'Papúes occidentales, ex detenidos en Manus o desplazados internos: dignidad para todos los refugiados'
Llamamiento de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón con motivo del Día Mundial del Refugiado. En las últimas semanas han llegado a Vanimo otras 10 familias de las provincias fronterizas de Indonesia, que se suman a las 12 mil que llegaron en los últimos 30 años. Se ha pedido al nuevo gobierno australiano asistencia médica para los 104 ex deportados a la isla de Manus que todavía se encuentran en el país.
Port Moresby (AsiaNews) - Con motivo del Día Mundial del Refugiado que se celebra hoy, la Conferencia Episcopal de Papua Nueva Guinea y las Islas Salomón ha hecho pública esta carta de su secretario, - el padre Giorgio Licini, misionero del PIME - sobre las diferentes caras de este fenómeno en Papúa Nueva Guinea y las intervenciones urgentes que se necesitan.
Hoy se recuerdan en todo el mundo las historias y los viajes de un grupo especial de personas que viven entre nosotros. El 20 de junio de 2022 es el Día Mundial del Refugiado. En Papúa Nueva Guinea nos reunimos para reconocer a los refugiados que viven entre nosotros. Tenemos refugiados de Papúa Occidental que se encuentran en Papúa Nueva Guinea desde hace más de treinta años. Tenemos solicitantes de asilo que fueron traídos a Papúa Nueva Guinea desde Australia en 2013. Y tenemos también refugiados y solicitantes de asilo provenientes de otros varios países, como Pakistán, Bangladés y Ecuador, que llegaron individualmente en busca de seguridad en Papúa Nueva Guinea.
Para ayudar a estas personas, la Conferencia Episcopal Católica y las respectivas diócesis, junto con las ONG que comparten la misma atención y los organismos públicos competentes, estamos uniendo fuerzas a fin de sensibilizar a la opinión pública, pero sobre todo para aumentar la visibilidad de su situación, a fin de que que las autoridades responsables emprendan acciones adecuadas y humanas para poner fin a sus sufrimientos y darles la esperanza de esa vida mejor que todos merecemos.
PAPÚES OCCIDENTALES. Hay cerca de 12.000 melanesios provenientes de Papúa Occidental que viven hoy en Papúa Nueva Guinea, principalmente en el Distrito Nacional de la capital (NCD), en las provincias occidentales y en la de Sandaun. En esta ocasión, quisiera pedir al Gobierno de Papua Nueva Guinea que tome medidas razonables con acciones concretas para facilitar su integración en nuestra sociedad. Quiero señalar algunas de las principales y prolongadas barreras que continúan impidiendo que los habitantes de Papúa Occidental se integren de manera significativa en la sociedad de Papúa Nueva Guinea. Entre estas, la demora de los trámites para el reconocimiento de su estatus, la falta de documentos de identidad emitidos por el gobierno y, sobre todo, las concesiones de tierras. En Port Moresby, más de 200 familias viven en asentamientos ilegales con la amenaza inminente de desalojo. De hecho, algunas de ellas han sido desalojadas cinco veces de un lugar a otro, y finalmente se las autorizó a ocupar abusivamente un terreno abandonado en Rainbow, en el suburbio de Gerehu. Es una historia dolorosa, así como es doloroso sacar a los niños de la escuela, quedarse sin comida durante días y dormir con el frío en los parques.
En Vanimo, diez familias llegaron desde Papúa Occidental el 17 de noviembre de 2021. Su situación requiere una intervención rápida y decidida por parte del gobierno. Después de ser rechazados en algunas aldeas debido a la preocupación relacionada con la competencia por los recursos locales, ahora les dieron permiso para establecerse temporalmente. Sin embargo, la reacción del gobierno sigue siendo muy lenta, estas personas siguen siendo vulnerables y están expuestas a riesgos mayores. La falta de una adecuada asignación de tierras y acuerdos legales ha hecho muy difícil la vida de los papúas occidentales. Además, el campo de refugiados de Iowara en la provincia occidental necesita estar mejor conectado por carretera con el resto de la provincia y con la ciudad de Kiunga.
EL ACUERDO DE REASENTAMIENTO REGIONAL DE 2013. De los 1.523 hombres trasladados por la fuerza a la isla de Manus desde Australia en 2013 en virtud del Acuerdo de Reasentamiento Regional, 104 todavía se encuentran en Papua Nueva Guinea, principalmente personas de ascendencia medioriental y asiática. Hay una especial y extrema preocupación por los ancianos y una decena de personas con diversos problemas crónicos de salud, cuyas condiciones pronto los hundirán en la más absoluta desesperación e indigencia física. Para ellos hemos pedido específicamente al nuevo gobierno australiano que abra un nuevo corredor de asistencia médica (Medivac) para abordar adecuadamente los problemas de salud mental, pero también afecciones cardiovasculares, fracturas óseas, enfermedades de la piel, etc.
DESPLAZADOS INTERNOS. Dentro del país hay personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares por prácticas y denuncias de brujería, conflictos, desastres naturales y, cada vez más, debido a los efectos del cambio climático y el aumento del nivel del mar. Estas personas también necesitan nuestra ayuda. Necesitan nuestras oraciones y nuestra solidaridad. Para ser un gobierno y una sociedad responsables, no debemos excluir a aquellos que necesitan nuestra ayuda, aquellos que no pueden mantenerse por sí mismos y aquellos que han perdido sus medios de subsistencia. El gobierno y todas las partes interesadas, incluyendo las Iglesias, deben trabajar juntos por estas personas. Para alcanzar la prosperidad y una vida plena debemos caminar todos juntos. El 7 de junio de 2022, en Madang, lanzamos la asociación Catholic Safe House con el apoyo de Caritas Australia, con la idea de aumentar el número (actualmente una media docena) de lugares donde las víctimas de la violencia relacionada con la brujería pueden encontrar refugio. y apoyo.
TRABAJADORES MIGRANTES. Tampoco debemos perder de vista a quienes vienen a trabajar a nuestro país. Los trabajadores migrantes ofrecen importantes recursos de habilidades y mano de obra que necesitamos como país para crecer. Los sectores de la industria maderera, la pesca y el comercio minorista albergan un gran número de trabajadores migrantes. Son parte integrante de nuestro pueblo y nuestras comunidades. Debemos cuidarlos, acogerlos y aprender de ellos. Pero también esperamos que respeten nuestras leyes y nuestra cultura. Si infringen nuestras leyes, se les debe garantizar un trato humano dentro de los límites establecidos por las propias leyes para las sanciones. La detención arbitraria o la impunidad no deben ser formas de tratar a los migrantes que violan nuestras leyes. Somos un país construido sobre una constitución que tiene sus raíces en el cristianismo y los principios democráticos.
TRÁFICO DE SERES HUMANOS. Antes de concluir, quisiera recordarle al gobierno y a todos nosotros que estemos atentos a la trata de personas. El tráfico de seres humanos adopta diferentes formas y ocurre todos los días en nuestras comunidades, lugares de trabajo, zonas industriales, entre diferentes provincias y en las fronteras internacionales. Cualquiera puede ser víctima de la trata de seres humanos, pero sobre todo afecta a las personas vulnerables, como los niños. Las mujeres, los hombres, los niños, las niñas y los ancianos pueden convertirse en víctimas de la trata de personas. Es un delito grave, muchas veces no fácil de reconocer porque se lleva a cabo en formas sutiles. La trata con fines de explotación sexual se está volviendo común en los centros urbanos de Papúa Nueva Guinea a medida que los niveles de vida se han vuelto más caros. Las víctimas de abusos contra los derechos humanos y sus familias son más vulnerables a la explotación o la trata.
El lema del Día Mundial del Refugiado de este año, "Quien sea. Donde sea. Cuando sea. Toda persona tiene derecho a buscar protección", nos recuerda que nos necesitamos unos a otros. Buscamos seguridad a través de los demás y a través del gobierno que nosotros mismos hemos establecido para protegernos. Los refugiados, los desplazados internos, los trabajadores migrantes y las víctimas de la trata de personas necesitan la protección y el apoyo del gobierno y de aquellos que tienen la posibilidad de tomar decisiones por la gente.
* secretario general de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón