Patriarca caldeo: el Sínodo debería dedicar “especial atención” a las Iglesias orientales

La propuesta del card. Sako desde la sede provisoria en Erbil, donde se encuentra tras la controversia con el Presidente de la República. La defensa de una comunidad cristiana que siente amenazada "su misma existencia". El camino sinodal debe abrir un "nuevo horizonte". El cardenal estará en Marsella para celebrar la misa con el Papa Francisco.

Erbil (AsiaNews)- El Sínodo, el Papa Francisco y los dicasterios romanos “deberían prestar especial atención a las Iglesias orientales, cuna del cristianismo”, que “sienten amenazada su misma existencia”, afirmó el patriarca de Bagdad de los Caldeos, card. Louis Raphael Sako. su objetivo es llamar la atención sobre la actual situación de crisis de la Iglesia iraquí en vistas de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar del 4 al 29 de octubre de 2023 en el Vaticano. "Espero también que la Iglesia -añade el cardenal en el texto publicado con su firma en el sitio web del patriarcado caldeo- desempeñe un papel profético y vital en la creación de un mundo más humano, pacífico, justo y digno".

Como recuerda el mismo patriarca en su carta, él escribe desde Erbil y "lejos de la sede de Bagdad" debido a los hechos de público conocimiento que en las últimas semanas lo enfrentaron con el jefe de Estado y a una facción de autodenominados milicianos cristianos, que desde hace tiempo quieren conseguir la destitución del cardenal. El patriarca Sako espera "una verdadera renovación" de la vida de la Iglesia, de su actividad y de sus objetivos, con la participación "activa" de los fieles, sin anular la participación "colegial" de la jerarquía eclesiástica. "Las esperanzas de los fieles cristianos -observa- están centradas en que el 'camino sinodal' abra un nuevo horizonte [...] reforzado por la cohesión teológica, administrativa y pastoral, en perfecta armonía con la misión esencial de la Iglesia y el 'espíritu sinodal'".

A mediados de julio el card. Sako trasladó temporalmente la sede patriarcal de la capital iraquí a Erbil, en el Kurdistán iraquí, en respuesta a la decisión del presidente de la República de anular el decreto que reconocía su función y su autoridad. Resulta sorprendente la decisión del jefe de Estado, Abdul Latif Rashid, que en la práctica ha desautorizado una tradición centenaria atacando a la máxima autoridad católica iraquí. Esa autoridad también es responsable de la gestión del patrimonio y los bienes de la Iglesia, y precisamente esta sería la cuestión de fondo: el control de las propiedades es el objetivo del autodenominado líder cristiano "Rayan el Caldeo" y las milicias pro iraníes que lo apoyan (una variopinta galaxia que incluye a chiítas , cristianos, sunitas y otros), que constituyen una amenaza para la paz y la convivencia de toda la nación. En respuesta a los ataques, el cardenal trasladó la sede patriarcal a Erbil y no descartó un boicot contra las próximas elecciones.

En su reflexión con vistas al Sínodo, el card. Sako -que estará presente en Marsella el 23 de septiembre en la misa del Papa Francisco con motivo del encuentro sobre el Mediterráneo y en presencia de unos 60.000 fieles- espera que sea un tiempo para "caminar juntos". "En estos momentos de inestabilidad, de dificultades de la cultura actual en temas difíciles, especialmente por el imperio del liberalismo laicista", añade, la Iglesia y el Papa deben iniciar un "proceso de autorrenovación". Sin embargo, hay que preservar fielmente el depósito de la fe y la moral básica. Es necesario distinguir - advierte el cardenal - entre lo que es real y expresa el espíritu que no se puede abandonar, y lo que es inmediato-práctico, lo que depende de las condiciones de tiempo y espacio, que se debe actualizar".

"El Sínodo debería dar prioridad al anuncio (del Evangelio) a la luz de los signos de los tiempos", afirma el card. Sako, para que "la Iglesia pueda presentar la fe a todos con claridad, con un lenguaje comprensible, con un estilo diferente y con nuevas formas". Por último, hay que abordar las cuestiones de la liturgia para la celebración de los sacramentos y de una mayor participación, "para hacer que algunas estructuras sean más eficientes y menos burocráticas, a fin de que los cristianos -concluye- se sientan en su casa, tengan su propio rol y no se sientan marginados".