Pasaron más de 20 años: los kirguisos siguen esperando la reforma de la policía

de Vladimir Rozanskij

El Presidente Zhaparov vuelve a plantear la cuestión. Tal como ocurría en la época soviética, los policías siguen siendo una fuerza "punitiva”. El dinero de las organizaciones internacionales sólo se gasta en actividades antidisturbios. Los oficiales están al servicio del poderoso de turno. El primer objetivo: aumentar las patrullas en las calles.

Moscú (AsiaNews) - Desde hace más de 20 años, la reforma de la policía es una asignatura pendiente en Kirguistán. El objetivo del proyecto es formar cuerpos policiales en los que la población pueda confiar. En los últimos días, quien retomó el tema fue el Presidente Zhaparov, en el marco de los objetivos fundamentales de la lucha contra la corrupción en el país.

Ya en 2002, el gobierno había declarado que la reforma de la policía era imprescindible: el 17 de marzo de ese año, unos milicianos abrieron fuego contra una multitud de manifestantes en la ciudad de Aksy; las víctimas defendían a un diputado detenido. Las autoridades solicitaron la colaboración de las organizaciones internacionales, desde la OSCE hasta la ONU, a fin de contar con la ayuda material y técnica que permitiera a la policía kirguisa luchar eficazmente contra la delincuencia y garantizar la seguridad a todos los niveles. Sin embargo, activistas humanitarios y civiles denuncian la falta de resultados concretos en este periodo de veinte años, y desde el Ministerio del Interior se quejan de la falta crónica de financiación adecuada.

La masacre de Aksy culminó con seis muertos y numerosos heridos, pero pareciera que la lección no bastó. El entonces presidente Askar Akaev había invitado a muchos expertos internacionales para cambiar el funcionamiento de la milicia, que sólo estaba acostumbrada a las tácticas de fuerza y a la represión. Según la activista Aziza Abdirasulova, los hábitos no han cambiado, y la policía sigue siendo un arma política que se interpone entre el pueblo y la casta gobernante: "Ha habido muchos otros derramamientos de sangre, y las facciones en el poder siempre se han sucedido con el uso de la fuerza, incluso en octubre de 2020, cuando parecía que la policía se había vuelto un poco más civilizada; la sociedad civil debe prestar mucha atención a esta cuestión."

Según los activistas, la falta de medios hace que no se puedan sostener programas de formación adecuados para los nuevos policías. Por otro lado, ya se ha vuelto crónica la costumbre de los políticos de utilizar a la policía para defender sus propios intereses partidistas. En muchos casos, las reformas se han limitado a cambios de nombre y de fachada, y como mucho a algunas expediciones de adiestramiento en Georgia o Turquía.

Como dice Aziza, "nos hemos quedado en una manera de concebir la policía propia de la época soviética, cuando era sólo un órgano punitivo. Y esto, a pesar de los millones de dólares donados por entes internacionales”; a modo de ejemplo, “la OSCE ha destinado al menos 20 millones, con los que han comprado las granadas cegadoras, los gases lacrimógenos y las balas de goma que se utilizan en las manifestaciones".

El presidente del Comité Social del Ministerio del Interior, Yalkun Daudov, repite que se necesitan muchos más fondos para conseguir resultados reales: "En Georgia, por ejemplo, se han invertido miles de millones de dólares en la reforma de la policía; se necesitan fondos muy importantes, no es un trabajo sencillo, y no sirve de nada seguir propinar puntapies a los policías acusándolos de todos los problemas sociales, mientras sus posibilidades son muy limitadas". Como explicó, en Biskek cada policía de barrio responde a 5-6 mil personas, y debido a los limitados recursos la escasez de personal es crónica y profunda. De hecho, los propios patrocinadores internacionales hasta ahora no han podido hacer una evaluación completa de los intentos de reforma.

El jefe de la oficina de prensa del ministro del Interior kirguiso, Tilek Otorov, trata de mostrarse un poco más optimista: "Últimamente hemos formado a los cuerpos de policía turística y continúa la digitalización de las oficinas de investigación, tenemos muchas más patrullas móviles y estamos completando poco a poco la base técnica y material necesaria; hemos dotado a los agentes de la calle de uniformes equipados con cámaras de vídeo, y hemos reformado las fuerzas dedicadas a la lucha contra el crimen organizado".