Papa: “una vergüenza de nuestra sociedad” el fenómeno de los niños y de las mujeres obligados a vivir en la calle.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Es “una vergüenza de nuestras sociedades” el fenómeno de los niños y de las mujeres “que tienen como principal ambiente de vida en la calle”, personas a menudo explotadas por organizaciones criminales y fruto “de la corrupción difundida y búsqueda de ganancias a toda costa”. Una realidad frente a la cual la Iglesia “no puede callar”, porque “ningún niño elige por su cuenta el vivir en la calle” y “nadie puede permanecer inerte frente a la urgente necesidad de salvaguardar la dignidad de la mujer”. Lo denunció el Papa Francisco que esta mañana recibió a los participantes al Simposio internacional sobre la Pastoral de la calle, promovido por el Pontificio consejo de la pastoral para migrantes e itinerantes.
“Las realidades, a veces muy tristes, que vosotros encontráis- les dijo- son causadas por la indiferencia, la pobreza, la violencia familiar y social y por la trata de las personas humanas. Además no falta el dolor por las separaciones conyugales y el nacimiento de niños fuera del matrimonio, destinados a menudo a una vida “vagabunda”. Los niños y las mujeres de la calle no son números, no son “paquetes” de intercambio: son seres humanos con nombre propio y un rostro propio, con una identidad donada por Dios a cada uno de ellos”.
“Ningún niño elige por su cuenta vivir en la calle. Lamentablemente, también en el mundo moderno y globalizado, a tantos niños se les roba la infancia, de sus derechos, de su futuro. La falta de leyes y de estructuras adecuadas contribuyen en agravar su estado de privación: les falta una verdadera familia, falta de educación y de asistencia sanitaria. Cada niño abandonado u obligado a vivir en la calle, se convierte en una presa de las organizaciones criminales, es un grito que sube a Dios, el Cual ha creado al hombre y a la mujer a su imagen; es un grito de acusación contra el sistema social que de hace decenio criticamos pero que nos cuesta cambiar según los criterios de justicia”.
“Es preocupante ver en aumento el número de las jóvenes muchachas y de las mujeres que son obligadas a ganarse la vida en la calle, vendiendo su propio cuerpo, explotadas por organizaciones criminales y a veces por parientes y familiares. Tal realidad es una vergüenza de nuestras sociedades que se vanaglorian de ser modernas y de haber alcanzado altos niveles de cultura y de desarrollo. La corrupción difundida y la búsqueda de ganancias a toda costa, privan a los inocentes y a los más débiles de posibilidad de una vida digna, alimentando la criminalidad de la trata y las otras injusticias que pesan sobre sus espaldas. ¡Nadie puede permanecer inerte frente a la urgente necesidad de salvaguardar la dignidad de la mujer, amenazada por factores culturales y económicos!”.
“La Iglesia- dijo aún- no puede callar, las instituciones eclesiales no pueden cerrar los ojos frente al nefasto fenómeno de los niños y mujeres de la calle. Es importante involucrar las diversas expresiones de la comunidad cristiana en los varios países con el fin de remover las causas que obligan a un niño o a una mujer a vivir en la calle o procurarse vivir en la calle. Nosotros no podemos jamás evitar de llevar a todos, en modo particular a los más débiles y desventajados, la bondad y la ternura de Dios, Padre misericordioso. La misericordia es el acto supremo con el cual Dios se nos acerca, es el camino que abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre”.
23/12/2015
