Pareja australiana en el Sínodo: La familia, Iglesia doméstica, de la cual la Iglesia puede aprender mucho
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Ron y Mavis Pirola se conocieron hace 57 años, y hace 55 están casados. Tienen cuatro hijos y ocho nietos, y han vivido un matrimonio hecho de alegría y lágrimas. Apostolado y oración, en comunión con otras parejas y con la ayuda de algunos sacerdotes, han desarrollado un "paradigma nupcial de la espiritualidad" que se basa en el "Evangelio enseñado a los hijos y aprender de ellos, porque viven plenamente". A los Padres sinodales han presentado experiencias concretas de acogida - en contra de las parejas homosexuales o divorciados - y los anima a aprender más del testimonio cristiano. En seguida todo su testimonio (Traducción por AsiaNews).
Hace unos 57 años, miré en una habitación y vi una hermosa joven. Con el tiempo nos conocimos y al final nos decidimos tomar un gran paso: dedicarnos uno al otro a través del matrimonio. Pronto descubrimos que vivir nuestra nueva vida juntos era extraordinariamente complejo. Al igual que todas los matrimonios hemos tenido momentos maravillosos y momentos de ira, frustración y lágrimas, con el temor persistente de un matrimonio fracasado. Sin embargo, aquí estamos, casados desde hace 55 años y todavía enamorados. Sin duda, es un misterio.
Esa
atracción sentida la primera vez y la fuerza que nos ha unido de una manera
continua era en base de una naturaleza sexual. Las pequeñas cosas que hicimos
uno para el otro, llamadas telefónicas y billetes de amor, la forma en que
planificamos nuestros días de acuerdo a las necesidades del otro y las cosas
que compartimos eran todas las manifestaciones obvias de la intimidad que nos
une.
Y cada uno de los cuatro hijos que llegaron fue una alegría emocionante, por
los que todavía agradecemos al Señor todos los días. Obviamente, la complejidad
de la crianza de los hijos ha traído grandes retos y grandes recompensas. Ha
habido noches en las cuales estábamos despiertos, preguntándonos dónde nos
equivocamos.
Nuestra fe en Jesús es importante para ambos. Vamos a misa juntos y miramos a la Iglesia como nuestra guía. De vez en cuando nos fijamos en los documentos de la Iglesia, pero nos parecía venir de otro planeta: escritos en un lenguaje difícil y no tanto relevante para nuestra propia experiencia.
En nuestro recorrido diario compartido, estábamos al principio influenciados por la participación de otras parejas casadas y algunos sacerdotes. En particular, a través de los movimientos de espiritualidad laical, como el Equipe Notre Dame y el Worldwide Marriage Encounter. El proceso consistió en una oración de escucha en las historias de los demás y la aceptación y afirmación en el contexto de las enseñanzas de la Iglesia. No se habla mucho de la ley natural, pero para nosotros, eran ejemplos de lo que más tarde el Papa Juan Pablo habría llamado uno de los mayores recursos de la Iglesia para evangelizar.
Poco a poco llegamos a comprender que la única cosa que distingue a nuestra relación sacramental cualquier otra buena relación centrada en Cristo es la intimidad sexual, y entendemos que el matrimonio es un sacramento físico que tiene su máxima expresión en esta forma de intimidad. Creemos que hasta cuando las parejas casadas no lleguen a respetar la unión sexual como parte esencial de su espiritualidad será extremadamente difícil apreciar la belleza de las enseñanzas como las de la encíclica Humanae vitae". Necesitamos nuevas formas y nuevos lenguajes para tocar los corazones de la gente.
Como lo sugiere el Instrumentum Laboris, la iglesia doméstica tiene mucho que ofrecer a la Iglesia en el sentido más amplio en el campo de la evangelización. Por ejemplo, la Iglesia siempre se debate entre la "tensión de apoyar la verdad" y la necesidad de expresar "compasión y misericordia. Las familias se enfrentan a esta tensión siempre.
Tomemos, por ejemplo, la homosexualidad. Algunos de nuestros amigos estaban planeando su reunión familiar en Navidad, cuando su hijo gay dijo que quería llevar a casa a su pareja. Ellos creían plenamente en la enseñanza de la Iglesia y eran conscientes de que a sus nietos les hubiera gustado ver acoger al hijo y a su pareja en la familia. Su respuesta se puede resumir en tres palabras: 'Es nuestro hijo'".
Qué gran modelo de evangelización para las parroquias que tienen que responder a situaciones similares en su distrito. Es un ejemplo práctico de lo que el Documento de Trabajo dice sobre el papel de la enseñanza de la Iglesia y su misión principal, que es para que el mundo conozca el amor de Dios. En nuestra experiencia, las familias, las iglesias en las casas, son a menudo patrón natural de "puertas abiertas de las iglesias"como mencionó Evangelii Gaudium.
Una amiga nuestra divorciada, dice que a veces no se siente plenamente aceptada en su parroquia. Sin embargo, ella asiste a misa con regularidad y con sus hijos. Para el resto de la parroquia debe ser un modelo de valor y compromiso frente a la adversidad. Es de la gente como ella que aprendamos a reconocer el hecho de que todos llevamos en nuestras vidas un elemento perturbador. Apreciar nuestra propia ruptura nos ayuda de una manera enorme para reducir nuestra tendencia a juzgar a los demás, es decir como una tonelada en la calle de la evangelización.
Conocemos una anciana viuda que vive con su único hijo. Tiene unos 40 años, el síndrome de Down y es esquizofrénico. Ella se preocupa por él de una manera edificante, y su único temor es quien se hará cargo de su hijo cuando ella no sea capaz.
Nuestras vidas son tocadas por tantas familias como éstas. Hay familias que tienen un conocimiento básico de lo que enseña la Iglesia. Pero siempre pueden beneficiarse de las lecciones y programas mejores. Sin embargo, la mayor parte necesitan ser acompañadas en su viaje, ser bienvenidos, saber que alguien escucha y finalmente confirma sus historias.
El Instrumentum Laboris nota como la belleza del amor humano refleja el amor de Dios, como dice la tradición bíblica a través de los profetas. Pero la vida de la familia es caótica y llena de drama. Sí, la vida familiar es "un desastre". Pero también lo es la parroquia, que es "familia de familias".
El Instrumentum Laboris se pregunta cómo "el clero [podría] estar mejor preparados para presentar los documentos de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia". Una vez más, una forma sería la de aprender de la Iglesia doméstica. Como dijo el Papa Benedicto XVI "sirve un cambio de mentalidad, sobre todo en relación con los laicos, pasando de considerarlos 'colaboradores' del clero a reconocerlos realmente "corresponsables" de la existencia y acción de la Iglesia, favoreciendo la consolidación de un laicado maduro y comprometido" . Pero esto también requiere un importante cambio de actitud por parte de los laicos.
Tenemos ocho hermosos, únicas nietos. Oramos por cada uno de ellos todos los días, porque todos los días estamos expuestos a los mensajes distorsionados de la sociedad moderna: incluso cuando caminan en la carretera para ir a la escuela, estos mensajes aparecen en carteles o en sus teléfonos inteligentes.
El alto respeto por la autoridad - padres, religiosa o secular - se ha ido por algún tiempo. Cuando sus padres han aprendido a entrar en la vida de los niños, a compartir valores y esperanzas y también para aprender de ellos a cambio. Este proceso - introducirse en las vidas de otras personas y aprender de ellos, a fin de compartir todo - está en el corazón de la evangelización. Según lo escrito por el Papa Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi "los padres no sólo comunican el Evangelio a sus hijos, sino que pueden recibir el mismo Evangelio profundamente vivido por ellos". Esta fue sin duda nuestra experiencia.
De hecho, presentamos la propuesta de una de nuestras hijas sobre el desarrollo de lo que ella llama "el paradigma nupcial para la espiritualidad cristiana", que se aplica a todos (ya sea soltero, célibe o casado) que quieren hacer del matrimonio el punto de partida para la comprensión de su misión. Tendría la sólida base bíblica y antropológica, y podría iluminar el instinto vocacional por el sentido de la intimidad y el deseo generatriz en cada persona.
Nos recordaría que cada uno de nosotros fue creado para una relación, y que el bautismo en Cristo significa pertenecer a su cuerpo, que nos lleva hacia Dios, que es comunión trinitaria de amor.
