Para los activistas, el 2015 fue el peor año para los derechos humanos en China
El Chinese Human Rights Defender publica su informe anual sobre la situación de la libertad en el país. El año pasado se produjeron más casos de violaciones de derechos humanos que en la suma de los tres años anteriores. Se trata ahora, escriben los autores, de una "característica de la presidencia de Xi Jinping".
Beijing (AsiaNews) - El 2015 se caracterizó por una terrible campaña de persecución contra los defensores de los derechos humanos. Este trato social se ha convertido en una característica de la presidencia de Xi Jinping, quien concluyó su tercer año en el poder. Lo escribe el Chinese Human Rights Defender (CHRD) en último informe anual sobre la situación de la libertad en China. El título es emblemático “Demasiado arriesgado llamarse defensor”.
El año que acaba de terminar, señalan los autores, pasará a la historia como el peor para los abogados que trabajan en el campo de los derechos humanos. En julio pasado, Beijing detuvo a más de 300 personas entre activistas y abogados, quienes a continuación siguieron detenidos sin mediar cargos formales contra ellos. De lo que resulta que al mes de febrero del año 2016 aún hay 22 personas que permanecen "bajo custodia": de éstas, 19 fueron detenidas. Todas ellas, con la excepción de tres, fueron detenidas por acusaciones de índole política.
Para tratar de frenar las críticas provenientes de la comunidad internacional y de la franja liberal de la sociedad, la administración de Xi ha desarrollado algunas leyes draconianas que "legitiman" la persecución de activistas, opositores y líderes religiosos (específicamente afectados en regiones de minoritarias étnicas). Estos incluyen la Ley de Seguridad Nacional, aprobada en julio, y la novena modificación de la Ley Penal, aprobada en agosto.
El informe del CHRD se centra en tres áreas de acción en las que China "debe mejorar enormemente ": el derecho a la libertad de llevar a cabo asambleas de manera pacífica, la libertad de expresión y la libertad de asociación. Un capítulo aparte es dedicado al uso "generalizado" de las torturas en las prisiones chinas: Beijing debe escuchar a la ONU, que la ha condenado en repetidas ocasiones por esto, y dejar de garantizar la impunidad a los torturadores.
El texto también presenta diversas informaciones estadísticas, basadas en casos documentados que involucran a grupos o individuos que participan en la defensa de los derechos humanos. Cuando se compara con los tres años anteriores, resulta que el 2015 ha visto en 12 meses más casos individuales de "delitos políticos" que en la suma de todo el periodo anterior. Al menos 22 activistas de derechos humanos fueron detenidos por "incitar a la subversión", el mismo número que los tres años anteriores sumados. Luego hay 11 casos de detenciones por "subversión", y esto sólo considerando el mes de enero de 2016, lo cual es representa más de los que se verificaron entre 2012 y 2014.
En 2015 más de 700 activistas han sido detenidos sin cargos y mantenidos en prisión durante al menos cinco días, en una clara violación de los derechos civiles. En 2014, escriben los investigadores, los casos documentados fueron 952: pero dicha disminución sólo puede explicarse con una mayor restricción en el acceso a información judicial. Y en todo caso, en el año 2015 se incrementó el número promedio de días de detención así como la gravedad de los cargos criminales.
Al presentar el informe, el CHRD plantea algunos reclamos al gobierno chino. Entre ellos, el fin de la persecución y la liberación de los activistas de derechos humanos, presos por motivos ideológicos; el fin de la larga detención preventiva, que es contraria a la legislación nacional; la retirada del artículo 73 del Código de Procedimiento Penal, que permite el "arresto domiciliario" en lugares elegidos por la policía.
