Patriarca Sako: Un Pacto nacional, contra el extremismo y la violencia
La propuesta del cardenal caldeo fue presentada al presidente de la República, al Primer ministro y al presidente del Parlamento. Esta se funda en la ciudadanía, el derecho y las instituciones. Soberanía, seguridad y economía son sus “directrices”. Una base común, para superar las tensiones y divisiones, favoreciendo la reconciliación.
Bagdad (AsiaNews) - Un “Pacto nacional”, como terreno para un trabajo en común, entre las distintas almas que animan el país: chiitas y sunitas, cristianos y musulmanes, fundado en la soberanía, la seguridad y la economía, para superar las divisiones, la violencia y el extremismo que han dejado un Irak ensangrentado. Es la propuesta del primado caldeo, el Card. Louis Raphael Sako, presentada en un mensaje publicado ayer en el sitio del patriarcado caldeo y enviado a AsiaNews para su conocimiento. La solución a los problemas debiera ser interna, advierte el prelado, y partir de un documento que sirva de “compromiso” para todas las partes implicadas en la casusa, dando vida a un Estado que se funde “sobre la ciudadanía, el derecho y las instituciones”.
A continuación, presentamos el mensaje del patriarca Sako.
Por un pacto nacional
Excmo. Sr. Presidente de la República de Irak.
Sr. Iraq Barham Salih,
Me dirijo a Usted para solicitar su consideración de la propuesta detallada bajo el título “Pacto Nacional”, que podrá ayudarnos a salir del actual estado de crisis. La atención de esta propuesta se centra en algunas importantes “directrices” como son la soberanía, la seguridad y la economía, que debieran proteger nuestra patria y preservarla en su unidad.
Ya que estoy entusiasmado por el resurgimiento de Irak como “cuna de la civilización” hago un llamamiento a las tres presidencias a fin de puedan abogar por un encuentro al estilo de una “mesa redonda” en la cual las alianzas políticas y parlamentarias puedan reunirse para entablar un diálogo civil y responsable. Un encuentro cara a cara que deberá conducir a una reconciliación [nacional], al perdón y a la comprensión, marcando una neta distancia de las tensiones regionales e internacionales, de las diferencias y de la fragmentación. Hago presente que en el actual gabinete de gobierno, que aún permanece incompleto, hay roles clave que continúan vacantes, y las personas aún esperan que le sean garantizados sus servicios esenciales (como electricidad, agua, etc.)
Por cierto, la solución debiera ser interna; ello significa que los iraquíes debieran resolver sus problemas por sí mismos. Y es posible hacerlo, basándose en la buena voluntad y encomendándose a un “Pacto Nacional” fundado sobre la soberanía, la seguridad, la economía, el interés de la nación y su unidad. Un documento de esta naturaleza servirá como “compromiso” para todas las partes en la causa, permitiéndoles construir, de una manera sana, un Estado que se funde sobre la ciudadanía, el derecho y las instituciones. Una nación que deje a un lado el concepto de las cuotas (que alimentan el sectarismo) y las disputas sobre el poder [centradas en el dinero]. Al mismo tiempo, es igualmente importante eliminar el extremismo que debilita el Estado; que frena el progreso; que viola la dignidad de los ciudadanos; que retrasa la disponibilidad de servicios.
Los iraquíes de todas las etnias y religiones podrán, por tanto, “proceder en base” a este documento: respeto recíproco, coexistencia pacífica y solidaridad. En última instancia, ellos permanecerán firmes y resueltos, dispuestos a afrontar todas las dificultades que se puedan interponer y que podrían ser causa de alejamiento entre sí.
La unidad nacional no significa en absoluto la eliminación de la diferencias, de los distintos puntos de vista que es natural tener. Empero, ayudará a las personas a aceptarse y a vivir en armonía unos con otros. De este modo, seremos capaces de mantenernos al ritmo del mundo civilizado.
Espero que el Excelentísimo Sr. Presidente pueda compartir esta idea con el Primer ministro y con el Presidente del Parlamento.
* Patriarca caldeo de Bagdad y presidente de la Conferencia episcopal iraquí