Para los árabes, la democracia ‘debilita’ la economía; China como modelo
Estos son los resultados que arroja la encuesta de Arab Barometer, realizada a finales de 2021 y en los primeros meses de 2022 en siete naciones árabes y los Territorios. Según la opinión de la mayoría, la democracia no garantiza la estabilidad y el desarrollo. Cada vez hay más gente "frustrada" por las condiciones de vida y la peor situación se vive en el Líbano.
Beirut (AsiaNews) - Los árabes están perdiendo la confianza en el sistema democrático como pilar para garantizar la estabilidad económica y el desarrollo en Oriente Medio y el Norte de África. Es lo que se desprende de una encuesta encargada por la sección árabe de la BBC a expertos de Arab Barometer (vinculado a la Universidad de Princeton y al Center for Political Studies), que encuestó a casi 23.000 personas en nueve países de la región y en los Territorios Palestinos. La mayoría de los encuestados considera que en una democracia la economía es "más débil", lo que confirma un fracaso sustancial de las revueltas relacionadas con la Primavera Árabe.
Michael Robbins, director del Arab Barometer, uno de los coordinadores de la encuesta, que se realizó entre finales de 2021 y la primavera de 2022, confirma que ha habido un "cambio notable" en las opiniones sobre el valor de la democracia desde la última encuesta de 2018/19. "Cada vez hay más conciencia de que la democracia no es una forma de gobierno perfecta", señala. Por otro lado, crece el número de personas que "pasan hambre, se procuran el pan y sienten frustración por el sistema en el que viven".
En todos los países que participaron del estudio, más de la mitad de los encuestados dicen estar más preocupados por la "eficacia" de las políticas gubernamentales que por la forma de gobierno, que resulta ser menos importante. En siete naciones y en los Territorios Palestinos, más de la mitad cree que su país necesita un líder fuerte, con autoridad y carismático que pueda "romper las reglas", si es necesario, para ejecutar proyectos y garantizar el desarrollo.
La cuestión económica representa el mayor desafío, seguido de la corrupción, la inestabilidad política y social y la pandemia de Covid-19. Sólo en dos países la economía no es una prioridad o no es la cuestión más crítica: Irak, donde los ciudadanos están más preocupados por la corrupción, y Libia, donde el elemento clave es la inestabilidad.
En todos los países encuestados, al menos una de cada tres personas afirma que en el último año se quedaron sin alimentos antes de tener dinero suficiente para comprar más. La lucha por poner comida en la mesa es más aguda en Egipto y Mauritania, donde más del 65% de los encuestados manifiesta que suele pasar situaciones de privación o necesidad. La encuesta se elaboró en gran medida antes de la invasión rusa de Ucrania en febrero, que agravó aún más la inseguridad alimentaria en toda la región, especialmente en Egipto, Libia y Túnez, que dependen en gran medida de las exportaciones de grano de la zona en conflicto.
Los expertos dedican un apartado especial al Líbano, que ocupa el último lugar entre todos los países analizados. Menos del 1% de los libaneses encuestados dice que su situación económica actual es "buena". Al referirse a Beirut, el Banco Mundial describió la crisis económica como "una de las más graves" desde mediados del siglo XIX. En general, la mayoría de la gente no espera que la situación mejore en los próximos años, y menos de un tercio de los encuestados confía en un cambio de rumbo positivo en los próximos tres años. El futuro es "incierto", concluye Robbins, y los ciudadanos de la región pueden verse tentados a buscar sistemas políticos "alternativos", como el modelo chino, un sistema autoritario de partido único, que, a juicio de los encuestados, "sacaría a un gran número de personas de la pobreza". Y es este "desarrollo rápido" lo que "muchos buscan".