22/12/2022, 12.24
IRAK
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Patriarca caldeo: la Navidad cura el "sufrimiento" del mundo, tanto en Irak como en Ucrania

de Louis Raphael Sako*

En la homilía de la misa de medianoche, el patriarca caldeo recuerda las crisis "cada vez más graves" que aquejan al mundo: divisiones, conflictos e injusticias. El tema de las "minorías" que están "cada vez más oprimidas" junto con los "desplazados" a causa de la guerra. La reconstrucción de Irak a partir de sus orígenes y valores, para recuperar la confianza en el "tejido social".

 

Bagdad (AsiaNews) - La Navidad llega "en un momento en que el mundo está sufriendo" por crisis "cada vez más graves" como la "guerra mortal" entre Ucrania y Rusia, y también por las "divisiones, conflictos e injusticias" en muchas partes del mundo, como Irak, Siria, Líbano, Palestina y Yemen. Este es el punto de partida de la homilía para la misa de medianoche del primado caldeo, el cardenal Louis Raphael Sako, a los sacerdotes y fieles del país árabe y de la diáspora del mundo, que fue enviada en anticipo a AsiaNews. El cardenal recuerda "especialmente a las minorías" cada vez más oprimidas, sometidas a la violencia y el despojo, así como a los "desplazados" por los conflictos alimentados por "posiciones e intereses contrapuestos". Sin embargo, el nacimiento de Cristo "enseña la fe" gracias a la "presencia continua de Dios en medio de nosotros", una presencia que es "eterna" en el amor y la misericordia.

A la misa de medianoche, anticiparon fuentes del patriarcado, asistirám el presidente de la República Abdul Latif Rashid, el primer ministro Muhammad Shia'a al Sudani y personalidades institucionales y religiosas cristianas y musulmanas. Será un momento de recogimiento y unidad ante el riesgo de una nueva deriva extremista, como demuestran los atentados de los últimos días. “Irak -observa el primado caldeo- es un país de civilización, de cultura y de gloria, con grandes personalidades de todas las religiones. Es hora de volver a nuestros orígenes y nuestros valores, de construir confianza en el tejido social y de educarnos para aceptar la diversidad”. A continuación ofrecemos el mensaje completo del cardenal Sako:

La Navidad es un proyecto teológico en el plano de la fe, del ser humano y de la vida, que ayuda a la persona a recuperar los valores espirituales y morales para vivir en el amor y la paz con los demás.

La Navidad no es solo la celebración del aniversario de algo que ocurrió hace dos mil años o un evento folclórico con cierto atractivo superficial, como las decoraciones, los regalos y las visitas. La Navidad nos enseña -a través de la razón y de la fe- la presencia continua de Dios entre nosotros, una presencia eterna con su amor y su misericordia. Un himno de Navidad dice: "Cuando mi alma se disuelve en el ser de Dios, estoy en Navidad". Cristo vino a unirnos y a acercarnos, para construir nuestras relaciones en un espíritu de fraternidad y tranquilidad. Acojámoslo entonces con espíritu nuevo para alcanzar la plenitud de los valores humanos y espirituales que Él nos enseñó. No dejemos que la fiesta pase como un día más del calendario, como dijo el Papa Francisco hace tres semanas en el Ángelus.

La Navidad no terminará y la esperanza en una nueva humanidad capaz de vivir en paz, amor y perdón sigue siendo un deseo vivo en el corazón de todo ser humano: "En la noche de Navidad el odio desaparece, la tierra florece, se elimina la guerra, el amor germina". Esta esperanza debe continuar. Es triste que esta Navidad llegue en un momento en que el mundo sufre crisis cada vez más graves como la guerra sangrienta entre Ucrania y Rusia, con divisiones, conflictos e injusticias en Irak, Palestina, Siria, Líbano y Yemen, donde los ciudadanos, y especialmente las minorías, se encuentran oprimidas, son objeto de violencia y despojos, pobres y desplazadas, debido a los conflicto y a las posiciones e intereses contrapuestos.

El mundo entero debe darse cuenta de que las guerras son fracasos y los conflictos solo producen pérdidas; esta forma de hacer las cosas debe terminar y hay que buscar el diálogo a través de la diplomacia para resolver los problemas. Además, las personas perversas deben darse cuenta de que el mal no durará y que Dios les pedirá cuentas. Sólo el bien permanece y, aunque sea pequeño, siempre es una bendición.

Jesús vivió lo mismo que hoy estamos viviendo: personalidades religiosas judías como Anás y Caifás lo atacaron; políticos como el rey Herodes y el gobernador romano Pilatos le temían y tomaron medidas para eliminarlo y crucificarlo. Sin embargo, Dios lo resucitó de entre los muertos, y por eso nuestros hermanos musulmanes lo llaman “Jesús el Viviente”.

Nuestros miedos y nuestros deseos encuentran en el nacimiento y la resurrección de Cristo la esperanza en un final feliz: "Cuando llenamos nuestro corazón de esperanza, estamos en Navidad". Esta esperanza debe dar fuerza a los corazones de los buenos y unir sus esfuerzos para poner fin al sufrimiento de la gente construyendo un mundo mejor, donde todos los ciudadanos, independientemente de su color, sexo o religión, vivan con dignidad, libertad y orgullo.

La Navidad nos enseña a ser operadores de paz, de caridad, de defensa de los oprimidos, de ayuda a los huérfanos, las viudas y los pobres, y no podemos crecer y desarrollarnos sin una vida espiritual, valores morales y la cooperación para restablecer la armonía en este mundo creado por Dios, que Él nos entregó para organizarlo, conservarlo y hacerlo prosperar.

Irak es un país de civilización, de cultura y de gloria, con grandes personalidades de todas las religiones. Es hora de volver a nuestros orígenes y a nuestros valores, de generar confianza en el tejido social y de educarnos para aceptar la diversidad y consolidar la convivencia y la lealtad a la patria que abraza a todos bajo la regla de que todos los ciudadanos son iguales. Este proyecto no es solo trabajo del primer ministro; los ciudadanos tienen una gran responsabilidad con su apoyo, cooperación y el esmero para proteger la unidad y la soberanía de la nación y su progreso, para que todos puedan vivir en paz y felicidad. Con toda honestidad, no hay otra manera. Oremos y digamos: Oh Señor de la paz, concede paz y estabilidad a nuestro país y a todo el mundo.

Feliz Navidad y feliz año nuevo. ¡Viva Irak!

* Cardenal, patriarca de Bagdad de los Caldeos

 

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