Patriarca de Bagdad: En la corte internacional en contra de la ley sobre la 'islamización de los niños"
Bagdad (AsiaNews) - “En caso de la aplicación” de la ley, “haremos escuchar nuestra voz” a nivel global, hasta incluso citar a la Asamblea de los diputados ante “el tribunal internacional”. Es la toma de posición del patriarca caldeo Mar Louis Raphael I Sako* ante una norma que daña fuertemente la libertad religiosa. Una ley que considera como musulmanes, en modo automático, a los hijos de los cuales al menos uno de los progenitores se haya convertido al Islam. Meses atrás se había presentado una enmienda que preveía que los menores de edad permanecieran en la religión de nacimiento hasta cumplir los 18 años, para luego decidir su fe en modo personal. Pero a fines de octubre, el Parlamento iraquí rechazó esta propuesta. Mar Sako agradece a muchos musulmanes y ONGs que apoyan la postura de la Iglesia en nombre del pluralismo de la sociedad iraquí y exhorta a los miembros del parlamento a “preocuparse más bien de que un individuo se vuelva un buen ciudadano, y no inmiscuirse en su fe religiosa”. Si la apelación al presidente de la República y a la Cámara no es escuchada, las autoridades de la Iglesia iraquí están dispuestos a recurrir a los máximos organismos de la Justicia internacional. A continuación, transcribimos el mensaje que Mar Sako envió a AsiaNews:
La votación de la asamblea de los diputados iraquíes, que se llevó a cabo el 27 de octubre de 2015, a favor de la Carta Nacional homogénea, ha generado un gran resentimiento entre los cristianos y entre otras minorías no musulmanas. Ella obliga a los menores de 18 años de edad a abrazar de manera automática la religión musulmana, en el caso de que al menos uno de sus progenitores decida convertirse al Islam (art. 26/2).
Es claro que cuando uno de los progenitores traiciona el vínculo con sus propios hijos, resulta inaceptable que esto implique que su contraparte sea privada de la posibilidad de respetar la promesa hecha, y de mantener su fe religiosa.
Adicionalmente, hemos respondido de manera teológica y científica a uno de los parlamentarios que ha expresado un parecer contrario al de nuestra solicitud. Él se ha expresado ante nosotros de manera irrespetuosa y faltando a la cortesía.
Esta manera de proceder está entre las más absolutamente discriminatorias, porque muestra una total indiferencia hacia los valores de la civilización iraquí, y hacia quienes son considerados como parte de los primeros ciudadanos de este país; todo esto reviste tanto una amenaza a la unidad de la nación como a su equilibrio social, al pluralismo religioso y al principio que prevé aceptar al otro en su diversidad, con su situación peculiar y la vida en común.
El voto favorable hacia dicha ley, expresado por los diputados, está en contradicción a cuanto está escrito en el Corán mismo, que indica en más de uno de sus versos, que no hay obligación alguna de abrazar una fe religiosa. Todo esto se contradice, al mismo tiempo, con el pensamiento de los más grandes teólogos musulmanes, entre los cuales queremos recordar al gran profesor Mostafa al Zalmi, quien escribe en un libro suyo: El Corán es la norma en base a la cual el niño sigue la religión mejor de uno de sus dos progenitores (2da Edición, Erbil 2011). Todos esto pisotea también más de una de las normas de la Constitución iraquí, como el artículo 3, que prevé: “Irak es una nación compuesta de etnias, religiones y denominaciones diversas”; y aún más, el artículo 37, en su punto 2: “El País garantiza la protección del individuo contra cualquier coerción de índole doctrinal, política o religiosa”; por último, en el artículo 42: “Cada individuo posee libertad de pensamiento, de conciencia y de ideología”. Y, como formamos parte de la comunidad internacional, esta ley es contraria a las normas sobre los derechos del hombre y a los tratados internacionales.
Apreciando a nuestros hermanos musulmanes, las ONGs y las delegaciones en defensa de los derechos del hombre en Irak, por la fuerte toma de posición a nuestro favor y por las protestas contra esta ley discriminatoria, queremos renovar nuestra contrariedad respecto a una Carta homogénea. Al mismo tiempo, queremos reivindicar el principio según el cual el menor debe mantener su propia religión de pertenencia, de modo que pueda decidir libremente la propia fe, de acuerdo a sus convicciones personales, al alcanzar la mayoría de edad. Finalmente, la religión es un aspecto que atiene la relación entre Dios y el hombre, y no debe ser vinculada a ninguna obligación.
Los miembros del parlamento harían mejor en preocuparse de que un individuo se vuelva un buen ciudadano, y no inmiscuirse en su fe religiosa. Por esto, nosotros apelamos al presidente de la República de Irak, Fuad Masoum, para que vuelva a enviar la ley a la Cámara de Diputados a fin de que ellos puedan modificarla; al mismo tiempo, exhortamos a los diputados a asumir su responsabilidad, para que verdaderamente creen condiciones de justicia e igualdad entre todos los ciudadanos iraquíes. Y por último, queremos afirmar con fuerza que, en caso de aplicarse esta ley, haremos escuchar nuestra voz a nivel internacional, y haremos de modo que la Asamblea de Diputados tenga que responder por esto ante el tribunal internacional.
* Patriarca de Babilonia de los caldeos y presidente de la Conferencia Episcopal iraquí
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