigencia política e institucional. Shabhaz, el gobernador de Punjab Salman Taseer, el ex Premier Benazir Bhutto. Y luego, el estrago en la escuela militar en Peshawar en la cual murieron ciento cuarenta niños”.
En Pakistán como en Europa, hace “llorar al corazón ver a estos muertos y heridos”. “Pensé en la lucha de mi hermano- afirma Paul Bhatti- la lucha por la justicia social, contra la “talibanización” del país, porque un Estado no puede tolerar el lavado de cerebro a los niños, violentados en la mente y en el espíritu desde la más tierna edad”.
Para contrastar esta derivación fundamentalista, también y sobre todo en Europa, se necesita una clase de políticos, diplomáticos, estadistas “preparada y capaz de relacionarse” con quien- gobiernos, entes, elementos del Estado- juega un doble partido “con grupos yihadistas: condenándolos por un lado, cortejándolos por el otro”. “Lamentablemente aquí en Occidente- brilla- falta una verdadera clase política que sepa conocer a fondo este tipo de cultura”.
Por último, el líder católico invita a no fomentar ataques contra el islam y los inmigrantes. “No estoy de acuerdo- afirma- con el cerrar las fronteras, pero se debe efectuar una seria verificación de aquellos que piden asilo. No se necesita dejarse engañar por el chantaje moral del niño muerto en la playa, de las víctimas entre los menores, que representan ciertamente un drama. Muchas veces los terroristas aprovechan de estas circunstancias para superar fronteras y confines”. Y no es verdad que los prófugos musulmanes sean malos y los cristianos buenos y que hay que recibir: “Es necesario poner atención- concluye- y enfrentar la cuestión desde un punto de vista político, económico y social. Contrastando a cuántos favorecen la inmigración clandestina y la trata de víctimas humanas, sobre la cual han construido imperios económicos”.
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